Niño de 3 años sobrevive un trasplante de seis órganos en plena pandemia de coronavirus
Una maravillosa noticia dentro del escenario de enfermedad y fallecimientos que ha generado la pandemia por el COVID-19 es el alta del pequeño Víctor, quien regresa a su hogar tras sobrevivir a múltiples trasplantes.
Para Amparo y Víctor González, el pasado viernes 24 de abril fue uno de los mejores días que les ha tocado vivir como familia, aunque también muy intimidante, ya que luego de ocho semanas recluido en el Hospital La Paz, su niño de 31 meses fue dado de alta.
“Contra todo pronóstico, la evolución de Víctor ha sido impecable. Ha tenido un ingreso muy breve en la UCI y luego ha recibido el alta a domicilio apenas a los dos meses del trasplante”, explica Esther Ramos, jefa de la Unidad de Trasplante Intestinal de La Paz.
A pesar de sentir mucho temor por el viaje que deben emprender de regreso a su hogar, los padres del niño sienten una ilusión muy grande por volver a ver, así sea a través de las ventanas, a toda la familia que espera ansiosa a “El Víctor”, como le dicen con cariño al pequeño luchador.
MAL CONGÉNITO
El pequeño Víctor ingresó a finales de febrero al Hospital de la Paz luego de meses de espera por un donante de los seis órganos que necesitaba para seguir viviendo, debido a la patología con la que nació llamada gastrosquisis, condición congénita en la que los intestinos del bebé salen de su cuerpo por un orificio lateral al ombligo.
Al bebé había que trasplantarle el estómago, hígado, páncreas, duodeno, intestino delgado y un segmento de colon para que finalmente fuera capaz de alimentarse en forma normal, ya que desde su nacimiento permanecía conectado a través de un catéter a una máquina de nutrición parenteral.
La cirugía duró alrededor de 12 horas, lo cual resultó una eternidad para sus padres, quienes se habían trasladado desde Barcelona, donde residen, hasta Madrid, luego de la llamada que llevaban más de dos años y medio esperando. El procedimiento fue totalmente exitoso, aunque tenían un largo camino por delante.
PANDEMIA
Posteriormente, fue decretado el estado de alerta y el miedo por la recuperación del niño ante la posibilidad de poder contraer el coronavirus hizo todo mucho más difícil. Al padre le prohibieron las visitas a su familia. Solo Amparo podía acompañar al niño y era prácticamente la única que lo tocaba, para evitar que el personal lo pudiera contagiar.
“Es como para volverse loco. En una ciudad que no es la tuya, lejos de tu familia y separado de tu mujer y de tu hijo en uno de los momentos más importantes de nuestra vida”, cuenta Víctor.
Sin embargo, todas las medidas lograron el objetivo, ya que finalmente y después de algunas semanas en la unidad de Rehabilitación Intestinal, el bebé pudo abandonar las instalaciones del hospital en medio de un pasillo donde enfermeros y médicos totalmente protegidos despedían con emoción a un niño muy diferente al que ingresó.
A pesar de un inicio difícil, Víctor tiene la fortuna de contar con unos padres totalmente dedicados a él, un donante que hizo posible esta segunda oportunidad en la vida, un equipo de sanitarios de una gran nivel de dedicación y excelencia, y por encima de todo, un espíritu de lucha y muchas ganas de vivir.