Ana Julia Quezada revela nuevos detalles sobre el homicidio del pequeño Gabriel

La asesina del pequeño confesó lo que hizo el día del crimen.

El Diario Mexicano compartió las declaraciones exclusivas que Ana Julia Quezada dio para un programa de Antena 3. Sus palabras fueron el resultado de un interrogatorio con las autoridades, quienes no creyeron del todo su versión.

La presunta asesina del pequeño Gabriel contó que la noche del asesinato salió de su casa con el auto y se encontró al niño en el camino. Se detuvo y lo invitó para que fuera con ella a la finca.

“Él se subió en el coche, fuimos a la finca y yo me puse a pintar. Él se quedó fuera jugando”, detalla.

Ana asegura que en un momento se asomó y vio al niño jugando con un hacha y cuando le preguntó qué estaba haciendo, él comenzó a insultarla mientras ella intentaba quitarle el objeto.

“Él me dijo: tú no eres mi madre, tú no me mandas y además no te quiero volver a ver nunca. Así que nos peleamos por el hacha, se la quité y al final, con la rabia, acabe asfixiándole, tapándole la nariz y la boca”.

Dijo a las autoridades que entró a la casa y se dio cuenta que tenía graves problemas.

“Me fumé un cigarro. Y estuve pensando. No quería hacerle daño a Ángel así que lo mejor fue enterrarlo”, continuó.

Luego tomó la ropa del niño y la llevó a casa de su abuela. Pensaría que nadie sospecharía de lo que había ocurrido.

“Si coloqué la camiseta en los juncos fue para despistar. Bueno, días más tarde cogí lo que quedaba de la ropa de Gabriel y la tiré dentro de un contenedor de vidrio en frente de un hotel. Al final vine a buscar el cadáver porque me dijeron que les entregase la llave y me puse nerviosa”, concluye la declaración.

Mientras ella declaraba, en el parqueadero de la Ciudad de la Justicia de Almería había decenas de personas con carteles y gritando “asesina, criminal”.

El cuerpo del menor aún no será incierado por si es necesario realizar más pruebas. Hay aspectos pendiendes por analizar para finalmente tomar una decisión.

La principal teoría radica en los celos de la Ana hacia el pequeño Gabriel, por la forma en que su padre lo cuidaba. Otros aseguran que la mujer quería deshacerse del pequeño para poder irse con el padre a República Dominicana.