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Un teléfono celular | Foto: Shutterstock
Un teléfono celular | Foto: Shutterstock

Mujer no corta el teléfono y su esposo accidentalmente escucha su conversación - Historia del día

Mayra Pérez
24 feb 2022
18:20

Con mucha frecuencia, Jeremías se ausentaba por su trabajo y su esposa se quedaba sola en casa. Por accidente, un día escuchó una conversación entre ella y su amiga, y quedó desconcertado ante lo que esa mujer insinuaba.

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“Está bien, cariño. Hablamos más tarde”, dijo Jeremías. Aún con el teléfono en su mano, miró alrededor de su habitación de hotel. Había estado conversando con su esposa Clara, a la que extrañaba muchísimo.

Se había tenido que ausentar por viajes de negocios durante mucho tiempo. Él quería darle a su esposa la mejor vida posible y trabajaba duro para lograrlo. También habían estado intentando tener hijos durante mucho tiempo sin éxito, pero no habían perdido la esperanza.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

La pareja había conversado acerca de la posibilidad de adoptar si los hijos no venían en forma convencional. De cualquier manera, se convertirían en padres en algún momento y completarían la familia que deseaban.

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La noche en cuestión, Clara estaba en su hogar con su amiga, Helena. Después de despedirse de su esposo, creyó haber colgado la llamada, pero no fue así. Al otro lado de la línea, Jeremías todavía podía escucharla.

Estaba a punto de colgar cuando oyó que Helena preguntaba por él.

“¿Cómo está Jeremías?”, preguntó Helena.

“Oh, está de viaje por la costa, así que estoy seguro de que le va bien. El clima debe ser tan delicioso en esta época del año allí”, respondió Clara, y Jeremías pudo escuchar la sonrisa en su voz.

“¡Qué maravilla!… Estoy celosa. Toda esa gente hermosa, el sol, la playa… bueno, debe ser increíble”, continuó Helena.

“Sí, debe ser divertido”, afirmó Clara.

“¿No te preocupa?”, preguntó su amiga.

“¿Qué quieres decir?”, quiso saber Clara.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Bueno, toda esa gente hermosa, Clara. ¿Qué pasa si Jeremías está ahí fuera y… ya sabes…?”.

“¿Estás loca?”, respondió Clara, indignada, a su amiga. Su esposo lograba escuchar cada detalle de la conversación.

“No es una idea loca, Clara. Jeremías se va un millón de veces de viajes de negocios y ha estado un montón de veces en la costa últimamente, ¿no?”, insinuó Helena.

Jeremías no podía creer lo que oía. Estaba sugiriendo que él engañaba a su esposa.

“No, Helena. Jeremías no me engaña. Estoy segura de que no”, lo defendió su esposa, y Jeremías sonrió.

“No estaría tan segura con un hombre”, dijo Helena, beligerante.

“Por favor, ¿podemos hablar de otra cosa?”, rogó la mujer, y cambiaron de tema.

Jeremías cortó la llamada en ese momento. No quería escuchar más a esa horrible mujer. Pero estaba contento de que Clara lo hubiera defendido y confiara en su fidelidad sin ninguna duda.

Cuando llegó a su casa dos semanas después, le llevó a su esposa algunos regalos y un gran ramo de flores. A ella pareció gustarle, pero su actitud era un poco distante.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Jeremías se dio cuenta de que las sospechas de Helena habían logrado entrar en su mente. Su sensible esposa las había tomado en serio. No tenía idea de qué más le había dicho esa mujer aquella noche. Pero era hora de llegar al fondo del asunto.

“Clara, tenemos que hablar”, dijo Jeremías finalmente, cuando se sentaron a cenar.

“Oh”, dijo, levantando la vista de su plato y levantando las cejas. “¿Qué pasó?”.

“Cariño, lo siento mucho, pero…”

Clara interrumpió e hizo una pregunta impactante: “¿Estás rompiendo conmigo?”.

“¿Qué? Clara, ¿qué dices? ¡Por supuesto que no!”.

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“¿Me estás engañando?”, espetó.

“¡NO! ¡Te quería decir que escuché esa conversación que tuviste con Helena! Se te metió en la cabeza, ¿verdad?”, preguntó Jeremías, exasperado.

“Oh… ¿Escuchaste eso? Entonces, ¿no me estás engañando o rompiendo conmigo?”, insistió en saber.

“¡Claro que no! ¡Eres el amor de mi vida!”, dijo, poniendo su mano encima de la de ella sobre la mesa.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

“Me tranquiliza mucho saberlo”, respiró Clara y sonrió torpemente. “Ahora, ¿de qué querías hablar?”.

“Te iba a comentar que había escuchado lo que dijo Helena. Corté la llamada cuando me defendiste. Pero por tu actitud desde que llegué, supuse que podrías haber empezado a dudar”, explicó Jeremías, mirándola fijamente.

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“Bueno sí. Supongo que sus palabras me afectaron. Pero no debería haberla escuchado, suele ver el lado oscuro de todo. No debería seguir saliendo con ella, pero hemos sido amigas por muchos años”, respondió Clara.

“Sí, puede que tengas razón. En realidad si hay algo más que quería decirte. Creo que es hora de que exploremos la adopción…”

“¡ESTOY EMBARAZADA!”, gritó antes de que Jeremías pudiera terminar su oración.

“¿Qué? ¿DE VERDAD?”, preguntó, levantándose de la mesa y yendo al otro lado para abrazar a su esposa.

“Sí, no sabía cómo decírtelo, y te veías tan serio cuando llegaste. Lamento haberlo dicho así…”, continuó Clara, mirando a su esposo con dulzura.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“¡Eres la tonta más grande del mundo!”, dijo con ternura y la besó apasionadamente.

Después de eso, se olvidaron por completo del tema y se concentraron en disfrutar juntos el embarazo. Jeremías solicitó un cambio en el trabajo para evitar seguir viajando. Su prioridad a partir de ese momento fue estar con su familia y crear recuerdos que durarían para siempre.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Algunos amigos no son buenos consejeros. Helena sugirió que el esposo de Clara la estaba engañando a pesar de que no había evidencia de ello. Ella plantó una duda en la mente de su amiga que podría haber arruinado su matrimonio si la hubiera tomado en serio.
  • Ninguna cantidad de dinero justifica perder tiempo de estar con la familia. Trabajar y ganar dinero es esencial para sobrevivir, pero estar con tu familia hace que la vida valga la pena, así que el balance es esencial.

Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.

Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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