El otro lado de Paloma Cuevas, un ícono de la elegancia que estudió en los Estados Unidos
La española se ha convertido en el centro de atención de la prensa en los últimos días.
Paloma Cuevas no solo es la esposa de Enrique Ponce, sino que también es un ícono de la elegancia y una dama preparada con estudios en los Estados Unidos.
Sin embargo, aunque se está separando del famoso torero tras 25 años de matrimonio, su nombre no quedará como la ex del matador, sino como el de una mujer referente de estilismos y buen gusto por la moda.
SUS PROYECTOS
Paloma ha sabido destacar por cuenta propia. Se ha aventurado en el diseño de joyas y ha prestado su imagen para campañas publicitarias, por ejemplo, una de Ferrero Rocher.
La mujer que dejó el campo para ir hasta la ciudad a estudiar Ciencias Empresariales tuvo una infancia tranquila.
Ya a los 19 años estaba viviendo un romance con Ponce a pesar que mantuvieron una relación a distancia porque ella se mudó a Boston para mejorar su preparación académica.
Fue en 1996 cuando se casaron en la Catedral de Valencia y para aquel momento su outfit dio mucho de qué hablar por su belleza y elegancia.
Se trató de un romántico vestido de la firma Basaldúa de seda y organza. Desde entonces se convirtió en una de las mujeres más elegantes de España.
DIVERSAS POSIBILIDADES
En vista de su porte, su buen gusto al vestir y su posición ante la sociedad, Cuevas fue la imagen de firmas, revistas y de algunos proyectos importantes.
Paloma nunca pasa desapercibida. Sus espectaculares vestidos de marca la hacen siempre lucir deslumbrante.
Valentino, Carolina Herrera y muchos otros diseñadores famosos la han vestido. Incluso ha sido parte del público selecto de desfiles de Alta Costura en París.
También se le ha visto lucir ropa de Óscar de la Renta, Rosa Clará o Eduardo Ladrón de Guevara, nombres que ocupan un espacio especial en su armario.
De hecho, Ladrón Guevara es su favorito y quien la vistió para la boda real entre Felipe y Letizia Ortiz, y aunque había muchas damas bien vestidas, Cuevas no dejó de destacar y marcar una diferencia.
SUBIENDO DE NIVEL
Pero lo que sin duda ha hecho que Paloma suba de nivel, es haber sido la imagen de un anuncio publicitario de Ferrero Rocher.
Antes solo Isabel Preysler tenía ese puesto, pero la esposa del torero se convirtió en su sustituta y ahora es la anfitriona de los deliciosos bombones de fabricación italiana.
Pero más allá de eso su visión empresarial no ha descansado y cuando comenzó su matrimonio con el matador, se enfocó en la producción de aceite y se dedicó a eso desde La Cetrina en Jaén, una tierra propiedad de Ponce.
Asimismo, en 2011 dio otro gran paso abrió una tienda de muebles y ropa infantil llamada Piccolo Mondo.
De la mano de Susana Gil, buena amiga de la distinguida dama española, fundaron el negocio en Salamanca.
Pero ahí no se detuvo. En medio de sus viajes de España a Nueva York, Cuevas emprendió otro proyecto: La joyería y la filantropía.
Junto a la joyería Yanes lanzó a la venta ocho pulseras con diseños propios y de Cristina Yanes para recaudar fondos para la Fundación Aladina que atiende a niños con cáncer.
De hecho, logró entrar al joyero de la reina Letizia y eso le ha dado mucho más éxito en su faceta como diseñadora de accesorios.
SIEMPRE REGIA
Paloma Cuevas siempre luce regia, a pesar de su dedicación a sus hijos y de sus 45 años de edad, la destacada española se mantiene muy bien.
Son pocos los retoques estéticos que se ha hecho, pero a pesar de eso tiene una hermosa figura. La bella esposa del matador mantiene una dieta sana y además practica equitación y le gusta esquiar.
Su dedicación por cada cosa que hace, incluso vestirse, hace que su presencia destaque en el escenario donde esté parada.