
Madre de 3 revela los secretos detrás de su pérdida de 45 kilos – Las fotos del antes y después tienen a todos hablando
Esta madre de Luisiana no sólo transformó su cuerpo, sino también su vida, un paso, una comida y un cambio de mentalidad cada vez. No pretendía convertirse en un modelo a seguir, pero su historia resuena en las vidas de innumerables mujeres que ven sus luchas en las de ella. Y aunque sus fotos captan la atención, es su autodisciplina la que sigue inspirando.
Durante años, Georgia Malbrough luchó contra su peso y su imagen personal, sin saber si era posible un cambio duradero. Madre de tres hijos y residente en Houma (Luisiana), llegó silenciosamente a un punto de ruptura tras el nacimiento de su hijo menor, desencadenado no por un diagnóstico médico o una presión externa, sino por cómo se sentía frente al espejo cada mañana.
Su decisión de tomar las riendas de su salud no implicó programas especiales, entrenadores profesionales ni trucos para perder peso. En poco más de un año, Malbrough perdió 45 kilos, recuperando algo mucho más significativo: la confianza en sí misma. Su transformación está suscitando poderosas conversaciones sobre cómo es realmente un cambio sostenible.
Toda una vida luchando contra el peso: "Tuvimos que encargar especialmente mis uniformes de animadora"
Los problemas de peso de Malbrough empezaron pronto. Criada en Houma (Luisiana), pesaba más que la mayoría de los niños de su edad y, a los seis años, usaba una talla que superaba con creces los estantes de cualquier tienda infantil típica. "Tuvimos que encargar especialmente mis uniformes de animadora porque tenía una talla 10 a los 6 años", reveló Malbrough.
Mientras sus amigas podían moverse por la vida sin pensar en su talla, Malbrough llevaba la realidad de la suya a cada interacción, cada asiento, cada atuendo, cada momento de comparación. Y a medida que pasaban los años, los números de la báscula subían sin cesar.
Se convirtió en una joven adulta, luego en madre, pero el peso emocional nunca se fue. A mediados de los veinte, Malbrough era ama de casa de tres hijos en Houma, Luisiana. Tras dar a luz a su tercer hijo en febrero de 2018, pesaba casi 105 kilos y usaba una talla 18.
Con 1,70 m de estatura, su tamaño y complexión le pasaban factura física y emocionalmente. Aunque le encantaba criar a sus hijos, a menudo se sentía desconectada de su propio cuerpo. Era difícil sentirse segura de sí misma, por no decir presente, cuando tareas cotidianas como vestirse le provocaban ansiedad y frustración.
Recordaba: "Tenía una crisis de 30 minutos antes de vestirme". No se sentía ella misma y no quería arrastrar esa pesadez hasta los 30 años. Durante años había estado atrapada en un ciclo, evitando los espejos, viviendo con ropa demasiado grande y diciéndose a sí misma que lo volvería a intentar "la semana que viene".
Pero algo cambió tras aquel tercer embarazo. Supo que esta versión de la vida no podía continuar. En ese momento, Malbrough tomó una decisión. Cambiaría su forma de vivir, pero no recurriría a modas dietéticas ni a productos externos. Lo haría por su cuenta, empezando poco a poco, y lo aprendería todo por sí misma.
Un paso cada vez
Malbrough no empezó su camino de pérdida de peso con una revisión drástica o un ambicioso reto de fitness. Su primer objetivo era sencillo: moverse más. Apenas unas semanas después de dar a luz a su tercer hijo, se puso a su recién nacido en el pecho y empezó a caminar.
"Llevaba al recién nacido y al principio caminaba un kilómetro y medio, y luego pasé a tres kilómetros", explicó. Ese paseo diario no fue sólo ejercicio, sino un punto de inflexión. Le dio espacio para pensar, respirar y hacer algo sólo para sí misma. Poco a poco, los paseos la llevaron a moverse más.
A medida que las caminatas se hacían más largas y frecuentes, aumentaba su resistencia y su confianza. Curiosa por crear una rutina sostenible, Malbrough buscó inspiración en Instagram y se topó con los ejercicios con pesas rusas. Le gustó el hecho de que no requerían equipos caros y podían hacerse a su propio ritmo.
Sin atajos ni excusas
Desde el principio, Malbrough tomó una decisión firme. Si quería perder peso, tenía que ser a su manera. Eso significaba nada de batidos sustitutivos de comidas, programas de pago ni promesas de soluciones rápidas. Se negaba a entregar dinero a cualquiera que vendiera suplementos o cobrara comisiones por productos para adelgazar.
Malbrough sabía que no entendía cómo funcionaba su cuerpo, y confiar en trucos sólo retrasaría lo que más necesitaba: educación y responsabilidad.
"Necesitaba aprender qué alimentos beneficiarían realmente a mi cuerpo", dijo. "Comía alimentos que no eran estéticamente agradables, deliciosos y excitantes. Había un momento y un lugar para estas cosas, pero no las necesitaba todos los días, ni siquiera todas las semanas". Igual de importante era llamarse a sí misma la atención sobre una de las trampas más comunes.
Como madre de tres hijos, estar cansada era un hecho. Pero Malbrough dejó de permitir que esa fuera la razón por la que permanecía inactiva. "Tuve que dejar de utilizar el cansancio y el hecho de ser madre como excusa para ser directamente perezosa", escribió. "Hacer ejercicio y tener la capacidad de mover mi cuerpo era un privilegio".
Hoy entrena seis días a la semana, combinando 40 minutos de entrenamiento de fuerza con 20 minutos de cardio en el gimnasio. Lo que empezó como un paseo por el barrio se convirtió en un estilo de vida basado en la disciplina y la confianza en uno mismo.
Aprender a comer: Calorías, control y romper viejos hábitos
Junto con su rutina de ejercicios, Malbrough sabía que sus hábitos alimentarios necesitaban una revisión completa. Al vivir en Luisiana, los platos tradicionales como el gumbo y el king cake formaban parte de la cultura de su familia, y se mantuvieron en su dieta. Pero su enfoque cambió.
Malbrough adoptó el método CICO, abreviatura en inglés para "calorías dentro, calorías fuera". Utilizó este método para crear un déficit calórico, el principio básico de la pérdida de grasa. "La única forma que tiene tu cuerpo de eliminar grasa corporal es quemando más calorías de las que consumes", explicó.
Dejó de comer por emoción o aburrimiento y empezó a prestar atención a lo que había en su plato. "También intento asegurarme de que no haya muchos ingredientes en lo que como", dijo. "Si quiero helado, simplemente sigo el tamaño de la ración".
La dietista titulada Keri Glassman, experta en nutrición y colaboradora de la revista Today, subrayó que aunque el CICO puede funcionar para algunas personas, la calidad de las calorías también importa tanto como la cantidad.
"Cien calorías de gominolas no van a ser lo mismo que cien calorías de rodajas de manzana y mantequilla de maní", dijo Glassman. "Una te va a aportar nutrientes saludables y te va a satisfacer, y la otra puede aumentar los antojos y no aportarte ningún nutriente beneficioso".
Malbrough no utilizó kits de comida, programas de dieta ni aplicaciones de entrenamiento. Se enseñó a sí misma a hacer un seguimiento de la comida, gestionar las raciones y comer con un propósito. El objetivo no era seguir reglas, sino romper patrones.
45 kilos en 13 meses: Dónde está ahora
Malbrough no se propuso perder un número concreto de kilos, pero los resultados hablan por sí solos. En 13 meses, perdió 45 kilos gracias a un esfuerzo constante y a unos hábitos realistas. Pasó de pesar casi 105 libras a 58, y de una talla 18 a un cuerpo en el que por fin se siente a gusto.
"Perder 45 kilos nunca fue un objetivo para mí", escribió en Instagram. "Quería despertarme y empezar a prosperar. ¡Sabía que tenía que haber una forma de vida mejor que desear haber nacido con todo fácil!".
Con el tiempo, su confianza creció, no por el número de kilos perdidos, sino por mostrarse a sí misma día tras día. "La gente me pregunta cómo tengo tanta confianza", añadió en el mismo post, "y es porque ya no me odio".
Malbrough ha seguido compartiendo su camino en Instagram, publicando fotos en paralelo, vídeos de entrenamientos y reflexiones sobre sus progresos. En las secciones de comentarios, los seguidores responden con admiración y ánimo. "¡Increíble transformación! Parece que también has rejuvenecido", escribió una seguidora, mientras que alguien más añadió: "Eso sí que es trabajar duro".
"Wow, increíble", comentó una persona. "Inspirada", dijo otra. Palabras como "¡Inspiración!" e "¡Increíble!" aparecen repetidamente bajo sus fotos. No son clics pasivos ni "me gusta" genéricos. Son respuestas directas a la cruda honestidad de sus publicaciones y a la evidencia visible de un esfuerzo sostenido.
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