Un nuevo libro incómodo revela la vida del príncipe Charles marcada por una triste infancia y fría paternidad de su padre
La vida de la realeza no es perfecta. Padecen y sufren lo mismo o mucho más que cualquier ciudadano común, tal como lo demuestra la escritora inglesa en su nuevo texto.
Un nuevo libro biográfico dejó al descubierto la triste infancia y la fría paternidad del padre del príncipe Charles que ha tenido consecuencias en su vida adulta.
La vida del hijo de Elizabeth II y Philip fue reflejada en el texto de Ingrid Seward llamado ‘Prince Philip Revealed’, en el que explica cómo influyó la educación y crianza que tuvo en la forma de ser con su familia.
EN EL PRIMER CUMPLEAÑOS
La celebración del cuarto cumpleaños de Charles fue notable para la familia real por dos importantes motivos. Fue la primera vez que la sala de música del Palacio de Buckingham fue despejada y decorada para recibir a 14 amigos del príncipe.
Todos los muebles y decoración de valor fueron guardados para que los invitados pudieran correr de un lado a otro. Una fuente ligada a la familia le reveló a la escritora que el festejo fue el más alegre que hasta ese momento habían tenido en el hogar de la realeza británica.
El segundo importante motivo a destacar en el cuarto aniversario de vida del retoño de la Reina, es que fue la primera vez que su papá, el príncipe Philip estaba presente en un cumpleaños de su hijo.
Vale destacar que en la biografía también se muestra a los lectores que el esposo de Elizabeth no estuvo presente en el nacimiento de Charles, el 14 de noviembre de 1948 porque estaba jugando squash. Además, solo estuvo en dos de los primeros ocho cumpleaños del príncipe.
LA BRECHA QUE MARCÓ SU VIDA
La ausencia de su padre marcó su dura infancia. La brecha existente entre con sus progenitores arruinó el futuro del royal británico que copio el patrón de su papá en su vida adulta.
De hecho, Diana contó en una oportunidad que la frialdad del trato que le dio su marido era una consecuencia de todo lo que arrastró en su entorno familiar desde que era un niño.
De acuerdo al texto que deja al descubierto más detalles de la realeza, la madre de Harry y William estaba convencida de que, lo único que sabía Charles sobre el amor era dar la mano, pues al tener una infancia sin el afecto de sus padres, no supo cómo brindarle a su esposa el cariño ideal.
En una conversación que Ingrid habría tenido con Lady-Di, la Princesa de Gales precisó que Charles pudo ser un hombre distinto de haber recibido una educación normal.
“Reconoció que, si Charles hubiera sido educado de una manera normal, habría sido más capaz de demostrar sus emociones hacia ella. En cambio, sus sentimientos parecían haber sido sofocados al nacer”, comentó en su libro la escritora y reseñó Daily Mail.
CRIADOS POR NIÑERAS
Como era común en las familias reales, los niños eran criados por niñeras que contrataban para el cuidado y completa atención de la descendencia de los royals.
Philip y Elizabeth II no fueron padres que estuvieran muy pendientes de sus hijos. De hecho, llegaron a pasar algunas Navidades y fechas importantes lejos de sus niños por irse a cumplir compromisos sociales.
Sin duda la ausencia de sus progenitores fue perturbadora y cargó a Charles de sentimientos negativo, al punto que siendo un veinteañero ya quería que sus hijos fueran una imagen de él.
Además de tener que lidiar con el distante trato de sus papás, convencido de que Charles tenía que dejar de ser un niño tímido y convertirse en un hombre, Philip hizo que su hijo acudiera tres veces por semana a un gimnasio privado en donde le daban entrenamiento físico y boxeo.
De acuerdo a Eileen Parker, persona cercana a la pareja real, el esposo de Elizabeth era un padre tolerante, pero nada cariñoso. Así lo dejó claro la escritora en su libro en el que también se publicó que Charles le tenía miedo a su papá.
MECHAS CORTAS
Al parecer, los hombres de Windsor son conocidos por sus mechas cortas y Charles no fue la excepción. Quizá copiando las experiencias con su padre, cuando estaba enojado con Diana le gritaba y tiraba cosas y no parecía ser capaz de controlarse.
Pero la forma de llevar la paternidad cambió para Philip y Elizabeth cuando nacieron Andrew y Edward. Siendo ya mayor, el esposo de la reina estaba menos impulsado a buscar una compensación por sus decepciones y era menos exigente con sus otros hijos a diferencia de como lo fue con Charles.
Por su parte, la monarca británica pasó más tiempo con Edward que con sus hijos mayores y su infancia estuvo marcada por una informalidad que habría estado fuera de lugar en la época de Charles. Sin embargo, eran siempre las niñeras las que estaban a cargo de los pequeños.
El tiempo pasó y Charles se convirtió en el príncipe heredero y la relación con sus papás fue más distante todavía. Su madre cumplía compromisos oficiales y su padre se dedicó de lleno a su labor en la Marina inglesa.