Amorosa pareja de ancianos hizo más de 9 mil juguetes para regalarles a niños durante 9 años
Aunque tienen juntos 61 años, Victor y Rita ya llevan casi 10 emprendiendo un proyecto de buen corazón para alegrar a niños sin hogar en Argentina.
Carritos, muñecas y rompecabezas, son construídos por esta noble pareja de ancianos para regalar en Navidad a los chicos recluidos en hogares temporales y comedores de Buenos Aires.
Son unos 9 mil juguetes los que han donado en los últimos 9 años. Juguetes que fabrican desde su casa, la cual se ha convertido en un taller donde pintan, cosen y construyen los obsequios para los más necesitados.
Desde el hogar donde criaron a sus hijos, que ahora es un centro de trabajo en pro de la labor social, ellos embalan los regalos y los mandan a los comedores y hogares de todo el país.
"Mi señora primero me miró para ver qué iba a hacer. El objetivo siempre fue que un chico tenga un juguete de él, no heredado, no prestado, aunque sea modesto, que sea suyo", cuenta Víctor.
A los abuelos de 82 y 84 años les gusta mantenerles la ilusión de la Navidad a los chicos que le dan los regalos, y por eso nunca los entregan en las manos. Ellos solo van al lugar y los dejan, sin embargo, algunos de los pequeños corren a abrazarlo cuando se están yendo.
Aunque ninguno sabía hacer las piezas que dan como regalos, con mucho amor y paciencia comenzaron a trabajar en los diseños.
"El que empezó fue mi marido que colaboraba con el Banco de Alimentos de Vicente López clasificando la comida que después los voluntarios llevaban a los comedores, y vio que muchos chicos no tenían con que jugar y se le ocurrió hacerles juguetes. Él me decía que hacía cosas para los varones y que faltaban para las chicas, así que le respondí que yo me iba a encargar de hacer las cosas para las nenas: no solo muñecas, sino también títeres de manos, de dedos o pizarrones de tela para que ellos pudieran dibujar", recuerda Rita.
MATERIAL RECICLABE
Todos los juguetes que estos viejitos fabrican, son con materia prima reciclada. Madera de segunda mano, telas que les regalan y obejtos en desuso.
De hecho, para afianzar su labor humanitaria, en 2009 crearon la ONG UPA: Unidos Para Ayudar y desde entonces cuentan con voluntarios con los que se reparten las tareas.
"Mi señora primero me miró para ver qué iba a hacer. El objetivo siempre fue que un chico tenga un juguete de él, no heredado, no prestado, aunque sea modesto, que sea suyo", cuenta Víctor.
La tierna pareja quiere que su labor se masifique y que muchas otras personas tomen la iniciativa de hacer feliz y regalarle un juguete a un niño.
Es por ello que aspiran que cada vez sean más los voluntarios que se sumen a su noble causa, para así extender la cadena de solidaridad.
"Para los chicos tendría que ser todo el año Navidad, porque quizás en las fiestas le llegan a algunos regalos pero hay otros a los que no. Si se sumara más gente, si pensaran cinco minutos cada día en que puede hacer algo por el otro, el mundo estaría mejor".
AMOR PARA COMPARTIR
El amor entre Rita y Víctor es tan grande que decidieron compartirlo con un montón de niños cada año.
Y pesar de que los años han pasado, esta bella pareja de ancianos se mantiene unida y llena de energía para que cada nuevo año, puedan seguir contagiando a las personas con su labor y sean cada vez más los niños que reciban un regalo especial que tanto les hace falta para alegrar sus vidas.
Para ellos, la solidaridad debe estar presente durante todo el año y no solo en Navidad.
UN MILAGRO EN WALMART
El espíritu de la Navidad va contagiando a las personas para que con su buen corazón, hagan buenas acciones. Longmont fue el escenario principal, docenas de familia recibieron un llamado inesperado para notificarles que el pago de sus deudas estaba saldado.
Un desconocido pagó las cuentas de compras para que tuvieran una Navidad diferente. En el Walmart, en East Ken Pratt Boulevard, ingresó y pagó 45 mil dólares a la sección de reserva. Esto se convirtió en un milagro navideño para todos los beneficiarios.
REGALO CON MUCHO CORAZÓN
Asimismo, esta dulce mujer, decidió luego de la muerte de su esposo, hacer algo para que sus hijas y nietos recordaran para siempre a su padre y abuelo.
Por tal motivo confeccionó osos de peluche hechos con la tela de la ropa de su difunto marido y los rellenó con parte de sus cenizas, para que así sus seres queridos lo tuvieran bien cerca de su corazón y nunca lo olvidaran.