Una increíble madre adopta niños enfermos terminales que fueron abandonados para darles amor
La muerte es inevitable, todos tenemos absoluta certeza de ella. Sin embargo, enfrentarla con el corazón lleno de amor es una maravillosa cualidad. La enfermera jubilada Cori Salchert es ese tipo de ser humano.
Durante su infancia, una experiencia familiar marcó la vida de Cori Salchert. Su hermanita quedó discapacitada física y mentalmente y fue confinada en un hogar infantil, donde murió accidentalmente.
La idea de que esa pequeña niña había muerto sola y sin nadie a su alrededor que la amara y cuidara en sus últimos días no abandonó la mente de Cori. Hoy es el ángel de los niños desahuciados.
ENCONTRANDO EL CAMINO
Cori se tituló como enfermera y dedicó gran parte de su vida a trabajar con pacientes en cuidados paliativos y recién nacidos. Así fue como entró en contacto con una dura realidad: muchos niños no tenían oportunidad de sobrevivir.
Muy pronto, Cori sintió la necesidad de ayudar a estas familias, y fundó la organización Hope After Loss en Sheboygan. Pero pocos años después, su propia salud se resintió, debiendo pasar por varias cirugías y situaciones incapacitantes.
Así estaba en agosto de 2012 cuando recibió la llamada que cambiaría su vida y la de su familia. Le pidieron que cuidara a una pequeña de dos semanas de nacida, que carecía de hemisferios cerebrales.
Llamaron a la niña Emmalynn y la llevaron a casa, donde la cuidaron durante 50 días, hasta que murió en los brazos de Cori y rodeada por el amor y los cuidados de toda su familia.
A partir de ese momento, los Salchert han abierto sus corazones y su hogar a nueve niños adoptivos con enfermedades terminales o condiciones limitantes. Eso incluye a Charlie, que según los médicos no viviría más allá de los 3 años.
Charlie ahora tiene casi 7 años y fue adoptado legalmente por Cori y Mark, su esposo. Tiene daño cerebral irreversible debido a una falla de oxígeno en su cerebro, pero disfruta de los mimos y la atención de todos.
UN PRIVILEGIO
Junto a su esposo y sus 8 hijos, Cori acoge y ofrece un hogar estos pequeños que enfrentan tantos desafíos a diario y merecen tener amor en sus vidas. Pero su labor no es fácil ni exenta de sufrimiento.
“Puede que llore, pero no estoy desesperada, ni mucho menos. Esto no es divertido, pero es profundamente satisfactorio. Tengo el privilegio de llevar a estos niños hasta que regresen a casa con Jesús”, dice Cori, según recoge Focus On The Family.
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En su manera simple de explicar las cosas, Cori dice que a ella y a su familia se les rompe el corazón cada vez que un angelito parte de su cuidado, pero lo reconstruyen y lo hacen más fuerte.
Lo importante es hacer la diferencia en la vida de cada uno de esos niños, durante los pocos años que estén a su lado. Y con seguridad, a su manera, cada una de esas criaturas agradecen tanto amor.