Las mujeres en la vida de Manuel Gallardo: su esposa, María Jesús Lara y su hija, Nuria
El célebre actor Manuel Gallardo Lechet falleció el viernes 21 de agosto. Tenía 83 años, y un gran legado sobre las tablas y en la pantalla, que compartió con las mujeres de su vida: su mujer, María Jesús Lara, y su hija, Nuria.
Manuel Gallardo nació en el seno de una familia de actores. Sus abuelos fueron Isidro Lechet y Victoria Ibáñez, quienes eran actores teatrales. Sus padres, Mery Leiva y José Gallardo, también compartían la profesión.
UNA VIDA SOBRE LOS ESCENARIOS
Según solía contar, Manuel Gallardo subió a un escenario incluso antes de aprender a caminar. Tenía tan solo quince días de vida cuando su madre lo subió por primera vez al escenario, a encarnar el papel de un bebé ficcional.
"Estropeé la escena, pues rompí a llorar en el momento más dramático", recordaba, según recoge El Cultural.
MARÍA JESÚS LARA
Siguiendo la tradición familiar, él también se casó con una colega, la actriz María Jesús Lara. La ahora viuda lleva algún tiempo lejos de las tablas, pero tuvo una trayectoria notable por mérito propio.
Tuvo, como su marido, papeles en cine, y apareció en películas tales como 'Adiós Cordera', ‘Los que no fuimos a la guerra’ y 'Canción de Juventud'. Estos films permanecen como testimonio de su trabajo, tras su retiro de la actuación.
Sin embargo, donde María Jesús Lara se sentía más a gusto no era frente a las cámaras sino en el teatro. Allí encarnó papeles en obras de grandes autores. Interpretó papeles en obras de Federico García Lorca, como 'Bodas de Sangre' y 'La Casa de Bernarda Alba', y de Ramón del Valle-Inclán, como 'Luces de Bohemia'.
LA TRADICIÓN FAMILIAR SIGUE
La carrera de Nuria Gallardo, hija del actor, comenzó muy temprano en la vida, aunque no tanto como la de su padre. Ella debutó en la pequeña pantalla a los ocho años, y desde allí nunca más abandonó el espectáculo.
"Empecé a los 8 años y cumplo 51 en diciembre, así es que llevo ya más de cuatro décadas disfrutando con el teatro", contó en una entrevista en enero del año pasado.
Allí recordó que cuando ella comenzó su carrera actoral, en la niñez, había muy pocas niñas en teatro, al punto de que era común que los papeles infantiles los tomaran actores adultos que tenían un físico acorde. Y que uno de sus primeros papeles fue el de compartir un personaje con su madre para encarnar la versión infantil en una escena retrospectiva de 'Cañas y Barro'.
A los 18 años entró en la escuela teatral de William Layton, pionera en España donde, según Nuria, "no había sitios donde estudiar". Recuerda también que era particularmente difícil encontrar jóvenes capacitados en un teatro que todavía requería muchas más habilidades técnicas específicas que el cine o la televisión.
"Hacer teatro era ‘hacer teatro’, es decir, otra cosa, porque para subirse a un escenario había que hablar, había que vocalizar, que entender, que comunicar, que llegar al público", recordó.
Según su punto de vista, los micrófonos fueron el factor que lo cambió todo. Los actores cambian de medio con mayor facilidad, y los escenarios también han cambiado. La mayor parte de los teatros del circuito en el que se crió, observó en aquella entrevista, han desaparecido.
Con su partida, Manuel Gallardo deja un hueco en el corazón del teatro. Pero su legado, como lo demuestra la pasión inagotable de su hija por los escenarios, sigue intacto.