23 de agosto: Día de Santa Rosa de Lima, la primera santa de América
La religiosa peruana fue la primera mujer americana en ser canonizada por la Iglesia Católica.
Nació el 20 de abril de 1586 en la ciudad de Lima y fue bautizada con el nombre de Isabel Flores de Olvida. Fue hija de Gaspar Flores y María de Oliva y Herrera.
En su infancia, la familia se trasladó al pueblo serrano de Quives, una localidad andina cercana a Lima, cuando su padre asumió el empleo de administrador de un obraje donde se refinaba mineral de plata.
Reconstrucción facial de Santa Rosa de Lima, realizado por el Equipo Brasileño de Antropología Forense y Odontología Legal (Ebrafol).| Fuente: Wikipedia
Allí, en el año 1597, la futura santa recibió el sacramento de la confirmación de manos del arzobispo de Lima, Santo Toribio Alfonso de Mogrovejo.
A pesar de que había sido bautizada como Isabel Flores de Oliva, en la confirmación tomó el nombre de Rosa, apodo que sus familiares empleaban desde su nacimiento, debido a su belleza y por una visión que tuvo su madre, en la que el rostro de la niña se convirtió en una rosa.
Años más tarde, Santa Rosa asumiría este nombre de manera definitiva, cuando entendió que era “rosa del jardín de Cristo” y adoptó la denominación religiosa de Rosa de Santa María.
Imagen de Santa Rosa de Lima, ubicada en el Convento e Iglesia de Santo Domingo.| Fuente: Shutterstock
Regresó a Lima siendo una joven y debido a los problemas económicos que enfrentaba su familia, tuvo que trabajar días enteros en el huerto, además bordaba para diferentes familias de la ciudad.
A pesar de su difícil situación, Santa Rosa se dio cuenta que habían personas, como los aborígenes, que vivían bajo una pobreza más humillante.
Mariana, su niñera de raza indígena, la ayudó a tomar conciencia de esta realidad y de la humildad de esta población.
Santa Rosa de Lima por Claudio Coello.| Fuente: Wikipedia
En esa época, en Lima se vivía un ambiente de efervescencia religiosa, abundaban las atribuciones de milagros y curaciones en los habitantes de la ciudad, quienes buscaban vivir siguiendo los ideales de vida cristianos.
En su adolescencia, Santa Rosa se sintió atraída por la vida y obras de Santa Catalina de Siena, por lo que comenzó a emularla. Se despojó de su atractiva cabellera e hizo voto de castidad perpetua, contrariando los planes de sus padres, quienes querían casarla.
En 1606 ingresó en la Tercera orden de Santo Domingo, en la iglesia limeña del mismo nombre.
Iglesia de Santo Domingo en Lima Perú.| Fuente: Wikipedia
A partir de entonces, se recluyó en la ermita que ella misma construyó con ayuda de su hermano Hernando, en un extremo del huerto de su casa.
Sólo salía para visitar el templo de Nuestra Señora del Rosario y atender a los más necesitados. Santa Rosa recibía a muchos enfermos en su casa, quienes acudían a ella en búsqueda de ayuda
También cumplía fuertes penitencias, dormía sólo dos horas al día, de tal forma que pudiera dedicar más tiempo a la oración, usaba una pesada corona de plata, con pequeñas espinas en su interior, emulando la Corona de Espinas de Jesucristo.
Devotos en procesión de Santa Rosa de Lima.| Fuente: Shutterstock
Hacía prolongados ayunos y no consumía ningún tipo de carnes. Solo ingería los alimentos mínimos necesario para no desfallecer de debilidad.
En los días de verano más intensos, no tomaba bebidas refrescantes de ninguna clase y cuando la sed la atormentaba, miraba un crucifijo para recordar el martirió de Jesús en la cruz y así poder seguir aguantando.
En el año 1615, buques corsarios holandeses decidieron atacar Lima. Al enterarse de la noticia, Santa Rosa reunió a las mujeres de la ciudad en la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario para orar por su salvación.
Claustro de Santa Rosa de Lima.| Fuente: Wikipedia
Rosa subió al altar y puso su cuerpo para defender a Cristo en el Sagrario. Misteriosamente, el capitán de la flota holandesa falleció en su barco días después, y esto ocasionó la retirada de sus naves, que nunca llegaron a atacar.
En Lima, la población atribuyó el milagro a la Santa y por ello, en sus imágenes se le representa guiando a la ciudad sostenida por el ancla.
Uno de los momentos importantes de su vida fue su “Desposorio Místico”, que tuvo lugar en la Capilla del Rosario el Domingo de Ramos de 1617.
Vitral de Santa Rosa de Lima en el Panteón de los Próceres.| Fuente: Wikipedia
Según cuentan los historiadores, mientras rezaba frente a la Virgen, la Santa sintió el llamado del Niño Jesús de la imagen, que le dijo: “Rosa de Mi Corazón, yo te quiero por Esposa”, a lo que ella respondió: “Aquí tienes Señor a tu humilde esclava”.
Meses después del místico desposorio, Santa Rosa de Lima se enfermó de gravedad y quedó afectada por una aguda hemiplejía.
Sus últimos días los pasó en la casa de Gonzalo de la Maza, un contador notable del gobierno virreinal, y de su esposa María de Uzátegui.
Devotos en procesión de Santa Rosa de Lima.| Fuente: Shutterstock
La virgen limeña entregó su alma a Dios el 24 de agosto de 1617, en las primeras horas de la madrugada, cuando tenía tan sólo 31 años.
Su funeral fue uno de los más notables que vivió la ciudad de Lima. A la casa de la familia de la Maza acudieron miles de personas para contemplar a Santa Rosa, quien tuvo que ser trasladada a la Iglesia del Rosario para que pudiese ser venerada por todos.
Al traslado acudieron el virrey, el Cabildo Secular y Eclesiástico, las órdenes religiosas presididas por la orden de Santo Domingo de Guzmán y otras personalidades notables.
Retrato póstumo de Santa Rosa, lienzo del artista italiano Angelino Medoro.| Fuente: Wikipedia
A pocos días de su fallecimiento, se recabaron numerosos testimonios sobre su vida y en 1634 se presentó en Roma la causa de su beatificación.
La misma se llevó en el Convento Dominico de Santa Sabina en Roma en el año 1668. Finalmente, fue canonizada por Clemente X el 12 de abril de 1671, quien la proclamó como “Principal Patrona del Nuevo Mundo”.
En Lima, Roma, España y todos los países de América y Europa, se celebraron fiestas suntuosas en honor de la primera santa natural de América.
Tradicionalmente, la festividad de Santa Rosa de Lima se celebra el 30 de agosto en la mayor parte de los países, pese a que el Concilio Vaticano II la trasladó al 23 de agosto, tras las reformas al calendario romano.