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Mujer descubre que sus padres le mintieron sobre su nacimiento tras leer el proyecto escolar de su hija

Mayra Pérez
27 abr 2022
02:00

Durante poco más de cuatro décadas, Alejandra Laniado tuvo una vida bastante convencional. Pero cuando las sospechas de su hija se hicieron realidad, descubrió que no conocía su verdadero origen.

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Por 44 años, Alejandra Laniado celebró su cumpleaños cada 5 de noviembre. Había nacido en 1974 en el seno de una familia judía, como su única hija. Asistió al colegio judío Tarbut y luego se graduó de la Universidad CAECE, en Argentina.

Contrajo matrimonio hace 25 años con su amado compañero, quien la ha apoyado siempre de forma incondicional. Juntos procrearon tres hermosas hijas.

Alejandra Laniado adulta [Izquierda]; Alejandra Laniado de niña y sus padres [Derecha] | Foto: Facebook.com/alejandra.laniado

Alejandra Laniado adulta [Izquierda]; Alejandra Laniado de niña y sus padres [Derecha] | Foto: Facebook.com/alejandra.laniado

Sin embargo, el año pasado, Alejandra descubrió una verdad sorprendente, que le hizo darse cuenta de que había vivido engañada. Sus ancianos padres, a quienes siempre ha adorado, la habían mentido desde que tenía memoria.

UNA SOSPECHA

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A su primogénita le asignaron en la facultad un trabajo sobre nacimientos registrados durante la última dictadura militar argentina. Para su investigación, recabó información en la Escuela de Mecánica de la Armada.

Después de leer muchos artículos acerca de las Abuelas de Plaza de Mayo, compartió sus pensamientos con una de sus hermanas. Entre ambas, llegaron a una conclusión que las llevó a cuestionar a su madre, una tarde de domingo.

“Má, ¿vos estás segura de que sos hija de Noni y el Abuelo?”, preguntó la hija de Alejandra.

Entre risas, la madre respondió que por supuesto que estaba segura, pero que no entendía el porqué de la pregunta. Las jovencitas argumentaron las diferencias físicas entre ella y los abuelos, la avanzada edad de la pareja y el hecho de que nunca más tuvieron hijos.

Nada de esto preocupó a Alejandra, quien desechó la idea sin muchas dudas. Sin embargo, poco tiempo después, estuvieron de visita en casa de los abuelos y las cosas empezaron a complicarse.

Una de las hijas de Alejandra le pidió a su abuela una foto de cuando estuvo embarazada de su madre. La búsqueda fue inútil; la señora no fue capaz de encontrar ni una sola instantánea de esa época.

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“Lo más extraño fue la respuesta de mi papá, que salió a querer justificar algo sin sentido alguno. Nos fuimos de ahí con una sensación muy rara”, escribió Alejandra, en su relato en Facebook.

Todos en la familia, excepto Alejandra, concluyeron más tarde que ella no era la hija biológica de Noni. Pero pasarían más de dos años antes de que ella supiera la verdad.

DESCUBRIENDO LA VERDAD

En 2021, cuando a su primogénita le diagnosticaron una patología en la sangre que se transmite genéticamente, Alejandra finalmente tuvo enfrente la prueba que necesitaba.

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Para saber si su madre también tenía la patología, Alejandra le pidió que se hiciera una prueba de sangre. Noni se negó, lo que le hizo recordar la teoría expuesta por su hija; ahora sentía dudas reales y estaba decidida a aclararlas.

Consiguió su acta de nacimiento y descubrió que estaba firmada por Ernesta Ferrari. Al hacer una búsqueda con su nombre, supo que la mujer había trabajado con una red de parteras dedicadas a la venta y tráfico de bebés.

Esta revelación le rompió el corazón, y se enfrentó a sus padres queriendo saber la verdad. Noni le contó una historia con muchos espacios vacíos. Supo que antes de que ellos la llevaran a casa, habían visitado a un pediatra.

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El especialista les explicó que el cordón umbilical de la bebé se había caído, lo que ubicaba el momento de su nacimiento entre finales de octubre y principios de noviembre. Nunca tuvieron la fecha exacta.

SECRETO A VOCES

Alejandra se embarcó en una búsqueda para encontrar sus raíces. Leyó de algunas personas con historias similares, y averiguó también que la firma de Ferrari aparecía en muchos certificados de nacimiento de familias de la comunidad judía.

La mujer, ya fallecida, a menudo le conseguía bebés a parejas judías con problemas de fertilidad. Aparte de eso, Alejandra no hizo ningún progreso con la historia, pero descubrió que toda su familia sabía el secreto.

“Pensar que toda mi familia estaba al tanto de esto, me hizo sentir muy vulnerable. Y cuando digo todos, digo hasta el primo de mis primos: era un secreto a voces y la única que no lo sabía era yo”, comentó.

Ella se siente muy agradecida por su familia; sus padres siguen siendo sus padres y los aman de corazón. Pero le encantaría recibir información que pueda ayudarla a conectarse con su origen.

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