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Kirk Cameron. | Foto: Getty Images
Kirk Cameron. | Foto: Getty Images

Kirk Cameron renunció a Hollywood cuando encontró a Dios: a sus 52, el padre de 6 reza a diario con quien ha sido su esposa por 30 años

Kirk Cameron, de 52 años, es franco y no se disculpa por su amor por Dios y por cómo su fe dicta las decisiones que toma en su vida personal y profesional.

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Kirk Cameron nació en Los Ángeles, California, Estados Unidos, en una familia que no era abiertamente religiosa. Se identificaba como ateo hasta que, a los 17 años, encontró su fe en Dios en el lugar más improbable: Hollywood.

Como actor infantil, Cameron hizo rondas en comerciales y papeles menores en la televisión, pero interpretar a Mike Seaver en “Growing Pains” lo catapultó al estrellato adolescente.Su vida cambió nuevamente cuando encontró a Dios y, en esa misma etapa su vida, conoció a su esposa, Chelsea Noble.

Chelsea Noble y Kirk Cameron fotografiados en el Hotel Westbury en 1996, en Nueva York. | Foto: Getty Images/Derek Storm/FilmMagic)

Chelsea Noble y Kirk Cameron fotografiados en el Hotel Westbury en 1996, en Nueva York. | Foto: Getty Images/Derek Storm/FilmMagic)

Cambios en la vida de Cameron

Kirk Cameron comenzó a actuar a los nueve años, lo que durante años implicó dormir en el automóvil mientras su madre lo transportaba entre las audiciones y la escuela.

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Eso cambió en 1985 cuando obtuvo un papel en “Growing Pains”, una comedia familiar protagonizada también por Alan Thicke y Joanna Kerns. Hablando de la experiencia, Cameron dijo:

“Para cuando estábamos en la tercera temporada, “Growing Pains” estaba en su apogeo, y estábamos entre los diez primeros de todos los programas”.

El éxito de la serie empujó a Cameron a una realidad alternativa donde era amigo de otras personas famosas y tenía acceso a recursos. La gente en la calle lo reconocía y los adolescentes lo idolatraban.

Kirk Cameron, Tracey Gold, Alan Thicke, Ashley Johnson, Joanna Kerns y Jeremy Miller en una foto del elenco de "Growing Pains" en 1990. | Foto: Getty Images/ABC Photo Archives/Disney General Entertainment Content

Kirk Cameron, Tracey Gold, Alan Thicke, Ashley Johnson, Joanna Kerns y Jeremy Miller en una foto del elenco de "Growing Pains" en 1990. | Foto: Getty Images/ABC Photo Archives/Disney General Entertainment Content

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Pero él anhelaba algo más duradero que los adornos superficiales de la fama. Kirk recordó que, mientras continuaba buscando en su alma, Chelsea Noble apareció en el set de “Growing Pains”.

Él notó el colgante de cruz en su collar mientras ella se sentaba a leer y pensó que era hermosa. Ella interpretaría al interés amoroso de Mike en los siguientes episodios. Cameron estaba nervioso por tener que besar a Noble y estuvo posponiendo la escena durante los ensayos.

Cuando llegó el día de representarla ante la audiencia en vivo, él le hizo una broma: se untó crema anestésica en los labios antes de besarla para disipar la tensión. Esa broma tonta terminó cambiando la vida de ambos.

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El beso no solo fue una gran escena, sino que también marcó el comienzo y se convirtió en una parte especial de su relación. El 21 de julio de 1991, en Cheektowaga, Nueva York, Kirk Cameron y Chelsea Noble contrajeron matrimonio.

Hablando de la promesa que le hizo en el altar a su amada, Cameron dijo:

“Es un gran privilegio para mí amar y apreciar, exclusivamente, a mi hermosa esposa. Hace años le prometí a mi esposa que sería honesto, fiel y leal con ella”.

Kirk sostiene esta creencia tan firmemente que en su película de 2008 “Fireproof”, en la escena en la que el personaje de Cameron, Caleb Holt, besa a su esposa, Catherine Holt, Chelsea Noble sustituyó a la coprotagonista, Erin Bethea, vistiéndose como ella.

Filmaron la escena en silueta para que el cambio fuera imperceptible.

Kirk Cameron y su esposa Chelsea, en una escena de "Fireproof". | Foto: YouTube/@JohnMaverick

Kirk Cameron y su esposa Chelsea, en una escena de "Fireproof". | Foto: YouTube/@JohnMaverick

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La familia de Kirk Cameron

Kirk Cameron y su esposa, Chelsea Noble, han estado casados por más de 30 años. Después de contraer matrimonio, esperaron seis años para tener hijos.

Como Noble era adoptada, decidieron tomar esa misma ruta para expandir su familia. Adoptaron cuatro hijos antes de tener dos hijos biológicos. Kirk cree que los niños son “regalos y tesoros del cielo”, y la adopción permite que las familias reciban este regalo insustituible.

Sus hijos son: Jack, de 26 años; Isabella, de 25; Anna, de 24; Luke, de 22; Olivia, de 21; y James, de 19. Cameron y su esposa están orgullosos de las personas en las que sus retoños se están convirtiendo.

Kirk y su esposa se sienten privilegiados de que sus hijos, ahora adultos, elijan pasar tiempo con ellos. Pero su relación como marido y mujer ha sido fundamental para el éxito de su familia.

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Hablando sobre la importancia de conectarse como esposos, Noble dijo:

“Simplemente, tratamos de encontrar esos espacios de tiempo donde podamos conectarnos, y mucho de ese tiempo lo pasamos hablando de nuestros hijos, pero no importa porque es tiempo a solas”.

Mientras dedican tiempo a sus hijos y construyen carreras exitosas, para ellos es importante orar juntos. Las conversaciones no relacionadas con los deberes de crianza también pueden recordar a las parejas por qué se enamoraron.

Reservar tiempo para compartir una comida o tener una cita nocturna puede ayudar a mantener las llamas encendidas.

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La fe compartida de Kirk Cameron y Chelsea Noble también influye en su mundo profesional. Abordan su relación laboral como amigos, teniendo en cuenta las fortalezas y debilidades de cada uno. De esta manera, saben cuándo ayudar o dar espacio a la otra persona.

Cameron usa su plataforma para difundir el mensaje del evangelio y promover valores centrados en la familia en la sociedad a través de películas inspiradoras, eventos familiares y un programa de entrevistas de TBN llamado “Takeaways".

Kirk también escribió un libro para niños llamado “As You Grow” (“Mientras creces”).

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El legado de fe y servicio de Chelsea Noble y Kirk Cameron incluye el campamento de verano Camp Firefly. En este, los niños con enfermedades graves y terminales y sus familias pueden olvidarse de sus problemas, aunque sea por unos momentos, y divertirse juntos.

Los esposos han forjado más que una familia juntos. Sus hijos no son una extensión de sí mismos, sino individuos creativos por derecho propio. Y continúan haciendo el trabajo que importa.

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