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Un autobús | Foto: Shutterstock
Un autobús | Foto: Shutterstock

Entrenador ve los dibujos de su estudiante en el bus: al otro día le da un juego de marcadores en el hospital - Historia del día

Mayra Pérez
18 may 2022
20:25

Pedro era un artista excelente, y daba rienda suelta a su talento dañando la propiedad ajena. Cuando su entrenador descubrió que él era el responsable, decidió darle una creativa lección.

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“¿Quién quiere hamburguesas con queso?”. El padre de Pedro, el señor Mayora, llamó a los niños de secundaria en su patio trasero. Su hijo era parte del equipo de baloncesto de la escuela y eso le encantaba, especialmente cuando ganaban.

Solían celebrar cada victoria en su casa con todo el equipo, y ese día no era la excepción. Todos estaban reunidos en el patio, incluido el entrenador Rubén, quien estaba ayudando a preparar la comida.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

En un momento dado, quiso utilizar en baño, pero el de invitados estaba ocupado. Le preguntó a la señora Mayora si ir al del segundo piso y ella asintió con amabilidad.

Después de usarlo, estaba a punto de bajar y algo en el pasillo llamó su atención. Era una habitación con dibujos en la pared y supuso que era la de Pedro.

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Estos dibujos le eran muy familiares. Alguien los había estado haciendo en los asientos traseros de los autobuses escolares, incluido el que los llevaba a los juegos. El entrenador hizo todo lo posible por borrarlos, y le pidió a los muchachos que dejaran de hacerlos, pero las imágenes seguían apareciendo.

Ninguno de ellos quiso revelar quién era el culpable, y finalmente lo había encontrado. Los dibujos eran iguales a los que adornaban la habitación de Pedro.

Rubén volvió a bajar y habló con el señor Mayora, quien inmediatamente se enojó; su hijo había estado dañando la propiedad escolar. Estaba a punto de cancelar la fiesta y enviar a todos a casa cuando el entrenador tuvo una idea.

“Juan Manuel, no termines la fiesta y no le digas nada a Pedro. Tengo una mejor idea”, le dijo. El padre le tomó la palabra y siguió cocinando las hamburguesas.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Pedro acababa de llegar a casa al día siguiente cuando su madre gritó: “Hijo, el entrenador está aquí, y pregunta por ti”.

Frunció el ceño porque no había entrenamiento ese día, pero bajó y vio al entrenador en la puerta. Llevaba un trapo y un balde.

“¿Qué está pasando, entrenador?”, preguntó el adolescente, algo confundido.

El entrenador Rubén levantó las cosas en sus manos y con una gran sonrisa en su rostro dijo: “¡Vamos!. Es hora de limpiar todos tus dibujos”.

Pedro se quedó boquiabierto y miró a su madre como pidiéndole ayuda. Pero su esposo le había contado todo y ella se encogió de hombros. “Eso te enseñará a no dañar la propiedad privada”, dijo y se fue a la cocina.

El adolescente no pudo hacer nada más que seguir al entrenador, subirse a su auto y regresar a la escuela, donde estaban estacionados todos los autobuses. Tuvo que limpiar todos los dibujos que había hecho en las últimas semanas, lo que llevó horas.

“¿Puedo irme a casa ahora?”, preguntó el joven una vez que terminó, pero el entrenador negó con la cabeza.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

“Todavía no. Tenemos que ir a otro lugar”, reveló y le hizo un gesto para que lo siguiera al auto. El chico caminó lentamente con los hombros encorvados.

El entrenador Rubén lo llevó a un Centro Médico Infantil de la zona. Sin darle explicaciones, entró al establecimiento, esperando que el chico lo siguiera.

Se detuvieron en un pasillo con paredes blancas y el entrenador sacó un paquete de marcadores de su chaqueta. “Toma. Es hora de trabajar”, dijo con una mirada pícara en sus ojos.

“No entiendo”, dijo Pedro, mirando el pasillo y a los marcadores con una expresión desconcertada.

“Es hora de seguir dibujando. Puedes venir aquí todas las tardes después de la escuela y la práctica de baloncesto para cubrir estas paredes con tu arte. Tienes carta blanca para dibujar cualquier cosa apta para niños, por supuesto”, explicó Rubén.

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Pedro estaba sorprendido pero encantado con la idea. Le llevaría meses completar esa tarea, y eso estaba perfecto. Sacó un marcador negro y se puso a trabajar de inmediato.

Con el tiempo, llegó a conocer a algunos de los niños y los invitó a dibujar con él. Los guio sobre cómo expresarse a través de las imágenes. Nunca volvió a pintar en los autobuses y su obra trajo alegría a muchos en el hospital.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Hay maneras muy creativas y efectivas de dar una lección, sin recurrir a castigos humillantes. El entrenador Rubén impidió que el señor Mayora castigara a su hijo ante sus amigos porque tuvo una mejor idea que, a su criterio, le permitiría entender lo que había hecho.
  • Dañar la propiedad pública o privada nunca es una opción. Gracias a su entrenador, Pedro finalmente descubrió una forma útil de disfrutar su talento, y compartirlo con otros.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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