La vida de Cristina Blanco, de famosa vidente de las estrellas a la cárcel y la depresión
Tras alcanzar la fama y ser una colaboradora frecuente en diversos programas, Cristina Blanco desapareció de la vida pública hace más de 10 años. Su vida actual está alejada de todo el glamour de los medios.
La vida de Cristina Blanco en la década de los 90 era maravillosa. Como la vidente de muchas personalidades del mundo del espectáculo, disfrutaba de fama y fortuna. Todo cambió en 2007.
Un terrible episodio terminó por truncar un camino ya de por sí accidentado y lleno de escándalos, engaños y traiciones. Ahora, ya recuperada emocionalmente, encontró una manera sobrevivir en forma apacible.
LA VIDENTE DE LAS ESTRELLAS
Era muy frecuente ver a Cristina en el programa ‘Día a Día’ de María Teresa Campos como colaboradora. Además, muchos famosos confiaban en sus habilidades para ver el futuro, como Ana Obregón, Las Campos, Rocío Carrasco y Lara Dibildos.
Pronto se supo que todas las confidencias que compartían con Cristina terminaban como primicias en la prensa. Además avisaba a los fotógrafos dónde encontrarlos y con quién, con un pago correspondiente.
También era la representante de figuras como Nuria Bermúdez y Belén Esteban, pero su manera de llevarlas a la fama era algo deshonesta.
Podía inventarse situaciones para generar noticias sin fundamentos. Al comenzar la carrera de su hijo, ella se apartó de los medios para no interferir.
El punto de quiebre ocurrió cuando fue acusada y detenida por el robo de celulares y tarjetas de crédito a clientes en un hotel de Marbella. Fue encontrada culpable y recibió una sentencia de 16 meses de prisión que no llegó a cumplir.
VIDA ACTUAL
Cristina cayó en una profunda depresión. Debió ser internada en una clínica donde se le diagnosticó un trastorno bipolar. Para su hijo Miguel Ángel Muñoz, esta fue una etapa muy dolorosa en su vida.
“Ver a tu madre tocar fondo, duele (...) La vives con dificultad, con muchas ganas de cuidar y, también, con la máxima compasión que le tienes a la persona a la que más quieres en el mundo”, dijo Muñoz a Risto Mejide, según cita Divinity.
Eventualmente, Blanco pudo superar la crisis mental y emocional. Actualmente usa su nombre verdadero, Manuela, y vive en un piso en Usera de 60 metros cuadrados, que heredó de su madre.
Trabaja en un almacén como dependiente, tiene una excelente relación con sus compañeros y se desplaza en transporte público. Su hijo mantiene el contacto frecuente con ella.