El raro caso de un hombre que llegó a la pubertad a los 2 años de edad
Un hombre llamado Patrick Burleigh tenía apenas 2 años cuando presentó su primer signo de pubertad: vello púbico.
A los 3 años, Patrick tenía la estatura y el peso de un niño de 7, y el nivel de testosterona de un adolescente de 14 años. No solo tenía vello público; también le estaba empezando a creer vello facial e incluso tenía espinillas.
Burleigh había nacido con la misma condición que su padre, una mutación genética que lo obligó a pasar por la pubertad una década completa antes que la mayoría de sus amigos. En AmoMama te contamos su raro caso.
Él compartió su historia de vida con la revista The Cut. Allí habló en primera persona sobre su experiencia, las consecuencias de este desorden y de cómo casi no tuvo hijos debido a lo que sufrió.
Testotoxicosis es el nombre de la rara enfermedad genética con la que lo diagnosticaron a los 2 años, que hace que la persona inicie la pubertad de forma muy precoz.
El padre, el abuelo, el bisabuelo de Burleigh y todos los varones de la familia que pudo rastrear, tuvieron esta mutación genética.
Nadie en la familia se había sometido a un tratamiento para la afección, hasta que el mejor amigo de su madre leyó que los Institutos Nacionales de Salud estaban realizando un estudio al respecto.
"Pasé una semana como paciente interno en el NIH esa primera visita y volví cada seis meses hasta los 12 años", relató Burleigh a The Cut en 2019.
Pese a que los especialistas le dieron un tratamiento para atrasar los efectos de la testosterona en su cuerpo, no impidieron que siguiera creciendo.
Una de las primeras cosas que recuerda es a una mujer gritándole a su madre por llevarlo a un vestuario de mujeres con ella, alegando que él tenía mucho más que 4 años.
Pese a que era más grande que el resto, Burleigh era intimidado en el colegio y reaccionaba de manera violenta y metiéndose en problemas. Él admite que pensó que su padre lo entendería porque había sufrido la misma condición. Pero en cambio, fue castigado constantemente por su mal comportamiento.
Escuchó historias de sus antepasados mintiendo sobre sus edades y teniendo un comportamiento arriesgado: su abuelo se escapó y recogió algodón en una plantación a los 11 años y su bisabuelo luchó en la Primera Guerra Mundial pretendiendo tener 21 años cuando en realidad tenía 14.
Burleigh decidió hacer lo mismo. Fumaba, tenía relaciones, vandalizaba propiedades ajenas y robaba; todo con menos de 13 años.
Según Burleigh, sus doctores agregaron otro medicamento a su lista, lo que lo hizo menos rebelde que su padre o abuelo, y cuando alcanzó el crecimiento normal de huesos para su edad, paró de tomarlos.
No obstante, esto llevó a Burleigh a tener un control aún peor de su ira y lo lamentaba. Sí sentía remordimiento por sus acciones, pero carecía de control sobre sí mismo y se odiaba por ello.
Luego de más de diez años, “la pubertad finalmente terminó conmigo", escribió. Sus hormonas se nivelaron, él se tranquilizó y, por primera vez, “pude ver mi futuro”. Su vida cambió totalmente, fue a la Universidad de Dartmouth y conoció a quien se convirtió en su esposa.
Burleigh temía tener un hijo, creyendo que pasaría su enfermedad. Pero, finalmente, su esposa y él comenzaron a tratar de quedar en estado.
En 2014, después de dos años sin éxito, la pareja decidió someterse a la fertilización in vitro. Los médicos les dijeron que podían realizar una biopsia de los embriones para ver si alguno de ellos tenía el gen mutante y deshacerse de él.
Sorprendentemente, el padre de Burleigh los convenció de que naciera como viniera: “(…) Te convirtió en la persona que eres hoy. Y esa es una persona que amo y admiro muchísimo", dijo el papá.
En marzo de 2015, la esposa dio a luz a un niño, Ned, y dos semanas después recibieron los resultados de sus pruebas genéticas. Él no tiene la mutación.