Un millonario insulta a un hombre pobre en una gasolinera, pero aprende una lección solo una hora después - Historia del día
Un hombre iba al volante de su elegante auto. Entró en una abarrotada gasolinera y decidió ponerse delante de un conductor que tenía un carro viejo y destartalado.
Randy Durán estaba apurado y su BMW se estaba quedando sin gasolina. Por eso, sin importarle el derecho que tenía el otro hombre, se interpuso frente a su vehículo en la cola y de paso lo insultó.
Nada iba a estropear su cita. Por eso, cuando se percató que se le estaba terminando el combustible, pensó en entrar rápidamente a la estación de servicio y recargar su tanque.
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Debido a la cantidad de autos en espera en la gasolinera, Randy supo que no sería algo rápido. Por un momento pensó en seguir su camino porque la cola lo iba a retrasar. Pero hacía rato que su coche reclamaba una carga: si no ponía combustible ahora, sabía que se quedaría varado.
De pronto vio una oportunidad cuando un viejo camión azul que había estado delante de él ahora se quedaba atrás. De inmediato pensó en quitarle su lugar cuando el siguiente auto avanzara.
Listo para la acción se pudo delante del vehículo del hombre pobre. Visiblemente molesto, el chófer del camión azul le tocó su bocina en señal de protesta. Randy le respondió haciéndole una señal grosera con la mano desde su ventana.
Para su sorpresa, el otro hombre saltó y caminó hacia él. Era alto, tenía una barba pelirroja muy pulcra, y parecía cualquier cosa menos amigable. "¡Te metiste en la fila! ¡Era mi turno!", dijo con evidente molestia. Randy negó su mala acción y le contestó que seguramente se había quedado dormido al volante porque él estaba al frente.
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La discusión entre los conductores continuó. El hombre del camión señaló al millonario que lo había visto llegar. Sabía que estaba detrás de él en la cola para llegar al surtidor de combustible.
El sujeto adinerado que ya estaba bastante alterado argumentó que tenía una cita importante y que no podía llegar tarde. Sin embargo, el otro chófer manifestó que todos quieren volver a casa y a sus vidas.
Acto seguido, Randy, en tono de burla le dijo que seguramente tenía cosas relevantes por hacer en su barrio mugroso. El hombre solo expresó con lástima en su rostro: "No sabes nada sobre mí o mi vida".
El millonario contestó groseramente. Sus palabras estaban cargadas de desprecio y solo por tener una condición social superior a la del sujeto del camión azul.
"Sé que solo mi coche vale más de lo que ganarás en toda tu vida. Así que vete a la m**** y deja de interferir con mis planes", dijo.
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Ante sus ínfulas de superioridad, el humilde ciudadano al que le había robado su lugar en la cola para la gasolina le dio una reflexiva respuesta.
"La forma en que te comportas me dice exactamente quién eres tú, y no ninguna sorpresa", puntualizó mientras se encogía de hombros y volvía a su automóvil.
Muchos pensamientos corrían por la mente de Durán. ¿Qué habría querido decir con eso de que no era ninguna sorpresa? Pero como la cola avanzó, el millonario se olvidó de todo y surtió su auto con gasolina.
Al salir de la estación de servicio retomó su camino, pero algo imprevisto sucedió. Su BMW se sacudió y comenzó a salir humo por debajo del capó. Se detuvo a un lado de la vía y salió rápido del carro.
Intentó llamar a un servicio de auxilio vial, pero su teléfono se había quedado sin señal. Puso un triángulo de seguridad y comenzó a hacer señas a los autos que pasaban con la intención de que lo ayudaran.
Nadie se detenía. Iban a toda velocidad y no les importaba lo que le ocurría al hombre varado en la carretera. Ya se estaba haciendo de noche cuando un carro se paró detrás de él.
"Hola, ¿necesitas ayuda?", preguntó el hombre, que resultó ser el mismo de barba pelirroja de la estación de servicio con el que había discutido.
Randy estaba muy apenado. Con mucha vergüenza le dijo que su auto se había dañado y su celular se había quedado sin servicio. Le preguntó si podía prestarle el suyo.
Sin embargo, el chófer del camión azul le dijo que le dieran un vistazo al BMW antes de llamar a una grúa. Pensó que podría arreglarlo.
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Aunque lo puso en duda, abrió la capota del motor. Le pidió a Randy que encendiera su elegante vehículo y al girar la llave su nave ronroneó.
“¡Gracias!”, expresó con emoción Durán, al tiempo que le comentó al hombre que nadie se había detenido a ayudarlo. "Te debo una disculpa y una deuda de gratitud".
El conductor del auto viejo y destartalado manifestó que no le debía nada. Expresó que no lo hizo por él y puntualizó que se paró porque la gente decente ayuda a los que están en problemas.
Indicó que sus padres le habían enseñado a ser decente, aunque fuera pobre. Esa fue la lección que aprendió el millonario. A pesar de haber insultado al humilde señor, él lo ayudó sin pedir nada a cambio.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- No juzgues a las personas por su apariencia o estado financiero. Las apariencias pueden cambiar y el dinero va y viene, pero el carácter y los buenos principios son para siempre.
- Sé fiel a ti mismo y a su ética sin importar lo que hagan los demás. El hombre podría haber estado enojado con Randy por su comportamiento, pero aun así actuó de la manera que sabía que era la correcta.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.