Mujer de 74 años fue robada y desvalijada por la familia que acogió y que debía cuidarla
Su generosidad y confianza en el prójimo no le resultó nada bien a esta anciana, que hoy en día debe vivir en un hogar destruido y sin esperanzas de recuperar sus cosas.
Con más de siete décadas de vida, Julia Rodríguez era capaz de cuidarse por sí misma en su cómodo hogar ubicado en San Pedro de A Ramallosa, Galicia. Pero una aparatosa caída en la cocina cambió todo para ella.
A la espera de una cirugía y con un par de muletas para desplazarse, supo que necesitaba ayuda. Pero confió en personas equivocadas y ahora sufre las consecuencias. En AmoMama tenemos los detalles de su dramática historia.
Anciana agobiada por la tristeza. | Foto: Shutterstock.
HERENCIA NO MERECIDA
Julia comenzó a buscar una persona en la que pudiera confiar para limpiar su hogar, hacerle las comidas y ver a diario que ella estuviese bien y quizás acompañarla al médico.
Una amiga le dio el número de una chica que se podía encargar de la limpieza, y la conexión entre ambas fue muy buena. Cuando la chica le pidió en alquiler el piso de arriba, Julia tuvo una idea.
“Le dejaba la casa sin que me pagara nada a cambio de que miraran por mí; de que me llevaran al médico, de que me llevaran a las compras”, explica la anciana, según recoge Telecinco.
La joven aceptó de inmediato y se mudó al segundo piso con su esposo y sus dos hijos pequeños el pasado 29 de marzo. La chica era un encanto, además de eficiente era muy amable y cariñosa.
Así fue como a Julia se le ocurrió cambiar su testamento para dejarle todo a la cuidadora, siempre y cuando la cuidara y atendiera hasta su muerte. Por alguna absurda razón, eso hizo cambiar completamente a la joven.
De un momento para otro dejó de cumplir con sus obligaciones. No limpiaba, no hacía las comidas, ni siquiera saludaba. Da alguna manera comenzaron a sentirse dueños del lugar y la presencia de Julia comenzó a incomodarlos.
HOGAR DESVALIJADO
Cuando la anciana protestó, recibió amenazas de parte de la familia que habitaba su hogar. Cuando instalaron una piscina y dañaron el motor del pozo dejando la casa sin agua, Julia decidió llamar a la Guardia Civil.
Tras eso, la cuidadora cortó la luz de la casa y comenzó a recoger sus cosas para marcharse. Pero también desvalijó el hogar de Julia, dejándolo prácticamente inhabitable. Se llevaron hasta las bombillas.
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“Todo se lo llevaron. No quedó nada, ni de cristalería… Nada de nada. Se lo llevaron todo”, expresa Julia apesadumbrada, según cita Telemarinas.
Sin muchas esperanzas de recuperar sus cosas, y necesitando de la colaboración de algunos vecinos por cuanto su casa aún no tiene agua, Julia aún no entiende el horror que tuvo que vivir por su acto de generosidad.