Consuelo Garrido, madre de Miguel Ángel Blanco, fallece por coronavirus
Consuelo Garrido, madre de Miguel Ángel y María del Mar Blanco, falleció el miércoles como consecuencia del COVID-19. Sólo tres semanas atrás había muerto su marido, Miguel Blanco.
La noticia fue publicada en redes sociales por Carlos Iturgaiz, candidato del PP a lehendakari, quien dedicó palabras de condolencias para Mari Mar Blanco, hermana del concejal de Ermua asesinado en 1997.
Consuelo Garrido en la inauguración de una plaza en honor de su hijo Miguel Ángel Blanco, Madrid, 1999. | Foto: Getty Images
“Estoy desgarrado al acabar de conocer el fallecimiento por coronavirus de Chelo, la madre de mi compañero concejal de Ermua Miguel Ángel Blanco asesinado por ETA”, expresó allí. “Mi cariño y afecto a Mari Mar Blanco y familia que hace menos de un mes también perdía a su padre”.
Poco más tarde, la fundación Miguel Ángel Blanco también expresaba por la misma red social un mensaje de condolencias: “Estamos consternados por la noticia. Toda nuestra fuerza para soportar esta nueva pérdida a toda la familia y amigos”, publicaban.
La muerte de Miguel Blanco el pasado 12 de marzo se dio por causas no relacionadas con la pandemia. Sobrevive a sus padres y a su hermano Mari Mar Blanco, actual presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo.
El responsable del PP de Álava, Iñaki Oyarzabal, también se hacía eco de la noticia, y enviaba por Twitter: "Todo mi cariño para Mari Mar Blanco y su familia en estos momentos tan duros".
Numerosos copartidarios del difunto Miguel Ángel Blanco se han sumado a las condolencias a la familia, y en especial a Mari Mar Blanco, quien en menos de un mes ha tenido que soportar la pérdida de padre y madre.
Entre ellos, Pablo Casado, presidente del PP, quien expresaba en un tuit: “Su otra familia del PP estamos desolados por no poder acompañar a Mari Mar en estos terribles momentos.”
Hacía así también referencia a la imposibilidad, en tiempos de cuarentena, de hacer mayores exequias que una despedida muy limitada con pocos familiares cercanos a la persona fallecida. Uno de los aspectos más terribles de la pandemia resulta ser la imposibilidad de acompañar a los enfermos aislados en su última agonía, y de realizar las pompas fúnebres de acuerdo con la tradición.