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Martirio: la vida de la cantante de las icónicas gafas de sol tras dejar la televisión

Fabricio Ojeda
10 feb 2020
22:20

La vocalista supo romper los estereotipos y con su estilo ganó fama en Francia, donde le dieron varias portadas de revistas como representante de una España sin complejos.

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Con más de 30 años de carrera artística, María Isabel Quiñones Gutiérrez, más conocida como Martirio, ha aprendido a convertir su emoción y creatividad en verdadero arte: la música folklórica española de la mano de un estilo extravagante que la diferencia en cualquier lugar que pise.

Desde los 19 años, cuando dejó la universidad para trabajar como auxiliar de clínica, la dama de gafas oscuras sentía un impulso creativo que no la dejaba de pensar en la música. Había estudiado guitarra, pero no tenía la agilidad necesaria para lucirse con el instrumento así que probó con Jarcha, un grupo esencialmente coral.

Una foto de Martirio en 2012 en el centro cultural Tomasene de Guipúzcoa, España. | Foto: Wikipedia

Una foto de Martirio en 2012 en el centro cultural Tomasene de Guipúzcoa, España. | Foto: Wikipedia

Tener esta experiencia fue muy útil para la cantante de 65 años de edad. Con la agrupación, Martirio aprendió a presentarse ante públicos grandes, pero lo más importante para su carrera: convertir poemas en música y actualizar canciones populares.

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En 1977 trabajó como corista para las canciones de Kiko Veneno, y tal vez fue con él que su rumbo en la música cambió, se desarrolló, pues entendió que con sus coplas podrían innovar un género que se acercara al rock. Al principio Kiko no estaba convencido, pero luego aceptó.

“Primero hicimos 'Estoy mala', una adaptación de Quintero, León y Quiroga; luego, nos atrevimos con canciones totalmente nuevas. Yo estaba arrebatada, sentía una creatividad que salía en canciones o en vestimentas o en lo que fuera necesario”, explicó a El País.

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Martirio rompió con los estereotipos al usar gafas negras, mantillas y peinetas alucinantes siendo parte de un grupo de rock. Con su estilo ganó fama en Francia, donde fascinaba con su imagen y aunque ella era muy tímida le dieron varias portadas de revistas como “representante de una España sin complejos”.

LA IDEA QUE LA DEFINIÓ COMO ARTISTA

Cuando Martirio tuvo la oportunidad de trabajar con Chano Domínguez para hacer música, hizo caso a una corazonada que llevaba tiempo inquietándola: sospechaba que las mejores coplas eran el equivalente a los standards de Cole Porter, de Gershwin. Así que se encerraron y empezaron a componer.

“Las coplas empezaron a tomar formas esplendorosas. Muchas en jazz, algunas en blues, aquella en plan kabarett berlinés”, detalló la vocalista, mientras rememoraba la hermosura de aquellos días de frío cuando solo tenían una estufa de butano.

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Fue entonces cuando llegó el verdadero reto: personalizar las nuevas canciones americanas (posterior a la llegada de The Beatles) al tango, bolero y ranchera. Su genio fue demostrar que esas canciones sudamericanas eran adaptables por rumba o por bulerías.

Viajó a América y regresó a casa con docenas de discos para conocer a los autores principales. Con esta tarea descubrió que su repertorio era mejor que el de los españoles, así que se dedicó a cantarlas de forma lenta y sin forzarlas. Siempre con amor.

Su viaje por América fue revelador y cada país que pisaba era la bienvenida a mensajes cálidos por parte de los oriundos que le agradecían el hermoso trabajo que hacía con su música.

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“Cuando comencé con el repertorio americano me llamaban los autores, me invitaban a visitarlos cuando pasaba por su país, se sentían agradecidísimos de que rescatara unas canciones que entonces no estaban de moda. Fíjate, les encantaban tanto los arreglos como mis trajes”, recordó.

Aunque rara vez se puede ver a la extravagante vocalista en los populares programas de televisión, ya que se niega a aparecer en ellos, ella continúa actuando y mejorando su música.

En 2016 el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte la reconoció con un Premio Nacional de las Músicas Actuales por “el coraje y la libertad con la que ha trabajado, llevando su actitud transgresora desde su imagen a su música”.

Otra española que descubrió la fama en América fue Charo Baeza, quien se destacó en los Estados Unidos con sus habilidades de actuación, canto y guitarra.

Pero en España esta artista fue abucheada y allí prácticamente nadie la conoce por su trayectoria. Su caso concuerda perfectamente con el dicho: “Nadie es profeta en su tierra”.

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