Veterano de 93 años toma 3 buses para visitar la tumba de su esposa 6 días a la semana: "Seguiré yendo mientras pueda"

El amor verdadero existe, y los actos de un viudo de 93 años lo demostraron a diario. Después de que su amada esposa falleciera, no dejó de visitar su tumba con un ramo de flores, en agradecimiento por todo lo que hizo por él.

Ted Richardson conoció al amor de su vida cuando solo tenía 16. El hombre de Waikiki, Hawái, Estados Unidos, recordaba cuando llegó a su casa y le dijo a su padre que había visto a la chica con la que quería casarse.

Si bien soñaba con su futura boda, Ted no podía haber imaginado el gran romance y el compromiso de décadas que les esperaban. La suya es una historia de amor para todos los tiempos.

Una pareja adorable

Ted sirvió a su país como infante de marina en la Segunda Guerra Mundial. Mientras estaba fuera de casa, mantenía cerca la foto de una joven llamada Florence: "Era hermosa. No me importaba mirarla todo el tiempo", confesó, según cita CBS News.

Cuando terminó el servicio, no perdió tiempo; enseguida se casó con la chica de sus sueños, y comenzaron una vida de amor y risas. Ted trabajaba como maestro y su esposa era bibliotecaria escolar.

Juntos tuvieron un hijo, Ted Jr., y su vida juntos fue perfecta. La pareja disfrutó de 72 años de felicidad conyugal en los que Florence siempre fue tierna y amorosa; solo perdió los estribos una vez, y él admitió que fue por su culpa.

Acto de retribución

Ted siempre admiró la dedicación de su esposa hacia él y la familia, y atesoró cada momento hasta su fallecimiento en 2013. Cuando ella murió, perdió a su mejor amiga y rápidamente desarrolló una rutina que le permitió seguir honrándola.

Con lluvia o sin ella, Ted visitaba seis días a la semana el lugar donde estaba su esposa en el Cementerio Nacional Conmemorativo del Pacífico. Tomaba tres autobuses desde su residencia y, por lo general, era la primera persona en llegar a las 6:30 a. m.

El viudo pasaba la mayor parte del tiempo cuidando el área alrededor de la tumba de Florence. Cortaba el césped y adornaba con flores frescas la placa que dice: "Esposa de CPL Ted Richardson USMC. Amada madre estadounidense".

A menudo le llevaba capullos diminutos de claveles coloridos, que se abrían lentamente durante dos o tres días. El personal de seguridad del cementerio ya conocía bien al veterano y lo llevaba hasta la tumba de su esposa.

Para Ted, el acto de servicio era algo que él llamaba tiempo de retribución. Lo consideraba su forma de devolver todo el amor y la ayuda que su cariñosa esposa tuvo hacia él durante el tiempo que estuvieron casados.

Gracias a los registros de Ted, se sabe cuántas veces visitó la tumba de su esposa. La cantidad es increíble: ¡Hasta el 2018 había hecho 1.300 viajes!

Acuerdo con su iglesia

El viudo hizo planes para cuando él ya no estuviera: le pidió a su iglesia que llevara flores a la tumba de Florence una vez al mes. Pero eso no detuvo sus visitas diarias.

"Seguiré yendo tanto como pueda. Dios me dirá cuando haya sido suficiente", compartió el anciano en 2018, según WSB-TV.

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Respuesta en línea

La comunidad en línea se sintió encantada con la devoción de Ted por su difunta esposa. Muchas personas compartieron sus deseos de tener un amor hermoso como el de ellos, mientras que otros aplaudieron al dulce y cariñoso veterano.

"Soy muy joven, pero la energía de este hombre y toda esta historia me parecen admirables. ¡Gracias por compartir!".

— (Josué Dauzat) 28 de diciembre de 2019

"Mi abuelo hizo lo mismo por mi abuela. ¡Su generación es lo que Estados Unidos necesita ahora! Amor y respeto".

— (Cindy Moriel Ybarra) 21 de diciembre de 2018

"¿Existe aún este tipo de amor? Solo quiero encontrar a alguien que me ame de la forma en que este hombre ama a su difunta esposa".

— (Briana Groneman) 20 de diciembre de 2018

"¡Que todos tengamos un amor tan dedicado en nuestras vidas! ¡Dios te bendiga, Ted Richardson!".

— (Stevye Proffitt) 19 de diciembre de 2018

Ted Richardson era un hombre especial. Sus acciones muestran el tipo de amor que todos anhelan y merecen: incondicional e interminable. Nos quitamos el sombrero y elogiamos su forma honorable de apreciar a la mujer que siempre estuvo a su lado.

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