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Una casa | Foto: Shutterstock
Una casa | Foto: Shutterstock

Mujer siente que está en trabajo de parto: su esposo la encierra en casa en vez de llevarla al hospital - Historia del día

Mayra Pérez
31 may 2022
19:20

Su bebé estaba por nacer, y le rogó a su esposo que la llevara al hospital, pero él se negó y la encerró en su antigua granja. Dio a luz en casa, pero cuando despertó, su bebé no estaba.

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La doctora Ruby Salcedo se había mudado a esa ciudad hacía cinco años. Desde que era pequeña, siempre había soñado con convertirse en médica y salvar vidas.

Estudió medicina, y cuando le ofrecieron un puesto en un hospital materno privado, no pudo resistirse y de inmediato se mudó con su esposo.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

A lo largo de los años, había visto a muchos tipos de pacientes. La mayoría de las madres de la ciudad la aclamaban como su salvadora por haberlas ayudado a tener un parto exitoso. Un día, estaba revisando las citas para la semana cuando una pareja entró sin anunciarse:

“Hola, doctora... Queremos que se deshaga de esto”, dijo el hombre en tono hostil, señalando el abultado vientre de su esposa. Ruby estaba atónita.

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“¿Disculpe?, no sé de qué habla”, dijo desconcertada.

“¿No lo ve?”, señalando nuevamente. “Espero que no esté ciega, doctora”, dijo con la misma hostilidad. El hombre le dijo que no quería al bebé. Su esposa estaba junto a él llorando. Intentó liberarse y salir lo antes posible, pero su esposo no la soltaba.

“¡Deja de llorar!”, gritó a su esposa embarazada. “Todo es tu culpa. ¡Sabes que odio a los bebés, y me ocultaste esta cosa que crece dentro de ti!”.

La mujer gimió desconsoladamente y le rogó a su esposo que la llevara a casa. Pero el hombre la ignoró.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

“Lo siento, pero no puedo hacer esto si la madre no está dispuesta”, interrumpió Ruby. “Es contra la ley y las políticas de nuestro hospital”.

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El hombre le exigió a Ruby que hiciera lo que quería. “Eres una doctora, y deberías hacer lo que digo... Trabajas por dinero, y te lo daré, así que simplemente, ¡hazlo!”.

Ruby estaba molesta, pero se controló. Intentó despedirlo cortésmente: “No trabajo por dinero, y ella está más allá de la etapa de terminación... No puedo poner su vida en riesgo”, respondió.

Pero el hombre no dejaba de gritar. Sentía que ambas mujeres estaban en su contra. En este punto, Ruby supo lo debía ser radical.

“¡Si no deja de gritar y se marca de inmediato, llamaré a la policía! ¡Ahora salga de mi oficina!”, amenazó Rubí.

El hombre hizo una pausa por un momento y salió del consultorio con el ceño fruncido. “¡TE ARREPENTIRÁS DE ESTO!”, dijo justo antes de irse.

Ruby suspiró aliviada después de que se fue. Pero la visión de la pobre mujer embarazada la acosaba. Quería asegurarse de que la señora estaba bien y llamó a la policía para investigar.

“Los buscamos por todas partes, pero nadie los ha visto, excepto usted, doctora Salcedo”, le dijo el oficial. Como las cámaras de vigilancia del hospital estaban en reparación, no se pudo seguir el rastro de la pareja.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Después de eso, a Ruby le costaba concentrarse en su trabajo. “Debí haber anotado su número de contacto o sus nombres”, se reprochó a sí misma. “No debí haberla dejado ir con él sin saber más”.

Se sentía terrible por no haber hecho nada para ayudar a la mujer embarazada. “Esa mirada en sus ojos, ¡no puedo olvidar eso!”, le dijo a su esposo.

Aunque Marcos intentó consolarla, no sirvió de mucho. Ella presentía que algo terrible le sucedería a la mujer.

Durante los dos meses siguientes, Ruby se ocupó de sus pacientes y aunque no podía olvidar a la mujer, quiso ser optimista y esperaba que estuviera bien, Confiaba en volver a verla durante el trabajo de parto.

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Pero la mujer no volvió. Ruby supo que algo no estaba bien, pero Marcos le dijo que quizás habían ido a algún hospital de otra ciudad.

Unos días más tarde, Ruby estaba profundamente dormida en casa cuando escuchó un ruido extraño fuera de la ventana. Pensó que estaba soñando, pero al final los gritos la despertaron.

“¿Escuchas eso?”, susurró su esposo. “Voy a revisar”. Ruby sabía que no podían estar imaginando lo mismo y decidió ir con él.

A medida que se acercaban a la puerta principal, el sonido se comenzó a escuchar con mayor claridad. Era el llanto de un recién nacido. “¿Un bebé?”, preguntó Ruby, confundida.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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Abrieron la puerta y encontraron a un bebé con una nota que decía: “Te advertí, ¿no? Ahora es tu problema, no el mío”.

Ruby llevó al bebé adentro. “¿Qué clase de monstruo dejaría a un pobre bebé en el frío?”, exclamo molesta.

Marcos calmó a Ruby e inmediatamente llamó a la policía. Los oficiales llegaron un poco más tarde y buscaron pistas en las imágenes de la cámara de seguridad.

“El hombre sabía lo que hacía”, dijo el oficial a la pareja después de que las imágenes revelaran a un hombre con una máscara que dejaba al bebé en el umbral de la puerta.

Ruby había asumido que quien había dejado al niño abandonado era la madre. No podía entender por qué un hombre haría eso.

Las imágenes también mostraban al tipo saliendo en un automóvil, y fue posible anotar el número de la matrícula. Los oficiales obtuvieron así el nombre y la dirección del sujeto.

“Su nombre es Jorge Rojas, y vive en…”, leyó el oficial en voz alta.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Ruby se quedó en casa con el bebé mientras Marcos acompañaba a los agentes a la ubicación en cuestión. Irrumpieron en lo que parecía una antigua casa de campo y se paralizaron frente a la horrible escena en la cama vieja y harapienta.

“Oiga, señorita… señorita, ¿está bien?”, dijo un oficial, salpicando agua en la cara de la mujer. Yacía inmóvil en la cama y estaba inconsciente. Se despertó momentos después y no podía sentarse.

“¿Puede llamar al médico, por favor? Entré en trabajo de parto... ¿Dónde está mi bebé?”, lloró la mujer. Todos concluyeron que era la madre del bebé y llamaron a la ambulancia de inmediato. El señor Rojas no estaba, pero si una fotografía con su rostro.

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“¿Vives aquí sola?”, preguntó el oficial. “¿Por qué no fuiste al hospital a dar a luz al niño? ¿Y dónde está tu esposo? ¿Es este?”, preguntó, mostrando la foto.

Estaba exhausta y le costaba pronunciar las palabras. Pero sabía que era su única oportunidad y les contó a los oficiales sobre ella y cómo llegó allí.

“Mi nombre es Esther... Sí, él es Jorge, mi esposo”, reveló, señalando la imagen. “Nos enamoramos hace dos años y nos casamos el año pasado. Pero vi su maldad después de mudarme con él”.

Jorge le había asegurado que trabajaba en una gran empresa de bienes raíces, pero no era cierto y pronto descubrió que estaba desempleado. Sin embargo, ella quiso darle una oportunidad a su matrimonio.

Todo empeoró tan pronto como descubrió que estaba embarazada. Ella había decidido ocultárselo, pero cuando resultó evidente él le exigió que lo interrumpiera.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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“La doctora se negó a hacerlo por lo avanzado que estaba el embarazo, y amenazó con llamar a la policía”.

La historia le resultó muy familiar a Marcos y quiso saber si eso había ocurrido en el hospital donde trabajaba su esposa.

“Sí, fuimos a ese hospital en la ciudad. Anoche comencé el trabajo de parto y le rogué que me llevara, pero me encerró aquí”, dijo la débil mujer entre lágrimas.

Marcos recordó las palabras de Ruby y supo que se trataba de la misma paciente que la había preocupado tanto.

Esther fue llevada de urgencia al hospital para recibir tratamiento, mientras Marcos le informaba a su esposa sobre todo. “¡Oh, Dios mío! ¡Esto es increíble!”, exclamó Ruby. “¡Tienen que encontrar a ese monstruo!”, suplicó.

Después de casi tres horas, los agentes de la policía encontraron a Jorge en el aeropuerto de la ciudad vecina. Estaba intentando huir. Lo pusieron bajo arresto y fue sentenciado a un largo tiempo en la cárcel.

Apenas pudo recuperarse, Ruby le entregó el pequeño bebé a Esther, y entre ambas se estableció una gran conexión. La joven madre logró conseguir un buen trabajo con el apoyo y la ayuda de los Salcedo.

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“No puedo agradecerles lo suficiente por su ayuda”, solía decirles Esther, en cada encuentro familiar. Su niño creció y fue criado en un ambiente de amor y respeto.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Sigue tus instintos. Ruby sabía algo estaba mal con Esther y su esposo, y en un primer momento decidió no involucrarse. Por suerte, el niño y la madre lograron sobrevivir a pesar de los actos de maldad de Jorge, pero quizás todo se pudo evitar si en ese primer encuentro la doctora hubiese actuado con más ingenio.
  • Cuando descubres que hay maldad en alguien cercano, aléjate. Esther se mantuvo en su matrimonio e incluso salió embarazada con la esperanza de que Jorge cambiara, luego de descubrir quien era en realidad. Estuvo a punto de perder su vida por eso.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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