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Enrique Urquijo: una vida colmada de depresión y adicciones

Fabricio Ojeda
25 ene 2020
23:40

Muchos son los famosos que han tenido una trayectoria llena de dramas que no te dejan ver mientras están sobre el escenario. Así entre adicciones y problemas emocionales transcurrió la vida de la estrella de “Los Secretos”.

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El cantante madrileño Enrique Urquijo murió hace veinte años pero sus canciones siguen vivas. Marcaron a distintas generaciones, aunque su vida también quedaría marcada por difíciles momentos que le generarían grandes dificultades.

Era noviembre de 1999 cuando el músico que se encontraba recluido por su familia en un centro de rehabilitación pidió el alta voluntaria, llevándose consigo alrededor de mil euros que ya habían pagado para su tratamiento. Así lo recuerda la revista Vanity Fair.

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Desde ese entonces no se supo nada de él hasta dos días después, cuando su cadáver fue hallado en un portal de Malasaña. Luego se sabría que se había gastado todo el dinero en drogas.

Su hermano y compañero en “Los Secretos”, Álvaro Urquijo, explicaría que las drogas llegaron a ellos en medio de la gran fama que les sorprendió como banda musical. Comenzaron a consumir cocaína y heroína.

“No estábamos preparados para una vorágine semejante; los mánagers abusaron de nuestra inocencia. Cuando sientes tal agobio te ofrecen algo que te hace sentir bien y caes”, declaró al reportero Diego Manrique para una revista de El País.

Pero en el caso del fallecido artista, no sería la música la causa de sus males. Su hermano también dijo esto al periodista especializado en música:

“Su enfermedad le llevó a la adicción, no al revés. Y la música no tuvo nada que ver: de cualquier manera hubiera terminado encerrado o suicidándose. Era un maniaco depresivo que por rachas consumía drogas de modo compulsivo”.

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No era el único que opinaba de manera similar. Pues los amigos y conocidos de Enrique decían que la timidez de él era tan profunda que se acercaba muchas veces a un estado de aislamiento social.

Los Urquijo habían crecido como una familia de clase media en la que su padre, un ingeniero técnico de minas, podía proveerle de buena educación a ellos y sus otros dos hermanos. También comprarles una batería y encaminarlos en un rumbo de melodías que les llevaría a hacer carrera en la música.

Uno de los primeros retos que tendría que enfrentar dentro de la industria fue la muerte de Canito, baterista de “Los Tos”. Su compañero falleció en el hospital días después de haber sido arrollado por un coche.

Corría el año 1980 y la agrupación cambió su nombre a “Los Secretos”. También llegaba un nuevo baterista, Pedro Antonio Díaz. Lamentablemente años después de lanzar su primer EP con sencillos como “Ojos de perdida” y “Déjame”, la desgracia tocaría de nuevo su puerta.

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Pedro Antonio Díaz falleció en 1984 de forma trágica y similar a la de su predecesor. Sí, al igual que Canito, su reemplazo como baterista murió arrollado por un automóvil. La banda detuvo sus actividades en medio de una crisis emocional ante tanta desgracia.

Por iniciativa de Enrique volverían a la música en 1986, con letras más elaboradas y un sonido que denotaba madurez.

En esos periodos fuera de los escenarios, los hermanos Urquijo se dedicaron a tratamientos para desintoxicarse de las drogas. Sin embargo, Enrique volvería a ellas cada vez que sentía ansiedad o caía en estados de depresión.

Pero por más que luchara y lo intentara, parece que la depresión le llevaba ventaja. Aun cuando él mismo pidió a sus familiares que lo internaran en una clínica de desintoxicación, los cercanos reconocían que cuando él estaba decaído de ánimo se desaparecía y nadie sabía adónde se iba.

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Su vida, tan exitosa como en los escenarios y tan estremecedora en la intimidad, fue recopilada en una biografía por Miguel A. Bargueño. El periodista musical dejó esto claro: "No he querido escribir la típica biografía musical donde se detalla cada canción y cada nuevo disco".

La obra lo refleja. Ha sido una narración cronológica de cada instante de la dramática vida que Enrique tuvo y en ella forman parte más de 100 entrevistados que incluyen a su familia, sus amores y hasta sus profesores del colegio para lograr plasmar en páginas quién fue la estrella de Los Secretos.

Entre toda la oscuridad que le tocó vivir en medio de adicciones, depresión y amores frustrados, Enrique siempre fue considerado como un “músico de la tristeza”.

A pesar de sus grandes problemas con las drogas, sus creaciones musicales trascendieron generaciones y marcaron historia. Quedan hoy fijadas como emblemas de la década de los 80.

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Entre sus amores, Eloísa, Valentina, Almudena, Pía y María se cuentan. Las mujeres del artista también dejaron huellas en su agitada vida.

Cuando falleció a los 39 años de edad por una sobredosis su pareja era Pía Minchot, una chica 16 años menor que él. Era su cuarto amor, pero dificilmente le haría olvidar el primero.

Durante cinco años mantuvo una relación con Eloísa García Moreno. Fueron cinco años de amores que terminaron en 1984, cuando los padres de ella la obligaron a poner fin a su relación con él y se la llevaron lejos por considerarlo una mala influencia en su vida.

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