Cada día, niña llora antes de subirse al bus escolar hasta que su padrastro irrumpe - Historia del día
Un padre se sentía preocupado por el hecho de que su hijastra llorara todos los días antes de subirse al autobús escolar. Entonces un día se subió en el vehículo para averiguar qué estaba pasando.
Cassandra todavía estaba en el vientre de su madre, Liliana, cuando su padre las abandonó, alegando que no quería tener nada que ver con ellas.
Después de eso, la única compañera de la pequeña era su madre. Pero las cosas cambiaron cuando la mujer conoció a Daniel.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
Él se enamoró de la madre y de su hija. Entonces decidieron formar una familia juntos. Daniel se convirtió en un devoto esposo y padre, y amaba tanto a Cassandra que nadie hubiera creído que él era el padrastro de la niña en lugar de su padre biológico.
Tanto Liliana como él eran padres que trabajaban, por lo que enviaban a su hija a la escuela en autobús todos los días. La madre se iba temprano al trabajo, pues su oficina estaba un poco lejos de su casa.
Debido a esto Daniel dejaba a Cassandra en su parada de autobús antes de ir al trabajo. Un día, el padre estaba dejando a la niña en su parada cuando la notó incómoda. “Cariño, ¿estás bien?”, preguntó, preocupado. “¿Te gustaría hablar de algo conmigo?”.
La niña se quedó en silencio, pero sus ojos se llenaron de lágrimas. Daniel notó eso y se preguntó qué estaba mal. “Si hay algo que te molesta, cariño”, continuó, “recuerda que papá siempre está aquí para escuchar, ¿de acuerdo?”.
Cassandra asintió levemente, luego agarró su mochila y se subió al autobús cuando llegó. El padre esperaba que ella estuviera bien, pero no fue así. Con el tiempo, Daniel notó que la niña lloraba todos los días. Estaba reacia a tomar el autobús a la escuela, e insistía en que la llevaran.
Él se lo contó a Liliana, pero todo lo que ella dijo fue: “¡Sabes cuánto te ama, Daniel! ¡Es porque quiere tu atención todo el tiempo! ¡Los niños a veces hacen esas cosas para llamar la atención de sus padres!”.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
Creyendo que su esposa tenía razón, el hombre no le dio mucha importancia y, a veces, cedía a la solicitud de Cassandra de que la llevara a la escuela.
Pero hacerlo todos los días era imposible porque tenía que estar en su oficina a tiempo, y la escuela de la niña estaba en dirección opuesta a su lugar de trabajo.
Una mañana, la pequeña comenzó a llorar nuevamente, no quería tomar el autobús a la escuela. Daniel llegó muy tarde a una reunión y regañó a Cassandra.
“¡Deja de ser tan quisquillosa! ¡Hay muchos niños que toman ese autobús todos los días, pero tú eres la única que causa problemas!”.
La niña bajó la cabeza, pero sus lágrimas no se detuvieron. Abordó el autobús tan pronto como llegó, y Daniel sintió una punzada de culpa después de haberse calmado. Entonces comprendió que no debería haber estado tan enojado con ella.
“¡Dios! ¿Por qué tenía que estar tan enojado? Le pediré disculpas cuando llegue a casa”, murmuró mientras comenzaba a caminar hacia su auto. Pero las palabras del conductor del autobús lo detuvieron en seco.
“¡Ve y siéntate en la parte de atrás, niñita! ¡No quiero ver tu cara! ¡Y será mejor que sigas mis órdenes o te largues de mi autobús!”, grito él.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
Cassandra le suplicó con los ojos llorosos. Le dijo que tenía mareos y necesitaba sentarse en la parte delantera, pero al conductor del autobús no le importó. “¡O haces lo que digo, o le largas!”, gritó nuevamente el hombre.
Daniel se dio la vuelta y vio que la puerta del autobús estaba a punto de cerrarse. Entró al vehículo antes de que la puerta se cerrara y se congeló cuando vio la cara del conductor. No había forma de que lo olvidara.
Se compuso y forzó una sonrisa en su rostro. “Lamento las molestias, señor”, le dijo al conductor del autobús. “Pensé en dejar a mi hija en la escuela yo mismo, así que estoy aquí para recogerla... Vamos, cariño”, le dijo a Cassandra. “¡Vamos!”.
Daniel tomó a la niña en sus brazos y se bajó del autobús. Luego le envió un mensaje de texto a su jefe, diciéndole que no podría asistir a la reunión debido a una emergencia. Entonces llevó a la niña a la escuela.
Después de que Cassandra ingresó al campus, Daniel vio el autobús que se suponía que debía tomar y decidió ir a enfrentarse al conductor. Los niños en el vehículo ya se habían bajado para ir a sus clases.
“¡Gustavo!”, exclamó el padre. “¿Qué estabas tratando de demostrar gritándole a Cassandra? ¡Por el amor de Dios, es una niña! No quería causar un alboroto frente a los niños, ¡pero esto tiene que terminar!”.
El chofer se rio. “Oye, padrastro, ¿por qué no la dejas en la escuela por tu cuenta si estás preocupado por ella? ¡Estoy cansado de ver su cara desagradable todos los días!”.
“¡Hice bien en abandonarlas a ella y a Liliana! ¡Ojalá nunca hubiera nacido! ¡Me ha estado poniendo de los nervios desde que comencé a trabajar aquí!”.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
“¿Y quién diablos te crees que eres para gritarle?”.
“¿Y por qué no debería?”, replicó Gustavo. “¡Ella y su madre son de mal augurio! ¡Después de que salí con esa estúpida, mi negocio comenzó a sufrir pérdidas!”.
“¡Como si eso no hubiera sido suficiente, ella quería imponerme a su hija! Mi vida es así ahora por la culpa de esas dos, ¡así que continuaré ridiculizando a esa niña y exigiendo mi venganza! ¿Comprendes?”.
“¡Eres un desalmado! ¿Inhumado?”. Daniel estaba furioso y fue directamente al director de la escuela para quejarse de Gustavo. Afortunadamente, grabó toda la conversación en su teléfono y la mostró como prueba.
Le dijo al director que el chofer era el padre biológico de Cassandra y que la estaba atormentando, culpándola a ella y a su madre de su carrera fallida.
Resulta que Gustavo había sido contratado unas pocas semanas antes. Su negocio había quebrado y luchaba por conseguir un trabajo en otro lugar.
“No se preocupe, Sr. Martínez”, le aseguró el director al padre. “Le agradezco que nos informe de esto. No toleramos tal comportamiento en nuestra escuela, y puede estar seguro de que tomaremos medidas firmes contra él...”.
Para alivio de Daniel y la niña, Gustavo fue despedido de su trabajo y Cassandra ya no tenía miedo de tomar el autobús a la escuela.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
Cuando el padre compartió todo el incidente con su esposa, ella se quedó atónita. Se sintió horrible por haber descartado el comportamiento de su hija como algo infantil.
“Tienes que informarme cada vez que algo esté mal, hija”, le dijo Daniel a su hija día mientras caminaban hacia la parada del autobús. “Papá siempre estará aquí para ti, así que nunca me ocultes nada, ¿de acuerdo?”.
Cuando llegaron a la parada y la niña estaba a punto de abordar el autobús, se dio la vuelta y le sonrió a Daniel. “Lamento no haberte dicho, papi. Solo estaba asustada... Gracias y te amo”, agregó mientras se despedía.
El hombre le devolvió el gesto a su hija y le susurró un “te amo”. Cassandra se sentó en uno de los asientos del frente y felizmente fue a la escuela.
No tenía idea de que Gustavo era su padre biológico, pero Daniel y Liliana decidieron que se lo dirían cuando tuviera la edad suficiente para comprenderlo todo.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Los padres aman a sus hijos y los protegen del mal. Aunque Cassandra no era de la sangre de Daniel, él la amaba como si fuera suya y hacía todo lo posible por ella. Era un padre en el sentido real. Gustavo, por otro lado, claramente no merecía tener hijos, aunque era el padre biológico de la pequeña.
- Los niños son almas inocentes y puras, y no deben ser arrastrados a conflictos. Gustavo estaba loco por culpar a Cassandra por su trabajo fallido y por intimidarla. El karma finalmente lo alcanzó y fue despedido.
Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.
Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.
AmoMama.es no promueve ni apoya violencia, autolesiones o conducta abusiva de ningún tipo. Creamos consciencia sobre estos problemas para ayudar a víctimas potenciales a buscar consejo profesional y prevenir que alguien más salga herido. AmoMama.es habla en contra de lo anteriormente mencionado y AmoMama.es promueve una sana discusión de las instancias de violencia, abuso, explotación sexual y crueldad animal que beneficie a las víctimas. También alentamos a todos a reportar cualquier incidente criminal del que sean testigos en la brevedad de lo posible.