Hijo muere de enfermedad grave. Años después, su madre halla caja en el armario que la hace llorar
Mary Alexander tiene dos hijos adultos. Le encanta el Día de la Madre porque sus hijos siempre le dan sus tarjetas y muestran su amor a su madre.
Uno de los hijos de Mary se mudó a Noruega. Su otro hijo, Jason, se deslizó entre sus dedos. Pero Jason dejó una sorpresa para su madre que aparecería justo cuando Mary más lo necesitaba.
Jason era conocido como el "gigante gentil" por sus amigos. Él medía 6'6 después de todo. Todos los miércoles cenaba en la casa de mamá y Mary amaba esas comidas con su hijo.
En un miércoles típico, mientras decían adiós, ella estrechó a su hijo un poco más. Las lágrimas brotaron de sus ojos y corrieron por sus mejillas.
Mary comenzó a sollozar. Era como si el instinto de madre hubiera intervenido. Desafortunadamente, la intuición no estaba equivocada, según relató Goodfulness.
La noche siguiente, los agentes llegaron a su puerta, informándole que Jason había muerto de un repentino y severo ataque al corazón. Nadie sabía que sufría de presión arterial alta y un corazón anormalmente agrandado.
El primer Día de la Madre sin Jason fue el más difícil para Mary. A pesar de su gran pesar, trató de convencerse de que todo estaría bien, aunque sus hijos no estuvieran cerca. Tampoco recibiría todas las tarjetas del Día de la Madre como lo hizo una vez.
"Siempre esperé mis tarjetas del Día de la Madre, pero sabía que me echaría de menos una".
Cuatro años después, el Día de la Madre sigue siendo una fiesta terrible para ella. Para distraerse este año, Mary decidió limpiar un armario del sótano. Lo que ella aún no sabía era en este armario, ella descubriría su propio "Godwink".
En una caja con algunas revistas viejas, Mary localizó un sobre dirigido al periódico local de su ciudad. Era su contenido lo que causaría que llorara allí mismo en el suelo del armario.
Vea el hermoso "guiño de Dios" que le obsequió Jason a su madre en el video a continuación:
De este modo, y cuando menos lo imaginaba, Mary recibiría una intervención divina que restauraría su esperanza y alegría.
Su “gigante gentil” le sacaba unas lágrimas desde el cielo, que se convirtieron con el tiempo en una inquebrantable fe de que Jason seguía con ella.