María Félix: su vida entre la superstición y el lujo en su residencia de Polanco
Este 8 de abril se cumplieron 107 años del nacimiento y 19 de la muerte de la gran actriz mexicana María Félix, quien deslumbraba con su figura y fuerte personalidad.
Transcurría el año 1966, cuando al periodista Vicente Leñero tuvo la oportunidad de entrevistar a la nacida en Álamo, México. Lo hizo en su residencia de Polanco, donde “La Doña” ostentaba hermosos lujos en cada esquina.
El reportero, que la visitaba para completar el volumen ‘100 entrevistas, 100 personajes’, habló con la estrella de la Época de Oro del cine mexicano sobre su éxito, su infancia, su hogar, y hasta de sus supersticiones.
Félix, de 52 años para ese momento, vivía rodeada de lujos. Su casa estaba llena de adornos de plata y oro, obras de arte, trajes de diseñador e impresionantes muebles Meissen con encajes valencianos.
Como pocas veces, la actriz compartió con Leñero íntimos detalles de su infancia. Los recuerdos de su madre predominaban en su memoria. A ella le agradecía todo lo aprendido, porque fue lo que la llevó a convertirse en la mujer que representaba a las mexicanas en el mundo.
“Frenos en los dientes desde niñas y tablillas en la espalda para que camináramos derechitas: ‘cambréate, niña, cambréate’, me decía mi madre que me enseñó a andar siempre erguida y con gracia… ¡Yo le debo tanto!”, recordó la que en ese tiempo era esposa de Álex Berger, de acuerdo con una reseña de Infobae.
Su nombre de nacimiento era María de los Ángeles Félix Güereña, y provenía de una numerosa familia llena de posibilidades. Sus padres fueron Bernardo Félix Flores, un oficial militar, y Josefina Güereña Rosas, quienes además de la actriz tuvieron otra decena de hijos.
María, quien se destacó como una de las actrices más hermosas del cine mexicano entre la década de los 40 y los 50, sí agradecía a su madre por todo lo que hizo por ella, pero también la culpaba de haberla formado como una mujer “difícil”.
Por su fuerte carácter era bastante conocida en el mundo del espectáculo, donde incluso llegaron a catalogarla de "diva", en el sentido negativo del término. Pero fue precisamente su personalidad y su belleza lo que la llevaron a ser uno de los íconos de la Época de Oro del Cine Mexicano.
Cuando se mudó de Álamo a Ciudad de México, le tomó poco tiempo conseguir su primer papel en el cine en ‘El Peñón de las Ánimas’ (1943). Mientras tanto, trabajaba como recepcionista de un cirujano plástico.
Ese día de 1966, mientras mostraba los lujosos detalles de su residencia en Polanco, María Félix le dijo al reportero que podía pasar horas hablando con su reflejo en los espectaculares espejos que había en su casa.
CREENCIAS ESOTÉRICAS
Asimismo, confesó al periodista que creía en la magia y leía una revista francesa llamada Planeta, que publicaba artículos de brujería, religión, astros, fantasía y ciencia ficción. Por este motivo, Leñero la describió como graciosamente “supersticiosa”.
La artista también le habló de “la otra María”, una supuesta persona con quien compartía su cuerpo, a quien descubrió gracias a un amigo hindú que le enseñó a escucharse a sí misma, y de quien estaba enamorada.
"La Doña" inspiró a decenas de artistas y cantantes, quienes el 8 de abril de 2002 la llamaron para felicitarla en su cumpleaños número 88. Sin embargo, no pudieron comunicarse con la actriz porque “seguía dormida”.
En realidad, Félix había fallecido ese día alrededor de la 1:00 de la madrugada, pero el servicio de su casa no se dio cuenta hasta las 10:00 de la mañana, cuando decidieron ir a ver qué pasaba con ella. Había sufrido una insuficiencia cardiaca que le robó la vida apaciblemente.
La estrella de cine también se hizo célebre por las exquisitas prendas de ropa que lucía frecuentemente. Su estilo de vestir era indiscutiblemente impecable, ayudado por su porte, que le permitía usar cualquier diseño.
Hoy en día, la moda impuesta por la protagonista de ‘Doña Bárbara’ sigue vigente en algunos modelos. Precisamente por estos looks, la diva de la gran pantalla mexicana robaba miradas adondequiera que iba.