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Un anciano solitario durante la Navidad. | Foto: Shutterstock
Un anciano solitario durante la Navidad. | Foto: Shutterstock

Hijos ignoran la invitación de Navidad de su viejo padre: solo se presenta el nieto de 7 años - Historia del día

Un anciano se entristeció por volver a pasar la Navidad solo después de que sus hijos ignoraran su invitación para celebrar juntos la festividad. Para su sorpresa, su nieto de 7 años apareció en la puerta para suplir la ausencia del resto de su familia.

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“Feliz séptimo cumpleaños, Saúl y Gregorio”, saludó Sergio a sus hijos gemelos en su cumpleaños antes de entregarles una bolsa de regalo a cada uno.

“¡¿Es esto lo que creo que es, papá?!”, preguntó Saúl, sacudiendo la bolsa.

“¡Por favor, que sea la consola que he estado esperando!”, repitió Gregorio.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Abrieron sus bolsas de regalo al mismo tiempo y se decepcionaron al descubrir que su padre les había dado suéteres a juego en lugar de las cosas que querían.

“Lo siento, muchachos. Estamos un poco escasos de dinero en estos días y no me quedaba mucho para gastar en sus regalos”.

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“Prometo trabajar aún más duro para poder darles lo que quieren el próximo año. ¿De acuerdo?”, se disculpó, avergonzado de no poder cumplir los deseos de sus hijos.

“Estoy cansado de ser pobre”, suspiró Saúl antes de entrar a su habitación. “Gregorio y yo somos los únicos en nuestra clase sin una consola”, murmuró.

Era difícil para Sergio criar solo a sus tres hijos. Desde que murió su esposa, tuvo que cargar con todas las responsabilidades de los padres sobre sus hombros, y eso también significaba pagar todos los gastos solo.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Un día, recogió a su hija Lucía de la escuela de ballet. Él la vio sentada sola en un rincón, llorando con la cabeza gacha.

“Lucía, cariño, ¿qué pasa?”, preguntó.

“Papá, mis compañeros de clase se burlan de mí porque mis zapatillas de punta están rotas. ¡Estas son de la tienda de segunda mano! ¿Podemos comprar unas nuevas para que no se burlen más de mí? ¡Hieren mis sentimientos!”, dijo llorando.

Sergio suspiró. Sabía que no podía permitirse comprarle un nuevo par de zapatillas de punta. “Lo siento, cariño. Cuando aumente el salario de papá, lo primero que compraremos será un par de zapatillas de punta nuevas. ¿De acuerdo?”, le dijo a su hija.

“¡Siempre dices eso!”, gritó la niña antes de salir rápidamente por la puerta. El padre la siguió derrotado.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Llegó la Navidad y Sergio reunió a los niños en la mesa para cenar. Trató de preparar todos sus alimentos favoritos porque ese año no tenía dinero extra para regalos individuales.

“Lucía, horneé tu pastel de manzana favorito. Saúl, me aseguré de comprar algunos espaguetis horneados de la tienda. Y Gregorio, horneé un pollo entero. ¡Sus favoritos! Feliz Navidad, mis dulces niños”, les dijo a sus hijos.

Lucía, Saúl y Gregorio se dieron cuenta de que no iban a recibir ningún regalo ese año. Sin embargo, no querían estropear el espíritu navideño, que era su época favorita del año.

Después de cenar juntos, los tres niños salieron a moldear un enorme muñeco de nieve y tuvieron una pelea de bolas de nieve con su papá. Era una tradición familiar que querían mantener viva a pesar de que su mamá ya no estaba con ellos.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Pasaron muchos años y todos los hijos de Sergio habían forjado sus propias familias. Aunque vivían en la misma ciudad, nunca se molestaban en visitar a su padre en casa y él pasaba la mayor parte del año solo.

El hombre mayor a menudo se sentaba en una silla de ruedas y miraba viejas fotos de su familia.

Encontró una foto en particular donde él y sus hijos estaban haciendo un muñeco de nieve fuera de la casa. Estaban felices, y las sonrisas genuinas en los rostros de sus chicos no tenían precio.

Recordó tener que trabajar más de un turno al día para comprarles una buena cena de Navidad y pequeños regalos, pero nunca fueron suficientes. Miró una foto de su difunta esposa, lo que lo hizo sonreír.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Tú no envejeces, cariño”, dijo, hablándole a la foto como si estuviera con su esposa. “Traté de ser el mejor padre que pude ser, pero nuestros hijos querían más... Te extraño mucho. Fuiste mi compañera en todo y mantuviste la casa unida”, agregó.

Después de mirar fotos familiares, Sergio decidió extender una invitación a sus hijos una vez más. “Tal vez este sea finalmente el año en que responderán a mi invitación”, se dijo a sí mismo.

El hombre mayor esperó a que llegaran sus hijos en Nochebuena, mirando por la ventana con anticipación. "Cómo quisiera..." se dijo a sí mismo mientras observaba a sus vecinos divertirse juntos en sus patios traseros.

Sergio estaba convencido de que sus hijos habían ignorado su invitación una vez más hasta que escuchó un breve golpe en la puerta. “¿Quién es?”, gritó, de alguna manera esperando que sus hijos decidieran presentarse para pasar la Navidad con él este año.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Hola, abuelo”, dijo un niño pequeño después de abrir la puerta.

“Teo, ¡qué sorpresa!”, dijo Sergio sonriendo. “¿Eres solo tú? ¡¿Cómo llegaste aquí solo?!”.

El niño asintió con tristeza. “Incluso en la víspera de Navidad, mis padres me ignoran. Están demasiado ocupados con el trabajo. Sé cuánto amas la Navidad, abuelo, así que decidí caminar hasta aquí”, reveló el pequeño.

Sergio quería animar a su nieto, así que decidió vestirse. “Bueno, entonces. ¡Esto requiere una celebración! Tú y yo tendremos una buena Navidad juntos”, le dijo a Teo. “Los niños merecen jugar en la nieve cada Navidad”, agregó.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Los dos caminaron afuera a pesar de que Sergio no podía permanecer al aire libre por mucho tiempo. Su médico le había advertido que corría el riesgo de sufrir un ataque al corazón o insuficiencia renal y hepática si alguna vez se resfriaba demasiado.

A pesar de esto, el hombre mayor estaba decidido a hacer feliz a su nieto. Juntos esculpieron un enorme muñeco de nieve e hicieron bolas de nieve con sus manos.

Cuando los padres de Teo se dieron cuenta de que no estaba, comenzaron a buscarlo. Un rato después lo encontraron divirtiéndose en el jardín de la casa de su padre jugando en la nieve.

Desafortunadamente, Sergio se derrumbó en el suelo unos minutos después y llamaron a una ambulancia para que lo llevara al hospital.

El hombre mayor se despertó en el nosocomio, donde le dijeron que sufría de hipotermia. No fue el diagnóstico lo que lo sorprendió, sino el hecho de que sus hijos y nietos rodeaban su cama de hospital.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“¿Era esto lo que tenía que pasarme para que vinieran a verme en Navidad?”, les preguntó a sus hijos con una sonrisa en su rostro.

“Teo vino a mi casa porque dijo que estabas demasiado ocupado para celebrar este día con él. ¡Es Navidad! ¿Qué podría ser más importante que pasar este día con la familia?”, le preguntó Sergio a su hijo Gregorio.

“No puedo imaginar cómo es para mi nieto en un día normal cuando incluso durante la Navidad no la pasas con él. Espero que hagas las cosas mejor de ahora en adelante. Tus hijos merecen tu atención”, agregó.

Gregorio y sus dos hermanos, Saúl y Lucía, se dieron cuenta de que Sergio tenía razón. Todos esos años se habían enfocado en las cosas materiales que su padre podía darles mientras él trataba de colmarlos con mucho más que eso: les daba su tiempo, su amor y su cuidado.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Después de que Sergio se recuperó, Gregorio, Saúl y Lucía hablaron entre ellos sobre visitar a su padre con regularidad. Sabían que él se estaba haciendo cada vez mayor y querían que sus hijos compartieran con su abuelo tanto como pudieran.

Todos los fines de semana se reunían para cenar. Los niños disfrutaban intercambiando historias con su abuelo y haciendo muñecos de nieve con él durante la época navideña.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • No son las cosas materiales las que más importan en la vida, sino la familia: Sergio no pudo brindarles a sus hijos lo que deseaban cuando eran pequeños, pero lo compensó con la forma en que los amaba, cuidaba y trabajando arduamente. Sus hijos tardaron años en darse cuenta de que no son las cosas materiales las que más importan en la vida, sino la familia.
  • No es demasiado tarde para hacer las cosas bien con las personas que amas: Los hijos de Sergio lo ignoraron durante años. No notaban que todo lo que él quería era pasar tiempo con ellos y sus nietos. Al final, después de darse cuenta de que la vida es efímera y que su padre no se estaba haciendo más joven, se aseguraron de aprovechar al máximo su tiempo juntos visitándolo con más frecuencia.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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