10 frases típicas que a toda madre latina le encanta usar

Dicen que cuando se es madre, automáticamente sientes que eres madre de todos los niños. Ellas se lo toman muy en serio y no importa cuán lejos estés de casa, o en qué país te encuentres en determinando momento. Estas frases que ellas siempre dicen te harán sentir en tu propio hogar.

Para el próximo día de las Madres, es probable que vayas a escucharlas más de una vez. Y es que las madres latinas se caracterizan por su gran amor, constantes muestras de afecto, consejos frecuentes, y claro el infaltable regaño.

En un especial dedicado a las bellas madres latinas, Telemundo comenzó a recopilar varias de las frases que repiten sus televidentes. ¡Empecemos el recorrido! Sabemos que te encantará. Y si eres mamá primeriza de un recién nacido, tranquila. En tres meses también las estarás diciendo.

“Un día de estos se levantan y no me van a encontrar, y a ver qué hacen...”.

¿Quién no ha escuchado esta en particular? Las mamás aman hacer uso de su poder para recordarnos que siempre necesitamos de ellas. Escucharlas, verlas, probar su comida y hasta de GPS para encontrar eso que no sabemos dónde dejamos olvidado, pero ellas siempre consiguen en un instante.

“Ese es el ejemplo que le estás dando a tus hermanos”.

Esta es una suerte que no tienen los hijos únicos. Pero si vienes en familia grande, no habrá mala acción o irresponsable acto que no te vayan a reclamar, recordándote “¿qué van aprender los niños de ti?”.

“Usted no se manda solo, cuando trabaje y se mantenga, hablamos”.

Esta es como prima hermana de “mientras usted viva en esta casa, se hace lo que yo diga”. ¿Es como un intercambio extraño de obediencia a cambio de una vivienda? No se dejen engañar. Cuando trabajes y te mantengas, también intentarán mandarte.

“No se le olvide que primero fue mamá que novia”.

La famosa, la tan célebre frase. No escaparás de ella si cambias un plan con mamá por salir a una cita, o empiezas a pasar más tiempo con tu pareja que en casa. Especialmente si a tu mamá no le cae bien tu elección en el amor.

“Es que es igualito a su papá”.

¡Típica! Viene de la serie que debes escuchar cuando hiciste algo que no es del agrado de tu mamá y que, vamos admitirlo de una vez, tiene algo que ver con las manías de tu padre.

“En la calle es todo risa y en casa todo les molesta”.

Si tu sonrisa se desvanece en el instante que llegas al umbral de la puerta de tu casa, no pasarán más de cinco minutos antes de que escuches esta frase. Sobre todo, si andas de mal humor porque el día no fue nada bien.

“¿Tú crees que yo nací ayer?”.

Nos puede producir mucha risa escucharles esta pregunta, pero en el fondo sabemos que tienen razón y no nos creen nada. Si algo tiene una madre es un detector de excusas y mentiras incorporado en el cerebro desde el día en que viniste al mundo.

“Una cosa es libertad y otra libertinaje”.

Parece que en el manual de instrucciones para ser mamá –sí, el inexistente que se empieza a armar con “sabiduría popular” – dijera que esta es la de la alerta roja, cuando estás yendo demasiado lejos en algo. ¡Y lo sabes! Cuando la escuchas, viene un discurso extendido.

“Vaya y pregúntele primero a su papá, a ver él qué dice”.

Cuando no saben qué decirte, o no quieren cargar con el peso de un “no” sobre los hombros, lo mejor es enviarte a usar el comodín de la audiencia ¿no?

“Yo te lo dije... yo soy tu mamá ¡y punto!”.

Finalmente, con esta te están diciendo game over. Sabes que no habrá nada que puedas decir para que den su brazo a torcer. Lo que te hayan dicho, es la palabra definitiva y no te queda más que aceptarlo.

¿Te suena alguna? Si eres madre, ¿las has dicho?

EVITA ESTAS FRASES A TODA COSTA

Si bien hay frases que constantemente repiten nuestras madres para reprendernos por algo, también hay otras nada recomendables para la crianza de los hijos y eso lo dejan muy en claro varios especialistas del tema.

Decir a tus niños frases como “deja de llorar por esa tontería” o “vuelves loco a cualquiera”, podrían crearles un daño de por vida y afectarlos hasta su adultez. El psicólogo y doctor en educación Rafael Guerrero Tomás lo explica en este artículo.