Desgarradora carta de un hombre a su esposa tras 6 décadas de completo amor
Un hombre dejó una larga carta de profundo amor dedicada a su esposa antes de morir junto a ella, tomados de la mano acostados en su cama.
En el dormitorio, acostados uno al lado del otro, en la bonita mansión ubicada detrás de la carretera en el pueblo de Vosnon, Francia, yacían los cadáveres de Andre y Dorine Gorz. Se habían suicidado con una sobredosis de drogas. Él tenía 84 años, ella 83.
Una sola hoja de papel pegada en la puerta para que su personal de limpieza la viese, marcó el momento en que el escritor y filósofo francés y su esposa británica llegaron al capítulo final de su conmovedora historia de amor.
La nota decía simplemente: "Llama a la policía. No subas".
El pequeño libro de Gorz se publicó en Francia en 2006, y tuvo una enorme aprobación crítica. Después de que surgiera la noticia del suicidio conjunto en septiembre de 2007, la carta se volvió uno de los libros más vendidos del país.
No se necesitaban más explicaciones. Lettre a D. Histoire d'un Amour (Carta a D. Historia de un Amor), de 75 páginas, era dejaban entrever lo inevitable: el suicidio en conjunto. La enfermedad terminal de Dorine no les dejaba más opción para continuar el viaje juntos.
Dorine se vio afectada por una afección progresiva causada por los efectos secundarios del lipiodol, un agente de contraste utilizado para las radiografías antes de una operación de espalda en 1965.
Partículas del material se alojaron en su cráneo y formaron quistes en su cuello uterino. Sus nervios se comprimieron, causando ataques de dolor insoportable.
Carta a D. retrata el profundo amor entre el exponente de la ecología política y su esposa, que comenzó en 1947, cuando vio a Dorine por primera vez mientras jugaba póker, sin saber que el destino los volvería a juntar más tarde pero para toda la eternidad.
Su relación se desarrolló como un encuentro entre un “judío austriaco sin un centavo” -como él mismo se definió-, y una inglesa aventurándose por un continente que volvía a la vida tras el trauma de la posguerra.
“Acabas de cumplir 82 años. Has encogido seis centímetros, no pesas más de 45 kilos y sigues siendo bella, elegante y deseable. Hace 58 años que vivimos juntos y te amo más que nunca”, comenzó la carta.
Cuando la mujer cumplió 60 años, desafortunadamente le detectaron una terrible enfermedad sin cura, por lo que su esposo -llamado realmente Gerhart Hirsch- decidió dejar de trabajar para dedicarse a ella.
“Me pregunté qué era lo accidental a lo que debía renunciar para concentrarme en lo esencial”, reflexionó en su carta.
“Éramos tú y yo, hijos de la precariedad y del conflicto”, le escribió Gorz. “Estábamos hechos para protegernos el uno al otro. Necesitábamos crear juntos, el uno para el otro, un lugar en el mundo que nos había sido originalmente negado. Pero, para ello, era necesario que nuestro amor fuera también un pacto para toda la vida”, continuó.
Gorz sentía que no podía estar sin Dorine:
“Recuerdo haber escrito a E. que, a fin de cuentas, sólo me importaba una cosa: estar contigo. Me resulta inimaginable seguir escribiendo si tú ya no estás. Tú eres lo esencial sin lo cual todo lo demás, por importante que me parezca mientras estás ahí, pierde su sentido y su importancia. Eso te decía en la dedicatoria de mi último escrito”.
“Seremos lo que hagamos juntos”, añadió, aclarando que no dejaría a su esposa sola en su batalla, además de que no podría soportar estar en este mundo sin ella.
“No quiero asistir a tu cremación, no quiero recibir tus cenizas en un recipiente”, línea que quedó comprobada cuando ambos se inyectaron una sustancia letal que los llevó hasta la muerte... en la misma cama de siempre.
Sus cenizas fueron esparcidas en los jardines de su hogar, en donde descansarán por el resto de la eternidad.