Historia detrás del poderoso llanto de una mujer al sostener a su bebé por primera vez
Rachel Checolinski le dió la oportunidad a su mejor amiga de ser madre por primera vez.
Erin Boelhower pasó por 6 abortos y 600 inyecciones para poder realizar el sueño de su vida: ser madre.
La mujer de 33 años y su esposo Mathew, un antiguo marine, trataron por más de 3 años ser padres por su cuenta, sin éxito.
Según The Little Things, cada uno de estos intentos fue frenado por alguna situación de salud como por ejemplo, cuando Erin fue diagnósticada con síndrome de ovarios poliquísticos.
La situación de Boelhower traía a su amiga Rachel Checolinski muy agobiada, quien al contrario de ella, fue bendecida con tres niños. Sin embargo, se sentia mal por la suerte dispar en relación a Erin.
CUANDO EL CORAZÓN ES MAS GRANDE QUE LAS PERSONAS
Al escuchar uno de los tantos lamentos de Rachel, su esposo le recomendó ser madre sustituta.
Imagen tomada de: YouTube / Inside Edition
“Simplemente ofrécete como sustituta”, dijo el preocupado hombre, de acuerdo Inside Edition.
No conforme con el hecho de su generosa oferta, Checolinski le dijo a Erin que haría el proceso de manera gratuita para que pudiera llevarse a cabo sin problemas.
Luego de meses de dulce espera, el dia tan esperado llegó. Rachel dió a luz al hijo de Erin.
Al verlo, la mujer no pudo más que romper en llanto por el invaluable regalo que le estaba dando su amiga.
Imagen tomada de: YouTube / Inside Edition
EL LAZO DE SANGRE Y DE AMOR NUNCA SE ROMPE
El caso de Rachel y Erin muestra un final feliz, así como el de Megan Baker, quien trajo al mundo a su nieto, luego de ejercer como madre sustituta para su hija Maddie.
Megan de California, no podía soportar ver a su hija sufrir por no poder concebir debido a una enfermedad en la cerviz que fue le diagnosticada a los 14 años.
Maddie Coleman recibió con mucho agradecimiento el gesto de su madre, quien estuvo más que feliz de haber traído al mundo a su nieto Gus a los 49 años.
Estos actos demuestran que cuando el amor es verdadero (y más cuando hay lazos de sangre) la capacidad de demostrarlo va mas allá de lo imaginable.