Madre soltera de 2 niños adopta a los 4 hijos de su amiga enferma terminal: el padre aparece 10 años después - Historia del día
Una madre de dos hijos le promete a su mejor amiga moribunda que criará a sus cuatro hijos. Pero después de diez años, el padre aparece para reclamar su derecho.
Laura Marcano miró a su amiga de la infancia y se le llenaron los ojos de lágrimas. Conocía a Stephanie Hurtado de toda la vida y nunca se había imaginado esto. Se estaba muriendo a la edad de 32 años.
Stephanie alargó una mano lastimosamente delgada y agarró el brazo de Laura. “Por favor”, susurró. “Por favor, Laura, cuida a mis hijos”.
Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels
Laura asintió y las lágrimas rodaron por sus mejillas. “Te lo prometo, Stephy”, dijo. “Pero vas a mejorar…”.
Stephanie sonrió débilmente. “No”, susurró ella. “He estado en tratamiento por este cáncer durante cinco años, y siento que este es el final. Solo quiero saber que los niños van a estar bien”.
“Te prometo que los criaré como si fueran míos”, dijo Laura en voz baja, sosteniendo la frágil mano de su amiga.
“Lo siento”, susurró Stephanie. “Es una carga con la que no contabas, pero no tengo a nadie más”.
“Tus hijos no serán una carga”, le aseguró Laura. “Los amo; lo sabes”.
La amiga sonrió. “Lo sé”, dijo débilmente. Extendió su mano. “¿Laura?”. Fue la última palabra que dijo Stephanie. Cerró los ojos y dejó caer la cabeza sobre la almohada.
Laura lloró en silencio, luego se secó las lágrimas y se preparó para dar la noticia a los cuatro hijos de su amiga. El esposo de Stephanie se había ido tres años antes, incapaz de lidiar con el deterioro de la salud de su esposa.
Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels
De alguna manera, Stephanie se las había arreglado para seguir trabajando y criar a sus cuatro hijos. Carlota tenía ahora ocho años, Cecilia tenía seis y los mellizos, Carlos y Cornelio, tenían cinco.
Stephanie había sido diagnosticada justo después del nacimiento de los gemelos, y ellos habían visto a su madre enferma toda su vida. Los cuatro niños estaban sentados en silencio en la sala de espera.
Carlota levantó la vista cuando vio a la amiga de su madre. “¿Tía Laura?”, dijo. “¿Podemos ver a mami ahora?”. Laura se acercó y se sentó. Puso su brazo alrededor de la niña.
“Escuchen, muchachos”, dijo suavemente. “Tengo algunas noticias. Saben que su mami ha estado muy enferma”.
“Tiene dolor todo el tiempo”, interrumpió Cornelio.
“Sí”, dijo Laura, luchando por contener las lágrimas. “Lo bueno es, Cornelio, que ya no le duele. Se fue al cielo”.
“Quieres decir que se murió”, dijo Carlota con dureza. “No es necesario que nos cuentes historias. Mamá nos dijo qué esperar. Está muerta y estamos solos”.
Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels
“No, cariño”, dijo Laura. “No están solos. Estoy aquí y cuidaré de ustedes cuatro, ¿de acuerdo? No hay nada de qué preocuparse”.
“Tienes dos hijos”, señaló Carlota. Tenía los ojos secos a pesar del dolor. “¿Cómo vas a ser mamá de seis?”.
Esa es una buena pregunta, se dijo Laura, pero respondió: “Con amor. Amaba a tu madre, los amo a ustedes y también a Marga y Raúl. Seremos una familia”.
No fue fácil, pero de alguna manera todo salió bien. Los hijos de Laura tuvieron que compartir sus dormitorios. Afortunadamente, Marga tenía siete años y se llevaba bien con Carlota y Cecilia; y Raúl, de tres, estaba encantado con los gemelos.
Hubo momentos en que el dinero escaseaba porque Laura invirtió el dinero del seguro de Stephanie en un fondo fiduciario para la educación de los niños, pero nunca se arrepintió.
Durante los siguientes diez años, Laura crio a sus seis hijos con amor, risas y lágrimas ocasionales. Carlota, la mayor, era la más consciente de los esfuerzos y sacrificios de Laura y adoraba a su madre adoptiva.
Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash
Cecilia, Cornelio y Carlos la llamaban mamá Laura; para Marga y Raúl, ella era solo mamá. Carlota se estaba graduando de la secundaria y pronto iría a la universidad.
En su graduación, Laura miró a Carlota con orgullo. “Te pareces a tu madre”. La abrazó. “¡Ella estaría tan orgullosa de ti!”.
Carlota le devolvió el abrazo. “Gracias”, susurró ella. “¡Te adoro, tía Laura!”. Fue hacia donde estaban sus hermanos, se tomaron muchas fotos y disfrutaron el momento.
De repente, Laura vio a un hombre que caminaba hacia ella y se quedó sin aliento. ¡Era William, el exmarido de Stephanie! Se dirigía hacia Carlota.
“¡Carlota!”, gritó. “¡Soy yo, tu papá!”.
La jovencita se dio la vuelta y lo miró fijamente, horrorizada. William extendió los brazos hacia los niños. “¡Cecilia, Cornelio, Carlos! ¡Estoy aquí!”.
Carlota se volteó y lo miró fijamente. “¿Qué quieres?”, preguntó.
Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels
“Los quiero a ustedes”, dijo William, sonriendo. “He venido para llevarlos a nuestro hogar”.
“¿Hogar?”, preguntó. “Nuestro hogar es con Laura y sus hijos. Esa es nuestra familia”.
“Soy tu padre”, dijo William. “Los quiero mucho y los extraño”.
“¿Nos querías hace diez años?”, preguntó Carlota. “Porque fue entonces cuando te necesitábamos, cuando mamá murió. ¿Nos amabas hace trece años? Porque fue entonces cuando abandonaste a tu esposa enferma y a tus hijos”.
“Escucha”, dijo William con una sonrisa forzada. “Olvidemos el pasado. ¡Estoy aquí ahora y necesito a mis hijos a mi lado!”.
“Lo siento”, dijo Carlota con calma. “Nosotros no te necesitamos a ti”.
“¿Cornelio?”, preguntó William con voz suave. “¿Cecilia, Carlos? ¡Vamos, niños, es papá, y los necesito!”.
Cornelio y Carlos miraron a William con desconfianza, y Cecilia dijo: “Carlota tiene razón. No te necesitamos; casi no te conocemos. Laura es nuestra mamá, y Marga y Raúl son nuestros hermanos. Hemos estado bien sin ti, y queremos seguir así”.
Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Las familias se forjan con amor y dedicación. Aunque tenía dos hijos, Laura crio a los cuatro hijos de Stephanie con el mismo amor.
- Recoges lo que siembras. William abandonó a su familia cuando más lo necesitaban y esperaba que estuvieran a su lado cuando sintió que él los necesitaba. Pero ya no formaba parte de sus vidas.
Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.
Te puede interesar: Mamá se entera de que su hijo no ha ido al colegio en 1 semana: lo ve con un cochecito al lado de su casa - Historia del día
Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.