Mujer le da todos sus ahorros a un indigente, luego recibe mansión de $2 millones a cambio - Historia del día
A pesar de no tener mucho, una mujer decide entregarle un sobre con dinero a un joven vagabundo que conoció en la calle. Años más tarde, su acto de bondad volvió a ella después de recibir una mansión de dos millones de dólares de un extraño.
Leslie y Erik eran una pareja que vivía alquilada un apartamento en una zona pobre de la ciudad. Ella tenía dos trabajos para poder pagar el arrendamiento y otros gastos, mientras que él se quedaba en casa.
Leslie no pensaba mucho en que Erik no trabajara, ya que siempre decía que iría a entrevistas. "Simplemente, no tengo la suerte. Nadie me está contratando", dijo un día. La verdad es que era un vago y se quedaba en la cama todo el tiempo que Leslie estaba trabajando.
Un día, ella decidió invitar a su marido a un buen restaurante en un elegante vecindario cercano en su segundo aniversario. "No hemos comido en un buen restaurante en mucho tiempo. Salgamos en una cita", le dijo.
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Leslie se arregló para la ocasión, usando maquillaje y un hermoso vestido negro que no había usado en mucho tiempo.
Cuando llegaron al restaurante, Erik no podía dejar de moverse en su asiento. "Este restaurante es demasiado caro. Deberíamos haber comido en un sitio más económico y gastar el resto del dinero en licor".
"Vamos. No hacemos esto a menudo. ¡Solo disfrútalo!", expresó Leslie, tratando de animarlo. Desafortunadamente, no funcionó. Mientras navegaban por el menú, Erik no dejaba de soltar comentarios.
"¡Por el precio de un trago aquí, podría haber comprado una caja entera de cerveza!", dijo enojado, arrojando el menú sobre la mesa.
Leslie comenzó a alterarse. Había trabajado duro para poder invitar a Erik al restaurante. Ella pensó que lo disfrutaría, ya que a menudo hablaba los sitios exclusivos que le gustaría conocer en el elegante vecindario.
Cuando salieron del restaurante, las cosas empeoraron cuando un joven sin hogar se les acercó. "Lamento molestarlos", dijo el hombre. "¿Tendrán algo para que me regalen? No tengo comida ni dinero, y estoy solo".
El corazón de Leslie se conmovió. El chico no podía tener más de veinte años y parecía frágil. "Erik, vamos a ayudarlo", dijo, tirando de su brazo.
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Erik negó con la cabeza. "¿Por qué lo haríamos? Después de esa comida, también podríamos estar mendigando en las calles. Este tipo es un estafador", dijo, caminando delante de Leslie, quien se quedó atrás y decidió hablar con el chico.
"¿Qué te pasó?", preguntó Leslie al joven mendigo.
El joven reveló que sus padres habían muerto y que estaba solo. “Fui rechazado por los orfanatos porque estaba a punto de cumplir la mayoría de edad”.
Leslie no dudó en abrir su bolso y sacar un sobre con dinero, pero Erik lo vio de lejos y se puso furioso. "¿Estás bromeando? No le des nuestro dinero a un extraño. ¡Eso es para nuestro alquiler! No tenemos dinero extra, y lo sabes", gritó.
Irritada por la falta de compasión de Erik, Leslie respondió. "Este es mi dinero, y puedo hacer con él lo que quiera. ¡Quiero ayudarlo!".
"¡Eres increíble! No puedo ver esto. ¡Me voy!", dijo, alejándose finalmente.
Solo estaban Leslie y el chico en la calle, y aunque inicialmente quería darle algunos billetes, lo miró a los ojos durante un par de segundos y tomó el sobre.
"Agárralo", dijo ella, entregándole el sobre completo.
El joven se sorprendió. "¿Cómo puedo devolverte el dinero?", preguntó.
Leslie negó con la cabeza. "No tienes que hacerlo. Ayuda a alguien que lo necesite cuando puedas".
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"Eres un ángel, señora. Gracias por esto. Ahora puedo comprar comida y buscar un lugar para quedarme. ¿Cómo te llamas?", preguntó.
"Leslie Morillo", respondió ella con una sonrisa en su rostro.
Pasaron varios años y Leslie vivía sola en una pequeña casa. Rompió con Erik al darse cuenta de que no quería estar con un hombre como él. Una mañana, escuchó que llamaban a su puerta.
Era su arrendador entregándole un aviso de desalojo. "Se acabó el tiempo, Leslie", dijo el propietario. "No has pagado el alquiler en dos meses, y simplemente no puedo soportarlo más. Tienes hasta hoy para desalojar la casa, o iremos a la corte".
Los ojos de Leslie comenzaron a llenarse de lágrimas. "No entiendes... Perdí mi trabajo. No tengo adónde ir", lloró.
"Si no sales de casa hoy, la policía estará involucrada. ¿Quieres eso?", precisó el propietario amenazantemente.
En ese momento, un hombre con un costoso traje de negocios apareció en el umbral de Leslie.
"No hay necesidad de involucrar a la policía", dijo el hombre, quitándose las gafas de sol. "Esta mujer se mudará a su nuevo hogar".
Leslie lo miró desconcertada. El hombre le resultaba familiar, pero no podía precisar dónde lo había visto antes. "¿Puedo pasar?", preguntó el hombre.
Sin dejar de mirarlo, ella asintió lentamente, dejando paso para que él entrara a la casa. Tan pronto como entró, le entregó un sobre. Era un título de propiedad que mostraba que ahora poseía una mansión valorada en dos millones de dólares.
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"Espera. Dice que esta casa está bajo Leslie Morillo. ¿Por qué? No tengo dinero para comprar esta casa", le dijo al hombre y él sonrió.
"Cuando no tenía hogar, me diste un sobre con dinero. Fue más que suficiente. Me ayudó mucho. Luego pude estudiar y ahora trabajo en la industria de TI. Soy propietario de varias empresas emergentes. Todo se debe a ese empuje que me diste años atrás", reveló el hombre.
Leslie estaba atónita y no pudo evitar taparse la boca con la mano. "¿Eres realmente tú? Estoy tan contenta de ver que lo has logrado".
El asintió. "Vi en línea un aviso de desalojo de Leslie Morillo y vine directamente aquí. Me di cuenta de que necesitabas ayuda". El hombre le entregó a Leslie su tarjeta de presentación y ella vio que su nombre era Dorian Jiménez.
"Gracias", exclamó ella. "Gracias, Dorian. No sé cómo podré pagarte. Esto es demasiado", le dijo.
Dorian negó con la cabeza. "Solo paga y ayuda a alguien que lo necesite", dijo y sonrió.
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Leslie se mudó a su nuevo hogar y se hizo amiga de Dorian. Eran vecinos, y como ambos estaban solos, a menudo comían juntos y celebraban las fiestas juntos.
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¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Cuando das, siempre recibirás más a cambio: Si bien es mejor dar sin esperar nada a cambio, la vida a menudo encuentra la manera de brindarte más de lo que diste inicialmente.
- Ayuda a otro como te ayudaron a ti: Cada vez que recibes un acto de bondad de otra persona, siempre debes devolverlo y ayudar a alguien más.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.