Abuelo sirio de 83 años cuida a sus 11 nietos tras perder a sus hijos por la guerra
Abderrazaq Khatoun perdió a 13 de sus hijos y una esposa a causa de la guerra. Ahora debe cuidar a 11 de sus nietos, que han quedado huérfanos.
En un precario campamento rodeado de olivos en Idlib, en la provincia de Hama, Siria, vive Abderrazaq, de 83 años. Este humilde campesino se casó tres veces, y tuvo un total de 27 hijos durante su vida.
Abderrazaq Khatoun con sus hijos en su tienda. | Foto: twitter.com/MiddleEastEye
Su gran familia, sin embargo, ha quedado destrozada y dispersa a causa de la guerra. Siete de sus hijos fallecieron en el frente de batalla, peleando en las filas rebeldes.
Su esposa y otros seis hijos, algunos de ellos niños aún, fallecieron durante un ataque aéreo. Guarda imágenes del desesperante rescate entre los escombros de su casa, devastada.
"La pérdida es difícil, pero Dios me dio paciencia y valor", relata a la prensa.
En el campamento donde ahora habita se lo conoce como "padre de mártires", título que lleva con dolor y orgullo. Ahora, lo que más le importa es criar a sus nietos. "Quiero que crezcan y sean fuertes como héroes", dice.
Contó también que tiene la esperanza de que sus nietos tengan un mejor futuro, uno sin carencias y hambre como a menudo hoy les toca. Los educa y les cuenta historias sobre los padres que perdieron.
“Hay días en que pasamos hambre, y días en los que comemos”, confiesa el anciano, según recoge France 24. El abuelo lamenta ya no estar en edad para trabajar, pero declara que es capaz de cualquier cosa por sus nietos.
Lo ayuda en la tarea la viuda de uno de sus difuntos hijos, Batoul. Mientras tanto, algunos de los hijos de Abderrazaq han podido abandonar Siria, y se han radicado en Turquía y Líbano, huyendo de la guerra.
La suya es una de las millones de familias sirias que han perdido sus hogares y miembros de su familia durante los últimos diez años de conflicto. Se estima que más de 387.000 personas han perecido en la guerra.
Además de las vidas perdidas, quienes han podido sobrevivir se enfrentan a un escenario de devastación y carencia. Se estima que más de la mitad de la población del país ha debido desplazarse como consecuencia de la guerra.
Emigrar durante la infancia por la guerra es una mancha indeleble en la vida de las personas. Atrás queda el hogar, e incluso seres queridos, a menudo con la amarga incertidumbre sobre si habrán tenido, también, la posibilidad de escapar del horror o si se han perdido para siempre.
Recientemente se dio a conocer la historia de dos ancianas que fueron mejores amigas en su infancia, se perdieron el rastro huyendo del Holocausto y ahora se han reencontrado.
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