Por qué la Reina Letizia se niega a usar su anillo de boda

El misterio detrás de la ausencia del anillo de boda de la Reina Letizia: razones personales y protocolos reales.

Durante más de una década, la Reina Letizia ha optado por no usar públicamente ni su anillo de compromiso ni su argolla matrimonial.

Este detalle, que no ha pasado desapercibido, ha dado lugar a diversas especulaciones y teorías, algunas muy personales y otras relacionadas con los protocolos de la realeza.

¿Qué hay realmente detrás de esta decisión? Aunque se conocen algunos motivos, el verdadero trasfondo es más complejo de lo que muchos creen.

A lo largo de su matrimonio con el Rey Felipe VI, la Reina Letizia ha sido vista en eventos oficiales sin la tradicional joya de bodas, lo que ha despertado la curiosidad de los medios y seguidores de la familia real española.

Una joya con historia y un diseño único

El anillo de compromiso de la Reina Letizia, diseñado por la joyería Suárez, es una pieza singular que rompe con los cánones tradicionales de los anillos de compromiso reales.

A diferencia de los grandes diamantes rodeados de otras piedras preciosas, este anillo está compuesto por 16 diamantes talla baguette, dispuestos verticalmente sobre una base de platino u oro blanco. Con un valor estimado de 25.000 libras esterlinas ($31.700), la joya destaca por su diseño sofisticado.

Aunque esta pieza es una de gran valor y belleza, la Reina Letizia ha decidido no llevarla en público desde 2012. Según el experto en diamantes Maxwell Stone, Letizia ha señalado que el anillo le resulta incómodo debido a los continuos apretones de manos en sus compromisos oficiales.

“Ella afirmó una vez que, como tiene que reunirse con muchos dignatarios todos los días, el anillo le hace daño en la mano debido a los interminables apretones de manos”, afirmó Stone.

Esta fue la razón principal que la llevó a dejar de usar su anillo de compromiso, y por extensión, también su alianza matrimonial.

Un cambio de estilo y comodidad

La comodidad parece haber jugado un papel clave en la decisión de la Reina Letizia. En varias ocasiones, la Reina ha explicado que los apretones de manos, frecuentes en eventos oficiales, le causaban molestias en las manos, lo que le llevó a dejar de usar el anillo matrimonial en 2011.

Este motivo práctico, sumado a las incomodidades de las joyas, la llevó a prescindir de las piezas más ostentosas, optando por un estilo más sobrio y discreto.

A partir de entonces, Letizia eligió un anillo más sencillo y moderno, de la firma Karen Hallam. Esta pieza de plata chapada en oro, que comenzó a llevar en 2019, se ajusta mejor a su estilo personal y refleja su preferencia por una estética más minimalista, que también se ve en su forma de vestir y en la actitud general hacia las joyas.

La conexión con Iñaki Urdangarin y el escándalo de Nóos

Una de las teorías que ha circulado con más fuerza a lo largo de los años es la que vincula la decisión de Letizia de no usar su anillo con el escándalo de corrupción que involucró a Iñaki Urdangarin, cuñado del Rey Felipe VI.

Aunque nunca ha habido una confirmación oficial al respecto, algunos medios sugieren que Letizia pudo haber querido distanciarse de la joya debido a la implicación de Urdangarin en el caso Nóos, un escándalo que afectó gravemente la imagen de la familia real.

Se ha informado que habría sido Urdangarin quien recogió el anillo en la joyería Suárez en Barcelona, y algunos rumores han apuntado a que fue él quien pagó la joya usando fondos de la Fundación Nóos, aunque esta información nunca ha sido confirmada o desmentida por la Casa Real.

A pesar de la persistencia de esta especulación, no existen pruebas que vinculen directamente el caso Nóos con la decisión de Letizia de no llevar el anillo.

La Reina Letizia y su relación con las joyas

A pesar de las especulaciones sobre el motivo de la ausencia del anillo de compromiso, es importante resaltar que la Reina Letizia ha siempre sido selectiva con las joyas que elige llevar.

Su estilo se caracteriza por la moderación y la funcionalidad, sin recurrir a la ostentación. En los retratos oficiales más recientes, realizados por la reconocida fotógrafa Annie Leibovitz, Letizia optó por un look moderno y minimalista.

Lució un vestido vintage de Cristóbal Balenciaga y eligió joyas discretas, alejándose de las piezas tradicionales de la realeza.

En lugar del anillo de compromiso, Letizia optó por una pieza mucho más sencilla: un anillo que le fue regalado por sus hijas, que refleja su visión más personal de la moda y las joyas. Este gesto refuerza su tendencia a elegir joyas con valor sentimental y alejarse de los símbolos tradicionales de la monarquía.

El legado del anillo de compromiso: ¿un símbolo del pasado?

Aunque la Reina Letizia ya no lleva su anillo de compromiso en público, esta joya sigue siendo un símbolo del amor y el compromiso con el Rey Felipe VI.

En mayo de 2024, celebraron su vigésimo aniversario de bodas, pero el hecho de que Letizia haya decidido prescindir de las joyas tradicionales de la realeza, y especialmente del anillo de compromiso, refleja un cambio en la forma en que la familia real española se presenta ante el público.

En lugar de seguir las convenciones de otras monarquías europeas, Letizia ha preferido definir su propio estilo, más cercano a la figura de una monarca moderna y accesible.

Este cambio de imagen no implica que la Reina desee desvincularse de su compromiso con Felipe VI, sino que responde a una decisión personal, en la que la comodidad y el estilo prevalecen sobre las expectativas tradicionales.

Al no usar el anillo, Letizia ha logrado proyectar una imagen de mujer contemporánea y discreta, que va más allá del brillo de los símbolos tradicionales de la realeza.

Una decisión profundamente personal

En conclusión, la decisión de la Reina Letizia de no llevar su anillo de compromiso ni su alianza matrimonial parece estar influenciada por una mezcla de factores personales, como la comodidad y el estilo, además de ciertos aspectos relacionados con el escándalo Nóos.

No obstante, lo que es claro es que Letizia ha mantenido una postura coherente con su imagen pública, priorizando su bienestar y su estilo por encima de las expectativas monárquicas tradicionales.

El uso o la ausencia de joyas no define la relación de Letizia y Felipe VI, que continúan siendo una de las parejas más admiradas de la monarquía europea.

La forma en que Letizia ha redefinido su papel como consorte refleja una mezcla de modernidad, discreción y elegancia que ha dejado una huella indeleble en la percepción pública de la realeza española.

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