Esposo abandona a su familia tras 16 años: el hijo culpa a su madre y se niega a vivir con ella - Historia del día
Un hombre de repente decide dejar a su esposa. Su hijo elige culpar a su madre por arruinar a su familia y se niega a vivir con ella.
Después de 16 largos años de matrimonio, Carlos decidió marcharse. "¡Estoy cansado de tus lloriqueos y exigencias!", le gritó a su esposa, Joanna, mientras cargaba un bolso con sus cosas por las escaleras.
"Ted, saca la basura. Carlos, no mires la televisión por tanto tiempo. Carlos, no bebas demasiado. ¡Ya tuve suficiente!", manifestó el hombre bastante molesto.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
"No es lloriquear. Se llama cariño", exclamó Joanna. Ella no quería separarse e intentaba hacer las paces con su esposo, pero Carlos se negó a escuchar.
"Ya no puedo lidiar contigo. ¡He aguantado durante 16 años y no puedo soportar más!", dijo, saliendo por la puerta principal de su casa.
Su hijo, Andrés, escuchó su conversación y salió de su habitación. "¡Papá! ¡No!", exclamó mientras bajaba las escaleras corriendo.
"¡Por favor, no te vayas! ¡Quédate con nosotros!", rogó, abrazando la cintura de su padre mientras caminaba hacia la acera.
"Hijo, no. No puedo vivir aquí por más tiempo. Estoy alquilando un lugar en el complejo de apartamentos de al lado. Puedes mudarte conmigo", le dijo Carlos a Andrés.
Cuando Carlos se perdió de vista, Andrés se volvió hacia su madre. "¿Eres feliz ahora? ¡Todo esto es tu culpa!", señaló, al tiempo que entraba a la casa.
Joanna estaba extremadamente dolida al escuchar eso de su hijo y no pudo evitar llorar en el porche delantero. Se sentó en el suelo durante un par de minutos, tratando lentamente de aceptar la triste realidad: ella y su esposo estaban separados y su hijo la culpaba por ello.
La madre hizo todo lo posible para estar allí para su hijo en los próximos días. Quería que pareciera que nada cambiaba preparándole deliciosas comidas caseras y asegurándose de que sus cosas escolares estuvieran en orden.
"No quiero comer otra comida casera. Quiero una hamburguesa y papas fritas", exigió el chico.
"Comes demasiada comida rápida, hijo. No es saludable. Podemos compras la hamburguesa el fin de semana", le decía Joanna. "Ahora, sal de tu habitación y saca la basura. Otro día iremos a comer lo que quieres", agregó.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
Andrés puso los ojos en blanco. "¡Estoy cansado de tus órdenes! Entiendo por qué papá se fue. Todo lo que quieres es que sigamos tus mandatos. No hacer nada de lo que pides. ¡Me voy a vivir con él!", reveló Andrés. El chico agarró su mochila de debajo de su cama y salió de la casa.
Joanna estaba desconsolada. Todo su mundo se había derrumbado, y de la misma forma en que Carlos y Andrés la culpaban por ello, ella comenzó a culparse a sí misma.
Lloró toda la noche, dándose cuenta de que la casa vacía estaba fría y tranquila sin su hijo y su esposo. Mientras tanto, Andrés llamó a la puerta de Carlos para encontrar algo que no esperaba.
El apartamento de su padre olía a basura. No la había sacado en días. Su ropa estaba por todo el piso, y no tenía una habitación separada para que Andrés se quedara.
"Puedes dormir en el sofá o en el piso", dijo Carlos, dejándose caer en el sofá frente al televisor tan pronto como dejó entrar a Andrés. "Adelante, haz lo que quieras", agregó.
Carlos permitió que Andrés hiciera lo que quisiera. Entonces el chico comenzó a pedir comida rápida todos los días. A la semana, comenzó a padecer problemas estomacales.
"Papá, ¿tienes comida casera? Mi estómago está empezando a dar vueltas por toda la comida rápida que he estado comiendo", preguntó Andrés. Abrió el refrigerador por enésima vez y solo vio cerveza adentro.
"Mamá siempre cocinaba comida deliciosa", susurró Andrés mientras cerraba la puerta del refrigerador. "¿Puedes cocinarme algo, papá? ¿Tal vez un poco de sopa? Me duele el estómago", le pidió a Carlos.
"No puedo cocinar y no tengo ningún medicamento para el estómago. Ve a dormir y deja de lloriquear como tu mamá", respondió Carlos.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
Andrés no podía creer que a su padre no le importara menos lo que él sintiera. Poco a poco se dio cuenta de que se había equivocado con su madre. Ella no los estaba regañando a través de los años. Ella estaba mostrando cuánto le importaba.
"¿Sabes qué, papá?", señaló Andrés. "Mamá nunca se quejaba de las cosas que haríamos. Solo nos mostraba que le importaba. Quería que estuviéramos saludables y que nuestra familia fuera feliz".
Esto enfureció a Carlos, pensando que Andrés estaba del lado de Joanna. "¡Entonces vuelve con tu madre!", le gritó a su hijo.
Decepcionado con su padre, Andrés empacó las pocas cosas que tenía en el departamento de su papá y caminó de regreso a casa. Entró en la casa y la encontró tranquila y vacía.
Decidió sacar la basura y limpiar la casa antes de subir las escaleras. Vio a su madre acostada en la cama tan pronto como abrió la puerta de su habitación.
"Mamá", dijo, corriendo hacia ella. "Lamento mucho haber sido grosero contigo y haberte lastimado con lo que dije", exclamó Andrés. "Ahora me doy cuenta de que lo que estabas haciendo no era quejarte, sino preocuparte. Gracias por preocuparte por mí, mamá".
Joanna estaba tan feliz de tener a su hijo de vuelta con ella. Ella le dio el abrazo más fuerte y más largo y poco después les ofreció comer comida rápida para la cena. Pero Andrés negó con la cabeza, revelando que ya había preparado una cena casera para ellos en la planta baja.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Aprecia lo que tu madre o esposa hace por ti: Solo tienen buenas intenciones. A veces, los hombres creen que sus madres o esposas quieren hacerles la vida más difícil cuando lo único que quieren es lo mejor para ellos.
Comparte esta historia con tus seres queridos. Podría inspirarlos y alegrarles el día.
Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.