Chico da regalo a un amigo por su cumpleaños, al día siguiente la madre del cumpleañero se lo devuelve gritando
Mi hijo, Bobby, siempre ha sido un poco reservado, pero un día llegó a casa con la emoción burbujeándole en los ojos. "¡Mamá, hoy he hecho un nuevo amigo en el colegio! Se llama Matthew y me ha invitado a su fiesta de cumpleaños".
Amistad entre chicos | Foto: Shutterstock
No pude evitar sonreír ante la nueva amistad de mi hijo. Nos preparamos para la fiesta de cumpleaños, eligiendo cuidadosamente un regalo considerado y una tarjeta de cumpleaños. Llegó el día y nos encontramos en casa de Matthew, rodeados de risas y del ambiente alegre de una fiesta de cumpleaños.
Un montón de regalos | Foto: Shutterstock
Matthew, un chico carismático con una cabeza llena de rizos salvajes, dio la bienvenida a todos con un entusiasmo contagioso. Le entregamos un regalo cuidadosamente envuelto y una tarjeta de cumpleaños muy sentida. Sus ojos brillaron de gratitud al abrir el papel de regalo. Intercambiamos sonrisas, creyendo que habíamos elegido el regalo perfecto, y la reacción del cumpleañero lo demostró, pues enseguida se puso a jugar con Bobby. La fiesta fue divertida, llena de juegos, música y deliciosas golosinas.
Fiesta de cumpleaños | Foto: Shutterstock
El día siguiente transcurrió tranquilo y sin incidentes, hasta que un inesperado golpe en la puerta me sacudió de mi lectura vespertina. Era la madre de Matthew, con la cara hecha un lienzo de ira y desdén, apretando con fuerza entre los brazos los regalos que le habíamos dado a su hijo. Sin saludarme, me los lanzó, con los ojos llenos de una emoción que no supe identificar. "¡Toma, devuélvelos!", exclamó, con la voz temblorosa por la rabia. Me quedé de pie, estupefacta, con los regalos en mis brazos. "Pero, ¿por qué?", balbuceé, totalmente confusa. ¿Qué podía haber salido mal?
Mujer enfadada | Foto: Shutterstock
Sus labios se afinaron en una línea tensa. "Porque no necesitamos estos juegos inútiles", escupió las palabras como si fueran veneno. ¿Juegos inútiles? Me sorprendió. Nuestro regalo era uno de la lista que Matthew nos dio a petición nuestra para que eligiéramos con seguridad lo que le gustaría. Un nuevo videojuego que según mi hijo, el cumpleañero deseaba desde hacía mucho tiempo.
Videojuegos | Foto: Shutterstock
Intentando mantener la compostura, le dije: "Siento que te sientas así. No pretendíamos ofenderte. Bobby simplemente quería darle a Matthew algo especial por su cumpleaños".
Su rostro se suavizó por un momento, pero la dureza de sus ojos permaneció. "Pues no los queremos", dijo, girando sobre sus talones y marchándose de nuestro porche.
Mujer con traje rojo | Foto: Shutterstock
La madre de Matthew estaba furiosa, creía que los videojuegos eran perjudiciales y, a pesar de que Matthew tenía una consola, le limitaba los juegos desarrollados específicamente para niños. Sin embargo, sus opiniones experimentaron una transformación tras el reciente incidente. Según me contó Bobby, Matthew se disculpó con él después de que su madre nos devolviera el regalo; estaba muy disgustado. Se distanció de su madre, explicándole que ella no valoraba en absoluto sus intereses, sino que sólo pensaba en qué era lo correcto. Supongo que ver cómo el humor de su hijo se iba agriando cada vez más a lo largo de esos días le ablandó el corazón. Quizá se dio cuenta de los beneficios potenciales de un juego razonable para la felicidad de su hijo.
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Mujer mira por la ventana | Foto: Shutterstock
Me di cuenta de ello cuando, unos días después, la madre de Matthew se dirigió a nosotros para disculparse, reconociendo que su estricta postura respecto a los videojuegos se debía a su preocupación por su impacto negativo. Dijo que después de devolvernos el regalo, Matthew no le dirigió la palabra durante mucho tiempo. Por una vez él quería jugar por diversión y no sólo para aprender o desarrollarse. Ver a su hijo caminando por la casa como un fantasma le hizo ver la situación desde otra perspectiva, reconociendo que le había quitado la alegría de experimentar una infancia normal.
Chicos jugando videojuegos | Foto: Shutterstock
Confesó que se había centrado demasiado en la protección, admitiendo que en el proceso había descuidado permitir a Matthew el simple placer de ser un niño. En respuesta, decidió suavizar las restricciones sobre los juegos, buscando juegos educativos y apropiados para su edad para que el niño los disfrutara de forma responsable.
El cambio fue notable. Matthew aceptó la nueva libertad y la familia empezó a pasar tiempo de calidad jugando juntos, convirtiendo lo que antes era un tema polémico en una fuente de alegría y conexión. El giro inesperado resultante de un simple malentendido provocó un cambio positivo en su filosofía de crianza.
Mamá con su hijo | Foto: Shutterstock
Con el paso de los días, la madre de Matthew fue testigo del impacto positivo del juego responsable en la felicidad de su hijo. El incidente la impulsó a adoptar un enfoque más equilibrado y abierto respecto a las actividades de ocio del niño, reforzando el vínculo entre las dos familias e impartiendo una valiosa lección sobre flexibilidad y comprensión en la crianza.
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