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A este hombre le quitaron una parte de su cerebro y ahora no puede sentir miedo

Georgimar Coronil
15 jun 2021
23:00

Jody Smith es un joven que hasta los 28 años de edad se sintió atormentado por la certeza de que un día iba a morir.

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El miedo de Smith se debía, en parte, a que su padre y su hermano fallecieron cuando él era un chico. O a lo mejor la causa de su temor provenía de un defecto físico que hacía fallar su sistema nervioso.

De cualquier forma, el miedo era algo que consumía sus pensamientos y lo llenaba de una ansiedad que afectaba su vida.

Todo esto cambió cuando se sometió a una cirugía en la que le quitaron parte de su cerebro. Específicamente la amígdala cerebral derecha.

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La misma está compuesta por un conjunto de células que son las que permiten que una persona identifique una amenaza. Analiza información sensorial y desencadena emociones que asociamos al miedo.

Tras la operación, Smith, quien ahora tiene 32 años, no le tiene temor a nada. Al menos no a un nivel primario y fisiológico.

"La gente describe muchas cosas con la palabra 'miedo' como 'tengo miedo al fracaso', pero yo hablo del miedo que sentirías al enfrentarte a la muerte o a una lesión grave. Ese es el miedo que se eliminó", explica Jody a Vice.

"Mi miedo reptiliano a los daños ha sido sustituido por una versión más lógica", añade el joven residente de New York.

Cuando tenía 23 años, a Smith le diagnosticaron epilepsia. Sufría episodios unas tres veces al día sin previo aviso. Debido a esto, comenzó a experimentar sensaciones emocionales, breves e intensas.

Las mismas lo hacían sentir como si algo estuviese mal o a punto de ocurrir, lo que desencadenaba una respuesta de pánico en él.

Pese a que Jody había luchado durante toda su vida con la ansiedad y el miedo, esto era algo nuevo.

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Al principio, no estaba claro que se tratara de ataques epilépticos. En su mayor parte, no eran más que pequeñas molestias. Sin embargo, algunas eran peores que otros.

Luego de su diagnóstico, Smith trató, durante dos años, de controlar su padecimiento con varios medicamentos, pero al no obtener resultados decidió operarse.

Doctores en cirugía. | Foto: Pexels

Doctores en cirugía. | Foto: Pexels

"La cirugía era la única opción para evitar la posibilidad de que los ataques empeoraran, siguieran dañando mi cerebro o pudieran matarme", explica Smith.

Inmediatamente después de la intervención, el joven notó que algo había cambiado en él: "Estaba muy diferente justo después de la operación", confesó.

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A las dos semanas, Jody se percató de algo más, su miedo permanente al vacío había desaparecido; ya no le perseguía el hecho de que acabaría muriendo.

En un principio vio esto como algo positivo. No fue sino hasta un año después que fue consciente de hasta qué punto sus respuestas al miedo habían cambiado.

Un día, mientras caminaba por Newark, una mujer gritó hacia un grupo de cinco hombres vestidos de forma similar al otro lado de la calle. Luego lo señaló a él.

Los sujetos se le acercaron rápidamente y fue entonces cuando se dio cuenta de que estaba a punto de ser asaltado.

Sin embargo, en lugar de asustarse o tratar de evitar a los desconocidos que se acercaban, continuó caminando despreocupado, directamente hacia ellos. Esta reacción fue una sorpresa tanto para él, como para sus asaltantes.

Doctor analizando una placa del cerebro. | Foto: Pexels

Doctor analizando una placa del cerebro. | Foto: Pexels

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Poco después, volvió a actuar con una indiferencia poco habitual cuando le picó una araña: "Simplemente la miré, ni siquiera la aparté instintivamente", contó.

Smith pronto empezó a experimentar, poniendo a prueba los límites de su valentía, al exponerse a escenarios que antes le hubiesen aterrado.

"Como ávido excursionista, me encuentro con frecuencia cerca de los acantilados. La experiencia del miedo cerca de los acantilados era claramente diferente", asegura.

"Seguía sin querer caerme, y seguía sintiéndome tenso si empezaba a resbalar al escalar, pero no sentía la parte del miedo”, explicó.

Para Jody, el efecto secundario de su cirugía fue inesperado. Nadie le advirtió que esto podría ocurrir. No obstante, aparte de algunos problemas menores de memoria y concentración, el joven considera que su vida ahora está mejor que nunca. En muchos sentidos, es más fácil.

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