Niña hace dibujos y los lleva a tumba de su mamá fallecida, en una ocasión ve otro dibujo allí - Historia del día

Una niña que lucha por superar la pérdida de su madre hace dibujos de ellas juntas y los coloca en la tumba de su mamá. Un día rompe a llorar cuando encuentra allí un dibujo diferente, uno que ella no había dibujado.

Perder a un padre nunca es tan fácil, y mucho menos superarlo. Y si un niño pequeño acaba de perder a su padre o a su madre, probablemente pueda imaginarse lo pesado y atormentado que se sentirá.

Una niña, Tina, de seis años, tuvo que enfrentarse al hecho de que su madre no estaría para verla crecer. Junto con su padre, Tyler, visitaba la tumba de su madre Annette casi cada dos días para llorarla, dejando dibujos que había hecho de ellas juntas.

Pero en una de esas visitas, Tyler y Tina se echaron a llorar cuando apareció un retrato desconocido entre los dibujos de Tina. Ella sabía que no era un retrato dibujado por ella...

Cuando Tyler y Tina perdieron a la mujer que amaban, su mundo se paralizó. Echaban mucho de menos a Annette y anhelaban tenerla de vuelta en sus vidas.

Tina aún recordaba aquel fatídico día en que estaba esperando en el colegio a que su madre la recogiera. Una hora más tarde, su padre vino a buscarla con una noticia impactante. Su madre había sufrido un accidente de camino al colegio. La llevó al hospital para despedirse de Annette, y esa fue la última vez que volvería a ver a su madre.

"Papá, mira, un retrato de mamá. Pero yo no lo dibujé... ¿Quién lo dibujó?", gritó Tina, tomando el retrato.

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"Papá, ¿mamá no volverá con nosotros?", preguntó Tina a Tyler durante su reciente visita a la tumba de Annette. "Me dijiste que mamá siempre está con nosotros, pero ¿por qué no ha venido a verme... a jugar conmigo... y a contarme cuentos para dormir?".

Tina tenía el corazón destrozado por la pérdida de su madre. Aunque comprendía que la muerte es irreversible, a menudo deseaba un milagro para que su madre volviera. Tina sabía que sus plegarias pronto serían escuchadas de una forma que no imaginaba.

"¿Qué tienes en la mano, cariño?", le preguntó Tyler a Tina un día de camino al cementerio.

La niña se mostró tímida al principio. Había dibujado figuras de palo en las que aparecía tomada de la mano de su padre y de su madre, con el sol de fondo escondido entre enormes montañas verdes y con pájaros cruzando el cielo azul.

"Son preciosos", dijo Tyler sonriendo.

"¿Lo son? ¿Te gustan, papá? Los hice para mamá. ¿Le gustarán a ella también?".

Tyler se estaba emocionando poco a poco, a punto de romper a llorar, pero se contuvo y dijo: "Por supuesto, tu madre estará muy contenta de ver cuánto la quieres. Nos estará mirando desde el cielo".

Las palabras de su padre conmovieron a Tina. Colocó el dibujo sobre la tumba de Annette y lloró, prometiendo volver con un hermoso retrato de su madre.

Y así, Tina se puso a trabajar en serio en casa y empezó a dibujar el retrato de su madre. Dos días después, volvió a acompañar a su padre al cementerio.

"¿Qué pasa, cariño? Pareces triste... ¿está todo bien?", preguntó Tyler, preocupado. Sabía que algo preocupaba a Tina.

"Hice este dibujo de mamá, pero no salió bien", sollozó ella, mostrándole a su padre un retrato de su madre, Annette. "Se ha emborronado y los ojos son diferentes. La nariz de mamá es más grande de lo que es en realidad, y los labios están graciosos y torcidos".

A Tyler se le derritió el corazón. "Cariño, tu amor es lo que le importa a tu madre. Estará encantada de saber que haces tanto por ella. Esto es precioso".

Pero Tina no estaba convencida. Tomó un rotulador y escribió: "Mami, por favor, perdóname. He intentado dibujarte, pero esto es todo lo que he podido hacer". Colocó el retrato en la tumba de Annette antes de marcharse a casa llorando.

Al día siguiente, volvieron al cementerio y se sorprendieron al encontrar un precioso retrato de Annette entre los demás dibujos que Tina había dejado allí.

"¡Papá, mira! Es un retrato de mamá. Pero no lo dibujé yo. Es muy bonito. ¿Quién lo dibujó?", exclamó Tina tomando el retrato. "Espero haber conseguido transmitir la belleza de tu madre", estaba escrito en la esquina derecha del retrato.

Curiosa, Tina miró a su alrededor y vio a una mujer delante de otra tumba. Tomó el dibujo y se acercó a la mujer, sólo para ver varios dibujos de un hombre y un niño pequeño sobre la tumba cerca de donde estaba la mujer.

"¡Hola, cariño! ¿Te gusta el dibujo?", preguntó la mujer, desconcertando a Tina.

"¿Cómo conoces a mi mamá?".

"Soy Samantha... ¿y cómo te llamas?".

"Me llamo Tina", dijo la niña, preguntándose quién era la mujer.

"Te he visto muy a menudo aquí con dibujos. Después entendí que eran para tu madre. Lo siento, pero copié tu idea y empecé a llevar dibujos de mi difunto esposo y mi hijo a sus tumbas", dijo Samantha.

Resultó que el día anterior, la mujer se dio cuenta de que Tina estaba disgustada por el retrato que había dibujado. Samantha era artista profesional y, después de que Tina se fuera con su padre, tomó su dibujo y observó detenidamente los detalles. Tomó nota del nombre completo de Annette en su lápida, buscó su perfil en las redes sociales y encontró su foto con Tyler y Tina.

"...Y así fue como descubrí el aspecto de tu madre. Lo siento, ¡no estaba siendo entrometida! ¡Pero sólo quería hacerte sonreír y transmitirle tu amor a tu mami!".

En ese momento, Tina no pudo contener las lágrimas. Se arrojó a los brazos de Samantha, llorando desconsoladamente.

"Gracias, muchas gracias. Nunca olvidaré tu ayuda. Me has hecho feliz y estoy segura de que mamá también lo estará".

Ver llorar a la niña hizo que a Samantha también se le llenaran los ojos de lágrimas. Tyler se unió al emotivo momento y lloró con ella.

"Muchas gracias por hacer feliz a mi niña. Nunca la había visto emocionada por algo después de tanto tiempo desde la muerte de su madre."

"¿Puedes enseñarme a dibujar como tú?", preguntó Tina a Samantha, añadiendo más matices de alegría a los ojos de Tyler. Había estado luchando por encontrar una manera de aliviar el dolor de su hija, y parecía que Tina por fin había encontrado una razón para sonreír.

Con el tiempo, Tina y Samantha empezaron a pasar mucho tiempo juntas, durante el cual Samantha enseñó a Tina a dibujar retratos. Tyler estaba agradecido a Samantha por ayudar a su hija con su dolor. Y pronto, su amor por Tina los acercó. Empezaron a salir y se casaron poco después, comprometidos a criar juntos a Tina.

Al final, Tina recuperó la felicidad y, aunque no recuperó a su madre biológica, al final encontró una madre cariñosa.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

• Cuando Dios nos quita algo, nos devuelve otra cosa digna de nuestro amor y atención. La pequeña Tina estaba desolada tras la pérdida de su madre. Anhelaba un milagro que le devolviera a su madre. En cambio, otra mujer que la amaba por igual se puso en el lugar de su mamá.
• Cuando se comparte el dolor, es más fácil sobrellevarlo. Tina encontró consuelo haciendo dibujos de su madre y compartiendo esa pasión con Samantha, que también estaba lidiando con su propio dolor.

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