Chiste del día: Un sacerdote es detenido por exceso de velocidad
La comedia está en eventos aleatorios de cotidianidad que sin darte cuenta te sacan un sonrisa y hasta una carcajada. A continuación, tu dosis de risa de hoy.
Las apariencias engañan y esta historia entre un hombre ebrio y un oficial de policía lo demuestra, pues el protagonista de este relato es un sacerdote con "poderes especiales".
Un día, mientras conducía a casa, un cura llamado O'Reilly fue detenido por conducir a exceso de velocidad. Pero nadie esperaba lo que venía.
Padre sosteniendo la biblia │Imagen tomada de: Pexels
UN SACERDOTE ESPECIAL
El oficial de policía encargado se acercó al carro y al hombre de clérigo, fue cuando olió alcohol en su aliento y no bastando con esto, encontró una botella de vino vacía en el piso del vehículo.
"Padre, ¿ha estado bebiendo?", preguntó el oficial. A lo que el padre O'Reilly respondió: "Sólo agua".
El funcionario desconcertado respondió preguntando: "Entonces, ¿cómo es que puedo oler el vino?".
El sacerdote miró la botella y dijo: "¡Dios mío! Lo ha vuelto a hacer".
Oficial de policía trabajando. │Imagen tomada de: Pexels
UN MAL SITIO PARA DORMIR
Si te reíste a carcajadas con el cura, aquí hay una broma adicional que llenará tu corazón de alegría. Un hombre había estado conduciendo toda la noche. Sin embargo, todavía estaba muy lejos de su destino, al cual llegaría en la mañana.
En algún momento decidió parar en una ciudad y estacionó en un lugar tranquilo para poder descansar una o dos horas. pero la zona que eligió estaba en una de las principales rutas para correr en la ciudad.
Apenas se había acomodado para dormir la siesta cuando llamaron a su ventana. Miró hacia afuera y vio a un corredor llamando su atención."¿Si?", preguntó.
Hombre conduciendo. │Imagen tomada de: Pexels
"Disculpe, señor", dijo el corredor, "¿Tiene la hora?". El hombre miró el reloj del auto y respondió: "8:15".
El corredor expresó su profunda gratitud y se fue. El conductor se acomodó una vez más para descansar cuando alguien llamó a la ventana.
"Disculpe, señor, ¿Tiene la hora?" preguntó otro corredor, a lo que respondió: "¡8:25!"
Hombre conduciendo y tomando│Imagen tomada de: Pexels
RECIPROCIDAD
El corredor dijo gracias y se fue. Ahora el hombre podía ver a otros corredores pasando por allí. Se dio cuenta de que no pasaría mucho tiempo hasta que otro lo exasperara. Para evitar el problema, sacó un bolígrafo y papel y puso un letrero en su ventana que decía: "¡No sé la hora!".
Una vez más, se acomodó para dormir y lo logró hasta que alguien volvió a tocar la ventana. Se asomó y ver a otro atleta, pero esta vez le estaba dando la ayuda que el viajero tanto prestó:
Padre e hijo │Imagen tomada de: Pexels
"¿Señor, señor? ¡Son las 8:45!", le informó el corredor.
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