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Mujer sentada en la calle con dos niños | Foto: Getty Images
Mujer sentada en la calle con dos niños | Foto: Getty Images

Mesera pobre alimenta a mamá de 2 que se desmayó de hambre: recibe la familia de sus sueños como recompensa - Historia del día

Mayra Pérez
02 nov 2022
16:20

Una camarera vio a una mujer hambrienta en la calle con sus dos hijos y decidió ayudarlos, sin imaginar que sería recompensada con lo que siempre había anhelado.

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El jefe de Lena le pidió que barriera afuera del restaurante. Era un día lento y con pocos clientes, así que ella de inmediato agarró una escoba y comenzó a trabajar.

Unos minutos después, vio que una mujer se acercaba a ella. Llevaba dos niños pequeños de la mano, y repentinamente se tambaleó y cayó al suelo.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

“¡Señora!", exclamó Lena, y tiró la escoba a un costado para asistir a la mujer, que parecía a punto de desmayarse. La sostuvo con firmeza, y pudo ver la preocupación en los ojos de los hijos de la desconocida. “No se preocupen, su mami estará bien”.

Lena llamó a uno de sus compañeros de trabajo, quien se apresuró a ayudarla con la madre. La llevaron adentro y le dieron un refresco para que le subiera el azúcar. Una vez que la mujer pareció mejorar, explicó su angustiosa situación.

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Su nombre era Daniela. Su esposo era un hombre poderoso que le había exigido el divorcio y luego había metido a su amante a su casa. La echó con sus dos hijos pequeños y cerró todas sus cuentas compartidas.

Ella se marchó en su auto viejo, y había estado viviendo en él con sus niños. No les había sido fácil sobrevivir día a día.

"He estado comprándoles comida a mis hijos, pero creo que me olvidé de comer yo misma", reveló Daniela, bajando la cabeza.

La joven madre avergonzada también dijo que había cuidado a los niños mientras trataba de obtener su título en la escuela de medicina. Estaba en su último semestre cuando ocurrió la separación, y ahora más que nunca necesitaba graduarse para mantener a sus hijos.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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“Oh, no, tienes que ser fuerte”, dijo Lena. “Tienes que cuidar de ti para poder hacerte cargo de tus bebés. Ellos son lo más preciado del mundo”.

Lena dijo esas últimas palabras con nostalgia. Tenía 38 años y con su esposo José habían estado intentando tener hijos durante mucho tiempo. Pero hasta ahora no lo habían logrado.

Los tratamientos de FIV eran demasiado costosos para las personas que vivían de un sueldo precario. Había renunciado al sueño de convertirse en madre, y le conmovía ver a las madres jóvenes en situaciones difíciles.

“Voy a traerles algo de comer. Tienen que ser fuertes, y ustedes vendrán a casa conmigo. Nuestra casa no es grande, pero nos las arreglaremos”, anunció Lena con firmeza y se puso de pie para conseguirles algo de comida antes de que Daniela pudiera decir algo.

A pesar de sentirse avergonzada por toda la situación, la joven y sus hijos comieron vorazmente. No habían comido una buena comida caliente en mucho tiempo. Cuando terminó el turno de Lena, se los llevó a casa.

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Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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José estaba gratamente sorprendido y les dio la bienvenida. Él y su esposa adoraban a los niños; estaban encantados de tenerlos en casa y se ofrecieron como voluntarios para cuidarlos para que Daniela pudiera concentrarse en sus estudios.

Cuando la joven madre se graduó poco tiempo después, inmediatamente consiguió una residencia y un pequeño apartamento para su familia. Lena y José todavía cuidaban a los niños cuando los necesitaba, ya que todos habían creado un vínculo.

Aproximadamente un año después de su primer encuentro, Daniela invitó a Lena a visitarla en el hospital. “Es una sorpresa”, le dijo a su amiga, levantando las cejas con complicidad.

Para sorpresa de la camarera, la joven madre había organizado una reunión con un especialista en fertilidad. Daniela pagó por su tratamiento y pronto, Lena estaba embarazada. Era su sueño hecho realidad.

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Tuvo una niña, a la que llamó Dani en honor a su querida amiga. Años más tarde, cuando Daniela se volvió a casar, Lena fue su dama de honor y su pequeña hija la portadora de anillos. Su amistad fue lo mejor que les había pasado.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Un gesto amable puede cambiar la vida de muchos. Lena acogió a la joven madre en su peor momento y luego obtuvo a cambio lo que siempre quiso, la posibilidad de embarazarse y tener una hermosa hija.
  • Las amistades verdaderas surgen cuando menos las esperas. Lena no imaginaba que conocería a su mejor amiga en su lugar de trabajo, pero el universo funciona de maneras inesperadas.

Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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