Padres obligan a abuelo a comer sólo en un rincón, hasta que hijo les da inesperada lección
El importante mensaje debía ser compartido con todo el mundo para que vieran lo bonito que es querer a sus abuelos.
El anciano ya no veía bien. Vivía con su hijo, la esposa de su hijo y un nieto de 5 años. Estaba enfermo y sus días a día no eran nada fáciles. Se había convertido en una carga para la familia, pero lo que el niño hizo cambio todo.
Como las manos del hombre mayor temblaban, comer era algo muy difícil para él. La comida se caía mientras la llevaba hasta su boca y hacía un reguero sobre la mesa. También había roto varios platos y vasos de la cocina.
La hora de la comida era un momento incómodo para la familia por la situación con el viejito, hasta que un día el hijo dijo algo que cambió todo.
“Tenemos que hacer algo con papá. Yo estoy cansado de todo el problema que causa, y además estoy cansado del sonido que hace con la boca cuando come”, le dijo el hijo irritado a su esposa.
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Cuando volvieron a servir la comida, al anciano lo sentaron en una mesa diferente al otro extremo de la cocina. Mientras todos comían juntos, el abuelo estaba solo tratando de llevar el alimento a la boca con todas sus dificultades.
En vista de que había roto varios utensilios por sus manos temblorosas, le sirvieron en platos de madera para evitar que los dañara.
El pobre viejito estaba triste. Mientras estaba al otro extremo de la cocina, la familia observó que una lágrima rodó por su mejilla, pero no hicieron nada. Solo dijeron que el abuelo regaba toda la comida.
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Sin embargo, el hijo de cinco años de la pareja sabía lo que pasaba, pero no dijo ni una palabra en ese momento. Más tarde en la noche, el niño estaba sentando en el piso tratando de construir algo con unos trozos de madera.
“¿Qué estas construyendo?”, le preguntó el papá al hijo. “Estoy tratando de hacer un recipiente de madera para ti y para mamá, para que ustedes puedan comer de ahí cuando estén viejos”, contestó el niño con cuidado.
Sus padres se sorprendieron y no pudieron pronunciar una palabra. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Solo se miraron en silencio; ya sabían lo que debían hacer.
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Cuando cenaron esa noche, el papá tomó al abuelo de la mano y lo llevó a la mesa. Desde ese día él comió todas las comidas con la familia y en la mesa grande.
La mesa en la que habían confinado al anciano la guardaron y más nunca la usaron. No importaba el reguero que el abuelo hacía al momento de comer o si el mantel se ensuciaba.
Ellos decidieron aprovechar el tiempo en familia y ser agradecidos por todavía tenerlo en sus vidas.
Historia cortesía de Newsner.