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Un niño llamando a una puerta | Foto: Shutterstock
Un niño llamando a una puerta | Foto: Shutterstock

Niño le da a la anciana todos sus ahorros por el dinero que ella perdió: recibe 10 veces más después - Historia del día

Vanessa Guzmán
12 sept 2022
18:00

Un niño de ocho años le da todos sus ahorros a una anciana que extravió su dinero afuera de una tienda. Una semana después, la anciana aparece en la puerta de su casa con alguien especial y tiene un pequeño regalo de agradecimiento para el chiquillo.

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Mientras Kevin golpeaba suavemente su alcancía con su martillo de juguete, se escuchaba el tintineo de las monedas. Él no quería romperla, pero quería ayudar a la señora Mary.

"¡Mira, lo siento, cochinito! Te voy a romper porque la Sra. Mary realmente necesita tu ayuda en este momento. Me siento mal, pero supongo que estaré bien".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Entonces, Kevin tomó la alcancía, cerró los ojos y la arrojó al suelo. Cuando su querido cochinito se hizo añicos, un ruido de monedas llenó la habitación.

Más temprano ese día, Kevin pasaba por el parque del vecindario cuando vio un anuncio afuera de la casa de la Sra. Mary. Dijo que la mujer de 88 años había perdido $150 de sus ahorros cerca de su supermercado local. Le pedía a quién los habría encontrado que los devolviera porque realmente los necesitaba.

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Mientras Kevin estaba parado mirando el anuncio, se le ocurrió una idea. Corrió a casa para buscar su alcancía y darle su contenido a la señora Mary. No quería soltar el dinero que había ahorrado todo este tiempo porque tenía grandes planes. Sin embargo, concluyó que la mujer mayor lo necesitaba más, así que lo dejó por ella.

Después de romper la alcancía, contó todo el dinero y había $170 en total. Metió un billete de $20 en el cajón de su mesa de estudio, el resto en su bolsillo y corrió a la casa de la Sra. Mary.

Cuando ella abrió la puerta, se sorprendió al ver a un niño de ocho años parado afuera, con una sonrisa brillante en su rostro.

"Sí, cariño. ¿Cómo puedo ayudarte?".

"¡Tengo dinero!", gritó Kevin emocionado mientras sacaba billetes arrugados y monedas que había sacado de su alcancía. "Lo conté... son $150".

"Oh, cariño, ¿pero encontraste esto afuera de la tienda de comestibles?".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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"No", respondió Kevin. "Tuve que romper el cochinito, mi alcancía. Estaba guardando esto para mi patineta, pero está bien. Estoy feliz de ayudarte".

Los ojos de la Sra. Mary se llenaron de lágrimas mientras sostenía el dinero en sus manos temblorosas. "Oh, gracias... gracias. ¿Cómo te llamas, hombrecito? ¿Vives por aquí?".

"Soy Kevin", dijo. "Vivo a un par de casas de distancia. Sé que necesitaba mucho el dinero, señora Mary. Sé que no tiene suficiente dinero. Mamá me dijo una vez que no es rica".

La señora mayor lo abrazó con lágrimas en los ojos. "Tienes un corazón de oro, cariño. Muchas gracias. Agradezco tu ayuda. Había ahorrado ese dinero para visitar a mi nieto recién nacido, pero después de perderlo no pude ir. Ahora que me ayudaste, creo que visitaré a mi familia. Gracias".

"Está bien", respondió Kevin. "Una vez que lo conozcas, hazles saber que te ayudé".

La Sra. Mary sonrió a través de sus lágrimas. "Claro, claro, lo haré".

Una semana después, Kevin estaba en su habitación viendo su programa favorito cuando su mamá lo llamó.

"¡Kevin, alguien está aquí para verte!".

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"¡Voy, mamá!".

Kevin bajó corriendo las escaleras hacia la puerta y vio a un hombre parado en su puerta. Detrás de él estaba la Sra. Mary, sonriendo.

"¿Señora Mary? ¿Y quién es usted, señor?".

"Hola, Kevin", respondió la señora Mary. "Gracias a ti, pude ver a mi nieto. Este es mi hijo, Pedro, y tenemos un pequeño regalo para ti".

Imagen con fines ilsutrativos. | Source: Pexels

Imagen con fines ilsutrativos. | Source: Pexels

Pedro le dio a Kevin un sobre que contenía diez veces la cantidad que le había dado a la Sra. Mary. En total fueron $1500.

"¡Oh, Dios, eso es mucho dinero! No podemos quedarnos con esto", dijo la mamá de Kevin. "No entiendo por qué se lo estás dando. ¿Qué hizo Kevin?".

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Luego, la Sra. Mary narró toda la historia y la mamá de Kevin miró a su hijo con los ojos llorosos. "¿Realmente hiciste eso, cariño? ¿Rompiste tu cochinito? ¡Pero lo amabas tanto!".

"Lo amaba, mamá. Pero siempre me dices que debemos ayudar a las personas que lo necesitan. La Sra. Mary necesitaba ayuda, así que tuve que romperlo. Y ahora soy un niño grande, así que no extrañaré mi alcancía".

"Y no solo eso", añadió la señora Mary. "Además de Kevin, otras personas también vinieron a mi casa para ayudarme. Fueron muy amables todos ellos, pero Kevin es muy joven y atento. Sus palabras tocaron mi corazón y tuve que regresar y agradecerle en persona".

"¡Ay, Kevin!", su mamá lo abrazó. "Es algo maravilloso lo que hiciste, cariño. Estoy muy orgullosa de ti".

"¡Mamá! Ya no soy un bebé. ¡Todos nos miran! ¡Esto es vergonzoso!", expresó, y la señora Mary y Pedro se rieron.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • La amabilidad que muestras a los demás es recompensada de las maneras más sorprendentes: Kevin realmente quería comprarse una patineta, pero entregó su dinero para ayudar a la Sra. Mary. Por su amabilidad, Pedro y la Sra. Mary le dieron diez veces la cantidad con la que podría conseguir no una o dos patinetas, ¡sino muchas patinetas!
  • Ayuda a otros necesitados si puedes, y no los dejes en problemas: Kevin tuvo un corazón bondadoso al comprender que la Sra. Mary no era rica y que sus ahorros serían de gran ayuda. Así que rompió su alcancía y entregó el dinero para que ella pudiera visitar a su nieto.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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