Mamá con cáncer de pulmón corre maratones y escala montañas con sus cinco hijos
Isabella de la Houssaye, diagnosticada con cáncer de pulmón etapa 4, no deja que la enfermedad la prive de hacer las cosas que más le gusta con sus hijos.
El caso de Isabella es sorprendente puesto a que, a lo largo de su vida, nunca fumó ni ingirió bebidas alcohólicas. De hecho, pasó la mayor parte de su tiempo libre entrenando para maratones.
Cuando comenzó a experimentar dolores, se los atribuyó a alguna lesión por correr, pero nunca se imaginó que, en realidad, eran causados por el cáncer.
COMPITIENDO SIN IMPORTARLE NADA
Un mes antes de ser diagnosticada, la mujer compitió en un triatlón Ironman, el cual incluye un tramo de más de tres kilómetros nadando, 180 en bicicleta y 42 a pie. El 10 de enero, finalmente, recibió el terrorífico diagnóstico.
Lamentablemente, el cáncer ya estaba muy avanzado.
“Tenía un tumor de gran tamaño, de siete centímetros, en mis pulmones. Mi sacro entero [la pelvis] era cáncer. Tenía seis tumores en mi cerebro, en el esternón. Fue una gran llamada de atención”, reveló Isabella.
RECUPERÁNDOSE DEL TRATAMIENTO
Al principio, le costó mucho caminar, pero gracias a que era muy atlética antes de contraer el cáncer, pudo evolucionar de buena manera luego de los tratamientos e incluso puede correr y escalar montañas.
A medida que recuperaba su vitalidad poco a poco, hizo planes para embarcarse en una aventura, que quizás sea la última, con cada uno de sus cinco hijos, quienes también son aventureros.
AVENTURAS CON SUS HIJOS
En abril del 2018, ella y Oliver, su cuarto hijo, viajaron más de 800 kilómetros por el Camino de Santiago en España. En junio del mismo año, su primer hijo, Cason, corrió con ella un maratón en Alaska.
Para septiembre, tres de sus hijos y su esposo completaron un ultramaratón de 128 kilómetros en Kazajistán. Tan solo una semana después, Isabella y su hijo David corrieron en Corea del Sur un Ironman.
ESCALANDO EL ACONCAGUA
La más reciente aventura de la valiente mujer tomó lugar en Argentina junto a su única hija, Bella. Ambas tenían como meta llegar a la cima de la montaña Aconcagua, la más alta del mundo dejando de lado la cordillera del Himalaya.
Aunque no se necesita arnés para escalarla, es un viaje muy duro puesto a que llegar al tope lleva por lo menos dos semanas, en las cuales se debe dormir en tiendas de campaña con temperaturas bajo cero y vientos que hacen de la experiencia aún más difícil.
Afortunadamente, madre e hija lograron su cometido.
“Era importantísimo para mí que Bella y yo tuviéramos juntas esta experiencia. Quería hacerla ver que cuando los asuntos se vuelven más difíciles sí puedes encontrar la fuerza interna para seguir avanzando”, dijo Isabella sobre la experiencia.