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Una historia feliz: piloto vuela tres horas durante la cuarentena y lleva medicamentos a un niño

Mayra Pérez
10 abr 2020
14:40

Fue necesaria la generosidad y buena voluntad de muchas personas para que el final de esta historia fuera feliz, en medio de las restricciones que impone la pandemia por el coronavirus.

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Debido a la pandemia por el COVID-19, el pequeño de 10 años Sergio Molina dejó de recibir el medicamento que resulta indispensable para controlar la rara patología que padece desde hace algunos años, y cuyo valor asciende al millón de pesos argentinos.

Esta extraña enfermedad es una inmunodeficiencia llamada granulomatosa crónica, en la cual los glóbulos blancos no son capaces de defender al organismo de hongos y bacterias, por lo cual requiere el medicamento Anidulafungina, para mantenerse saludable.

El padre de Sergio, albañil de profesión, no tiene recursos para cubrir la compra del mismo, por lo que comenzó una imparable búsqueda que lo llevó a Maru Estanguet, cuyos hijos tienen la misma patología y disponía de 70 ampollas que ya no iban a utilizar. Pero Sergio vive en San Juna y Maru en Ameghino, a casi 800 km de distancia.

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De nuevo se toparon con un gran inconveniente. El medicamento debe estar en frío constante, y los sistemas de envíos hacían la entrega en dos o tres días, cuando cualquier refrigerante había perdido su acción.

Así fue como Maru contactó a Valentín Galván y su Equipo Solidario, quien de inmediato se valió de las redes sociales para difundir el mensaje pidiendo ayuda para el traslado del preciado medicamento y de inmediato se hizo viral.

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Así fue como Nicolás Sere, piloto y dueño de una aeronave se enteró de la situación y supo que podía prestar su valiosa ayuda. Contactó a Maru, quien le llevó el medicamento, mientras él movía los contactos para obtener los permisos para realizar un viaje humanitario.

Entonces entró en escena Gabriel Lobeto, quien logró gestionar la autorización y viajó como copiloto al lado de Nicolás. El vuelo partió el jueves y alrededor de tres horas después llegaron al hangar de Pocito, donde Sergio y toda su familia los esperaban ansiosos.

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"Cuando me confirmaron que había conseguido el vuelo lloré de emoción: con 18 años logré esto que me llena de orgullo, de felicidad y esperanza", cuenta Valentín a Diario Huarpe.

El padre de Sergio declaró lleno de emoción que lo único que lamentaba era no haber podido abrazarlos debido al coronavirus, pero que se sentía demasiado agradecido con todos aquellos que hicieron posible que su hijo tenga el medicamento en sus manos.

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