Padres reciben el consejo de "dejar que el bebé se vaya al cielo" 15 minutos antes de que nazca – Se negaron a rendirse
En circunstancias trágicas e inimaginables, una pareja estuvo al borde de la desesperanza. Los médicos les dijeron que su bebé no sobreviviría. Pero, pese al mal pronóstico, decidieron encomendarse a Dios y luchar por su hijo. Lo que ocurrió a continuación desconcertó a todo el mundo.
Ningún padre puede soportar el dolor insuperable de ver a sus hijos en peligro. Por desgracia, algunas situaciones escapan al control de los padres y, a pesar de sus esfuerzos, no pueden hacer mucho para mejorar las cosas.
Para una pareja, la noticia de que esperaban un hijo fue como un soplo de aire fresco, que llenó sus corazones de infinito amor y felicidad. Mientras se preparaban para la llegada de su bebé, eran totalmente ajenos a los planes del destino. Esta es su historia de esperanza y de fe.
Quedar embarazada
Nick Schnarr y Brooklyn Diamond Schnarr vivían en Indiana (EE. UU.) y ya eran padres de dos niñas preciosas, Sophie y Lily, cuando recibieron una grata noticia: esperaban un tercer retoño. Aunque no eran ajenos a la paternidad, el momento en que se enteraron de su embarazo trajo una alegría indescriptible a sus vidas.
Aquellas palabras estrujaron el alma de Nick y Brooke y les rompieron el corazón en mil pedazos.
No veían la hora de abrazar y alzar a su nuevo hijito y de experimentar de nuevo la felicidad de un bebé en la casa. El destino tenía otros planes, aunque ellos todavía los ignoraban. Sin embargo, los meses siguientes los fueron enfrentando con desafíos cada vez más difíciles.
Pronóstico desalentador
Un día, los Schnarr se enteraron de algo totalmente devastador: los médicos les dijeron que su hijo nonato tenía "agua en el cerebro". Con más precisión, el bebé tenía exceso de líquido cefalorraquídeo y sus posibilidades de sobrevivir eran escasas. También descubrieron que, si su hijo sobrevivía, probablemente sufriría un traumatismo cerebral grave.
Los médicos aconsejaron repetidamente a la pareja que interrumpieran el embarazo, pero ellos no estaban dispuestos a rendirse. En terminología médica, el bebé de Nick y Brooke tenía hidrocefalia, y descubrieron el problema de salud a mitad del embarazo.
A pesar del terrible pronóstico, los padres no se amilanaron y buscaron ayuda en un hospital infantil de Cincinnati. Lamentablemente, ni siquiera los mejores especialistas del país pudieron prometer un futuro mejor.
Según Nick, él y su mujer tenían un 90% de probabilidades de que su bebé falleciera nada más nacer o sufriera complicaciones cognitivas extremas, que probablemente impedirían su calidad de vida.
Se negaron a rendirse
Ni siquiera los mejores especialistas fetales y expertos en cuidados paliativos dieron muchas esperanzas a los Schnarr. En su lugar, les dijeron que se hicieran a la idea de que tendrían que dejar que su angelito falleciera en paz. Aquellas palabras estrujaron el alma de Nick y Brooke y les rompieron el corazón en mil pedazos.
A pesar de todo, la pareja se negó a rendirse. El 8 de julio de 2016, quince minutos antes de que se llevaran a Brooklyn para practicarle la cesárea, Nick recordó que se reunió con los médicos para discutir sus opciones:
"Literalmente, quince minutos antes de que se la llevaran [a Brooke] en silla de ruedas para iniciar la cesárea, tuvimos otra reunión con los médicos sobre el uso de un tubo respiratorio y en qué momento podríamos necesitar quitar ese tubo y dejar que el bebé se fuera al cielo."
Pero nada de eso desanimó a los Schnarr. Siguieron adelante con el parto y, para sorpresa y alegría de todos, el bebé de Nick y Brooke llegó con el llanto más fuerte y el gorjeo más dulce de todos los tiempos.
Desafiando a la ciencia y la lógica
Tras una estadía en la UCIN, Charlie Edward Schnarr recibió el visto bueno para volver a casa con sus padres y conocer a sus hermanas mayores.
Todos, incluidos médicos y enfermeras, estaban desconcertados por la supervivencia del pequeño Charlie, que escapaba a todo lo esperable para la medicina. Cuenta Nick:
"De alguna manera, su cerebro encontró la forma de 'despejar' naturalmente la obstrucción o desviar el líquido que estaba causando la opresiva 'acumulación' de líquido cefalorraquídeo".
Cabe preguntarse cómo se superó la difícil situación de Nick y Brooke, que dejó a todos sin palabras. Estos padres estadounidenses no tienen dudas: están seguros de que se debe a que decidieron poner sus esperanzas y su fe en Dios. Rezaron por un milagro y pidieron a sus seres queridos que hicieran lo mismo, ¡y el milagro ocurrió!
La respuesta en Internet
El cariñoso padre, Nick, relató la fenomenal historia de la supervivencia de su querido hijo en un emotivo post, que cosechó el amor y el apoyo de la comunidad en línea:
"Alabado sea Dios por poner a Charlie en esta familia. Bienvenido a casa".
– (@terry.seitz.39) 17 de julio de 2016
"Verdaderamente extraordinario....¡¡¡Felicidades por su milagro!!!".
– (@leslie.summers.7) 17 de julio de 2016
"¡Felicidades por su hermoso y saludable bebé! ¡Dios hace milagros todos los días! ¡Ustedes especialmente pueden dar testimonio de eso! Estoy tan feliz por toda su familia!!!"
– (@mary.luebbehusen) 17 de julio de 2016
"¡Qué milagro... oraciones contestadas! ¡¡¡Dios es bueno!!! ¡Felicidades y disfrutad de los mimos! Es tan precioso!"
– (@meredith.libbe) 17 de julio de 2016
"Nick, ¡me has hecho llorar y regocijarme contigo! ¡Dios sí que es un Salvador! Los niños como Charlie Edward Schnarr tienen un llamado especial en la Vida. Lo he visto suceder unas cuantas veces, ¡y será interesante ver a dónde lo lleva Dios! Bendiciones!"
– (@keevin.biggs) 17 de julio de 2016
De hecho, los milagros ocurren todos los días, ¡y la conmovedora historia de esta familia es un hermoso testimonio del poder de la fe! Si te ha gustado leer esta historia, comparte tu opinión en Facebook.
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