Un hombre de 74 años ayuda a dos refugiados y casi se convierte en su padre
La ayuda siempre llega a los más necesitados y en cada rincón siempre hay una persona de buen corazón dispuesta a dar hasta lo más personal para hacer posible estos actos de bondad.
César, un madrileño de 74 años, siempre quiso cambiar el mundo, pero sus siete hijos le insistían en que esa era una idea descabellada, porque una sola persona no podría hacerlo. Así que le recomendaron hacer algo un poco más práctico.
“Nuestro padre es muy cabezota y un poco soñador, pero siempre se ha preocupado por el tema de la vivienda y los desahucios. Él lo ha visto con su caso en concreto: se compró una casa con varias habitaciones en la que, al final, no vivía nadie”, contó César, el hijo mayor.
Fue con esta reflexión que el hombre, que vive en Pinto, se levantó un día, se vistió y poco a poco se fue hasta Lavapiés, donde queda un local de Refugees Welcome. Una vez allí, indicó a la encargada que era dueño de una casa con dos cuartos desocupados.
Después de una serie de papeleos y unos cuantos meses, César dio amparo a dos refugiados, cuyos nombres son Rabee, de 27 años, quien huyo de la guerra en Siria, y Mahamadou, de 44, que emigró de Senegal.
El primero llegó hace seis meses a la casa de su nuevo “tío” y se adueñó de la cocina. Se la pasa cocinando para los tres integrantes de esta recién formada familia y tan jefe de este espacio se sintió que incluso cambió todos los utensilios de lugar.
Ahora, para conseguir algo, César primero tiene que preguntarle al joven sirio, lo cual le causa mucha gracia.
Fuente: Wikimedia Commons
Por las noches, Rabee se dedica a trabajar en un restaurante árabe, donde siempre se queda hasta la madrugada, para tratar de conseguir un poco de dinero extra. Solo mientras consigue su validación como veterinario en este nuevo país.
“Tío César es una persona magnífica. Desde el principio me ha enseñado español y hablamos mucho de vuestra cultura. Me insiste siempre en que persevere”, comentó.
Pero aunque el joven consiguió una nueva oportunidad en el continente europeo, la guerra en su país de origen no sale de su mente.
"No fue fácil. Estábamos cercados por los militares. Noche tras noche escuchábamos los bombardeos", recordó.
Por su parte, Mahamadou es más callado y taciturno. Él nació en Dakar y estudió Geografía e Historia.
Casi no habla de su vida. Esto por recomendación de su abogado, debido a que como otras 60 mil personas, está pidiendo asilo político en España.
No habla muy bien el español, porque a diferencia de Rabee, no le ha dedicado tanto tiempo al idioma.
Su rutina no es muy cambiante, según César. Todos los días se levanta a las cinco de la mañana, ayuda a preparar el desayuno, luego va a la academia y cuando regresa, se dedica a buscar trabajo.
LA ENTREGA DE ALGUNOS POR AYUDAR A LOS OTROS
Cuando las ganas de ayudar al prójimo son verdaderas, no existen excusas para dejar de hacerlo.
Fuente: Wikimedia Commons
Esto lo ha demostrado una iglesia holandesa, la cual ofreció una misa de más de 700 horas continuas, para impedir que la policía arrestara a una familia de armenios que se encontraba refugiada en ese lugar.
De esta manera, el acto se mantuvo las 24 horas, los siete días a la semana por 29 días, para evitar que las personas en cuestión fueran deportadas.
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