Anciano visita la tumba de su esposa todos los días y ve allí a un niño pequeño - Historia del día
Henry vio a un niño pequeño regando las plantas cerca de la tumba de su esposa, e intentó hablar con él. Al escuchar su historia, decidió hacer algo al respecto y esa decisión cambió sus vidas.
“Oye, chico. ¿Qué haces aquí?”, le preguntó Henry al niño que cuidaba las plantas de la tumba de Anastasia. Su amada esposa había fallecido hacía casi un año y desde entonces iba a diario al cementerio.
En algún momento, comenzó a ver a un niño visitando una lápida a unos metros de distancia. Estaba allí todos los días a pesar de su corta edad, y a Henry le parecía que era algo extraño.
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Sin embargo, asumió que la familia del pequeño debía estar cerca, o en su defecto sabrían que él estaba allí a menudo. Después de todo, no había edad para el dolor.
Él era un hombre mayor, afligido por la ausencia de su esposa, y el niño probablemente estaba sufriendo por alguien importante. Pero ese día notó que el pequeño estaba regando las plantas cerca de la lápida de su esposa y quiso saber por qué.
“He visto que viene aquí todos los días, señor, así que comencé a regar sus plantas también”, respondió el niño, señalando la tumba de la esposa de Henry.
“También sueño con ella todos los días, ¿sabe? Nunca la he visto, pero sé que es ella. Me toma la mano y sonríe”.
Henry se sorprendió, porque su hija Marga le había contado sobre un sueño en el que su madre sostenía la mano de un niño pequeño. Ella y su esposo tenían problemas de fertilidad y pensaba que el sueño significaba que pronto quedaría embarazada.
“Ese es un hermoso sueño. Dime, ¿cómo te llamas?”.
“David, señor”, respondió el niño.
“Bueno, gracias por esto, David. También noté que vienes aquí a menudo, pero no he visto a nadie más contigo. ¿Por quién estás aquí?”, quiso saber Henry.
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“Mi mami se fue al cielo. Tengo que venir a verla todos los días”, explicó David, y Henry asintió con la cabeza.
“Está bien, ¿te gustaría contarme más sobre ella? Te contaré sobre mi esposa, a quien también tengo que visitar todos los días”, ofreció el hombre mayor. El niño sonrió, se acercó a él y empezó a hablar de su madre.
El grabado en la lápida decía Míriam Harris y Henry se dio cuenta de que había sido la vecina de su hija Marga. Ella le había contado sobre su muerte después de una larga batalla contra el cáncer y cómo había dejado a su hijo con su padrastro.
“Qué situación tan triste”, pensó Henry. “Al menos, mi esposa y yo pasamos toda la vida juntos”.
Después de que David habló sobre su madre, Henry le preguntó sobre su padrastro. “Entonces, ¿tu padrastro te viene a recoger pronto?”.
“No”, respondió David agitado, lo que hizo que Henry frunciera el ceño.
“¿Por qué no?”.
“Él no me quiere, y yo no me siento bien en casa”.
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“¿Qué vas a hacer entonces?”, preguntó preocupado.
“Me quedo aquí. Duermo aquí. El guardia me trae comida una vez al día”, confesó David, tomando por sorpresa a Henry. Era un niño muy pequeño, no estaba nada bien que pasara las noches en un cementerio.
Aunque el sector era relativamente seguro, el pequeño estaba en riesgo real. Se preguntó por qué el guardia no habría llamado a los Servicios Sociales o algo así.
“Entiendo. Te tengo una propuesta. Ven conmigo y cenamos juntos en mi casa. Mi hija Marga es la mejor cocinera del mundo y estoy seguro de que la has visto, ya que vive cerca de la casa donde vivías con tu madre. Apuesto a que te gustaría algo casero”, ofreció Henry, esperando que el niño dijera que sí.
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“No debería ir con extraños”, pensó el niño, dudando acerca del siguiente paso. Pero había visto al anciano llorar por su esposa al pie de su tumba por meses y el instinto le decía que todo estaría bien. Además, sentía mucha hambre…
Finalmente, aceptó la oferta y se levantó. “Está bien”, dijo y agarró la mano de Henry. Él llamó a su hija, quien vivía cerca, para que los acompañara a cenar. Marga reconoció al niño de inmediato, pero le desconcertó lo que su padre le contó en privado.
Después de la cena, David se quedó dormido en el sofá mientras padre e hija se quedaron en la cocina, hablando. “No puedo creer que haya estado allí todo ese tiempo”, comentó la joven.
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“¿No has visto o hablado con tu vecino últimamente?”, cuestionó Henry, frunciendo el ceño.
“Solo lo vi una vez en todos estos meses. Salió de su carro tambaleándose, con una botella en su mano. Debí haberme preguntado por la seguridad de ese niño. Debí haber llamado a Servicios Sociales”, se lamentó Marga, sintiendo mucha culpa.
“Cariño, no podemos cambiar el pasado. Pero definitivamente podemos hacer algo al respecto ahora que sabemos lo que está pasando”, decidió Henry. “Y puede que esto sea una señal de tu madre”.
“¿Qué quieres decir?”, preguntó ella.
“David ha estado soñando que va de la mano de Anastasia. Suena como el sueño del que me hablaste. ¿Recuerdas?”.
“Sí, lo recuerdo... pero ¿en realidad será un mensaje de mamá?”.
“Sí, creo que sí, que es una señal de ella”, concluyó Henry. Al día siguiente, llamaron a los Servicios Sociales.
Luego de eso, David fue retirado oficialmente de la casa de su padrastro y Marga se ofreció a convertirse en su madre cuidadora. Pronto recibió la aprobación, y el niño volvió a tener el hogar que merecía.
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Él y Henry comenzaron a ir juntos al cementerio, pero también compartían otras actividades. Con los meses, disminuyó en ambos la necesidad de pasar los días al lado de las frías tumbas y la luz volvió a sus días y a sus vidas.
Eventualmente, Marga pudo adoptar a David y tuvo la total certeza de que su madre le había enviado un mensaje a través de su sueño.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- La partida de los seres queridos es dolorosa, pero la vida continúa. Henry y David no lograban seguir adelante, tras la muerte de su esposa y madre respectivamente. Pero juntos, encontraron el consuelo, amor y compañía que necesitaban.
- Los niños deben ser protegidos. Marga y el vigilante del cementerio no actuaron rápidamente cuando vieron al pequeño David en una situación de abandono y su vida pudo estar en peligro. Por suerte, Henry llegó a su vida, y no dudó en hacer lo necesario para ponerlo a salvo.
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Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.