Rosa María Sardá predijo su muerte en su entrevista más sincera: "El cáncer es invencible"
La actriz falleció a los 78 años dejando un gran vacío, tanto en el público español, como en la vida de las personas que la quisieron.
Rosa María Sardá padeció de cáncer durante 6 años y siempre tuvo una opinión bastante fuerte sobre esta enfermedad.
Poco tiempo antes de morir, Rosa María le concedió una entrevista a Jordi Évole en donde mostró su dura visión sobre temas como el cáncer y la sociedad después del COVID-19.
LA DURA DECLARACIÓN
Cuando el presentador le preguntó a la artista por el tiempo que llevaba "luchando" contra el cáncer, Sardá respondió lo siguiente:
"No se lucha contra el cáncer, es invencible. Es una cuestión de que los que se ocupan de ti tengan más o menos tino al programar unas ciertas medicaciones, pero el cáncer siempre gana."
Tras el fallecimiento de Rosa María, el programa de La Sexta publicó un fragmento inédito de aquella entrevista, que en ese momento decidieron no emitir.
En el vídeo, la gran actriz española aseguró que las personas no estaban preparadas para la muerte. Explicó que morir es una consecuencia de estar vivo.
Añadió que hay culturas en donde se prepara a la gente para ese momento, pero que en España no se hacía eso.
DESPUÉS DEL COVID-19
El criterio de la destacada artista sobre la sociedad se contrapone a la tendencia general que sostiene que la humanidad saldrá fortalecida y mejorará cuando termine la pandemia.
“No, lo siento Jordi. No saldremos mejores. Seguirán vendiendo armas, seguirá la explotación del hombre por el hombre”, dijo con firmeza Sardá.
Para Rosa María, no existe justicia social ni intención de trabajar en pro de una verdadera equidad de riquezas, que afecte todas las áreas, inclusive la cultural.
SIDA
Por otra parte, Rosa María Sardá lamentó el mal trato que durante mucho tiempo se le dio a los enfermos de SIDA, enfermedad que provocó la muerte de su hermano Joan.
La artista española admitió que fue vergonzoso ver cómo relacionaban esta enfermedad con la "gente marginal y degenerada", tanto en España como en el resto del mundo. Comentó que las personas rechazaban a los enfermos de SIDA.