Se sometió al primer trasplante doble de brazo y hombro y tan solo quiere abrazar a su esposa

Tuvo un accidente que lo dejó sin brazos hace 23 años. Este año se convirtió en la primera persona en recibir un doble trasplante de brazos, y ahora ha empezado a moverlos.

La historia de Felix Gretarsson, un islandés de 49 años, es una de tragedia, caída, superación y recuperación. Aquí en AmoMama te contamos su increíble trayecto.

Todo comenzó un lunes como cualquier otro en el trabajo, en 1998. Por entonces, Felix era electricista, tenía una pareja estable y dos hijas pequeñas. Recuerda que el fin de semana había ido al cine: por entonces se proyectaba la legendaria 'Titanic'.

"Estaba trabajando para la Compañía de Electricidad de Reikjavik, y una mañana nos llamaron porque un cable de alta tensión se había soltado", relata. "Cuando llegué al poste había otro cable más cruzado, y dadas las condiciones climáticas y de luz tomé el equivocado".

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El cable en cuestión traía electricidad suficiente para abastecer a 500 hogares: Felix Gretarsson fue afortunado de salir de eso con vida. Sin embargo, las quemaduras lo hicieron perder ambos brazos, y la caída lo hizo quebrarse la espalda.

Lo que vino después de eso fue un descenso a los infiernos: psicológicamente destrozado y en permanente dolor físico, cayó en las drogas y el alcoholismo.

Así perdió también a su novia, y tampoco podía ver a sus hijitas, Rebekka y Diljá. El dinero del seguro se esfumó en sus adicciones.

Para ese entonces también se había destruido el hígado, y los médicos le dieron un ultimátum: si quería el trasplante que necesitaba, tenía que mantenerse un año en sobriedad.

"Ese fue mi momento de claridad, las cosas cambiaron, y fui a rehabilitación para recomponerme", narra. "Empecé a enfrentarme a los hechos, que tendría que vivir de alguna manera con esta discapacidad y que simplemente no estaba resolviendo nada".

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A partir de allí, pudo recomponer de a poco su vida. Incluso se compró un apartamento, un perro y un automóvil adaptado.

En 2007, supo que el célebre cirujano Jean-Michel Dubernard, que había realizado ya trasplantes inéditos, daría una conferencia en Islandia. Lo rastreó hasta su hotel para poder hablar con él.

Dubernard le dio esperanza: había una posibilidad, pero tendría que mudarse a Francia. En 2013, tras obtener la aprobación del equipo de cirujanos y realizar una campaña de recaudación de fondos, se mudó a Lyon para realizar los preparativos y esperar un donante.

Fue en Francia donde conoció a su esposa actual, Sylwia. Y tras varios intentos fallidos de obtener las autorizaciones pertinentes de las familias de potenciales donantes, finalmente este año recibió la llamada que lo cambiaría todo: había conseguido donante.

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La cirugía, a cargo del doctor Aram Gazarian, llevó quince horas, y tras eso debió quedar hospitalizado seis semanas. Pese al intenso dolor inicial, y a algunas complicaciones derivadas de la cirugía, el progreso tras unos pocos meses de rehabilitación es increíble.

"Muevo el codo en el agua, mi bícep funciona y solo han pasado cinco meses", festeja.

Le resta, sin embargo, un largo periplo por delante: según refiere que le explicaron los galenos, los nervios crecen a razón de un milímetro por día. A esa velocidad, recién tendrá terminales nerviosas en las manos para dentro de dos años.

Él, de todos modos, mantiene el optimismo y las prioridades muy claras: solo quiere volver a abrazar a sus hijas, y poder sostener en sus brazos, por primera vez, a sus dos nietos y a su esposa.

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