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Florinda Meza habló sobre la pérdida de Chespirito casi 4 años después de su muerte

Hace casi cuatro años que falleció el querido comediante mexicano, Roberto Gómez Bolaños, recordado como el Chavo del Ocho.

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Su viuda Florinda Meza, después de todo este tiempo se animó a abrir su corazón y contar como vivió el momento de su muerte y su ausencia hasta ahora, como informó Debate.

La artista mexicana dio una emotiva entrevista al programa Ventaneando el 18 de julio. Allí expresó que deseaba morirse para alcanzar a su esposo en la eternidad.

"Yo quería morirme ahora si lo puedo decir, abiertamente y tenía muy claro que no iba a vivir, o cuando llegué al año dije, bueno unos meses más tal vez viva, pero si estaba para decirlo más fuera de lo castizo fregadisimo", dijo la también actriz.

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El día que murió ella se mantuvo a su lado por horas hasta que se lo llevaron para la funeraria.

"Cuando falleció Roberto lloré y estuve abrazada a él horas en la cama hasta que se lo llevaron a la funeraria para prepararlo. Llorando y abrazada a él, besando sus manos”.

Al día siguiente se realizó un funeral en el Estadio Azteca donde sus seguidores pudieron darle el último adiós disfrazados de los personajes del artista: el Chavo del 8, el Chapulín Colorado y el Chompiras.

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Después de la muerte del comediante en su casa de Cancún el 28 de Noviembre de 2014, a causa de una insuficiencia cardiaca, Florinda entró en una etapa de no aceptación. Fue a los ocho días que por fin entendió que su esposo se había ido para siempre.

Yo sentía como si estuviera fuera de todo. Estaba segura de que en algún momento algo volvería a hacer que todas las cosas fueran como antes, como si eso fuera una película que no me estaba tocando vivir a mí”.

Ella confesó además que desde entonces se sienta en la misma silla cuando se dispone a comer y que la de Roberto continúa vacía. Pese a que muchas personas y familiares le han brindado apoyo ella en su casa solo cuenta con la compañía de sus perros.

Admite que la pérdida de un ser querido no solo es un dolor inmenso sino que piensa que es insuperable y por ello nadie habla abiertamente del tema.

“Yo creo que esto no se supera nunca, yo no creo que alguien supere una pérdida, yo pienso que la demás gente te lo dice porque si te dicen la realidad, nunca saldrías de agujero”.

Concluye que para aquellos que tienen un duelo, deben vivirlo y “es necesario llorar” porque “las lágrimas lavan el alma”.

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