Mujer de 101 años de edad se escapó de asilo durante la cuarentena para felicitar a su hija
La anciana fue interceptada por la policía local mientras trataba de llegar a la casa de su hija.
El amor de una madre va más allá de cualquier cuarentena o pandemia. Así lo demostró una mujer centenaria que decidió escaparse del hogar de asistencia donde estaba recluida para visitar a su hija, quien según comentó, estaba de cumpleaños.
Anciana sosteniendo su bastón. │Foto: Pixabay
LA ECHABA DE MENOS
Úrsula, de 101 años de edad, no soportó estar lejos de su hija y en pleno régimen de confinamiento nacional, se escapó por la salida de emergencia del asilo donde reside desde hace dos semanas, ubicado en Braunschweig, Alemania.
A pesar de su ímpetu y determinación, la misión de la abnegada madre se vio frustrada cuando se perdió en el camino por no recordar cómo llegar a la casa de su hija. Por suerte, fue interceptada por efectivos policiales, a quienes en principio trató de disuadir diciendo que vivía con la cumpleañera. Sin embargo, después se sinceró y les aclaró que se escapó porque la extraña demasiado.
AL MENOS LA PUDO VER
Aunque Úrsula no pudo abrazar a su hija, antes de regresar a la residencia los oficiales hicieron posible que la centenaria pudiese verla desde la seguridad de la patrulla, con el fin de complacer su anhelo sin ponerla en riesgo de contagio por el COVID-19.
Cabe destacar que la adorable aventura de la abuelita fue bastante temeraria, pues violó las normas de aislamiento que Alemania mantiene desde hace dos semanas para contener la propagación del brote pandémico en el país.
Anciana pensativa. │Foto: Pixabay
UNA CONEXIÓN INQUEBRANTABLE
Como ella, Julie Adams también está luchando con la soledad que implica estar lejos de los suyos, pues desde que comenzó la cuarentena no había podido estar cerca de su hijo Charlie, quien constantemente la iba a visitar en el asilo de ancianos donde está residenciada para sacarla a pasear.
Sin embargo, la conexión madre e hijo pudo más que la emergencia sanitaria y en un despliegue de ternura, Charlie usó una grúa para saludar a la octogenaria que se mantiene aislada en su habitación en el tercer piso del asilo, dejando claro que el amor (y la maquinaria pesada) lo puede todo.